¿Qué pasa cuando un espacio seguro deja de serlo? LGBT, Eurovisión y Operación Triunfo

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En 1998 Dana International ganaba el festival de Eurovisión representando a Israel. El nombre de la canción, ‘Diva’, no podría ser más icónico del tópico que rodea a una presunta subcultura homosexual. Para muchos, ese fue el momento en que el festival alcanzó una nueva dimensión: ser un símbolo del público LGTB y, en particular, de los hombres homosexuales. Otra brecha abierta a favor de estas siglas por una mujer transexual.

El de finales de los 90 no era un contexto sembrado de referentes, la normalización parecía mucho más lejana desde occidente hasta oriente y la canción, con letra en hebreo y español, ya empezó causando problemas en su propio país al soliviantar a los judíos ultraortodoxos. En cambio, el festival no ha dejado de acoger o crear esas grandes divas; mujeres poderosas que encontraron la última polémica continental en 2014. La imagen de Conchita Wurst, un personaje artístico creado para resaltar la diferencia, puso a prueba el efectivo impacto de una mujer barbuda.