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Viviana González tenía ocho años cuando supo que era trans. Entonces, vivía con su hermana mayor y su mamá, que había llegado a Buenos Aires desde la provincia de Corrientes siendo muy joven. «Nos crió como madre soltera y como pudo. Crecimos de forma acelerada. A los 10 empecé a trabajar en verdulerías y mi hermana como empleada doméstica», recuerda González.