Cuando el amor no se atreve a decir su nombre

Un análisis de «Para acabar con Eddy Bellegueule», la controvertida novela del francés Édouard Louis en la que que relata su infancia gay en el mundo rural (por  Nicolás Mavrakis)

Édouard Louis (Francia, 1992, originalmente Eddy Bellegueule) nació con los elementos para que su cuerpo desarrollara rápido ‒“le robaba la ropa a mi hermana y me la ponía para desfilar”‒ una afrenta particular a determinados tipos de masculinidad. En especial la que “encarnaba todos los valores masculinos tan celebrados” mediante el procedimiento de resistirse “a la disciplina escolar”.

Nacido y criado como mártir ‒que en griego significa testigo‒, Eddy Bellegueule es, en Para acabar con Eddy Bellegueule (Salamandra, 2015), una víctima de los prejuicios de una Francia particularmente provinciana a finales de la década del noventa del siglo XX. Y esa es una Francia interesante para cualquier lector porque se mantiene intacta frente al progresismo cultural y social parisiense, y lejos de la influencia de sus históricos recintos de pensamiento académico, históricamente permeables al amor que no se atreve a decir su nombre.

Refractaria de esa cultura oficial, la Francia de Eddy Bellegueule es la Francia profunda y reaccionaria de Jean-Marie Le Pen ‒una Francia coherente con su historia antes que con sus deseos conscientes, si se tiene noticia del premio Nobel Patrick Modiano‒, y en la que pueden desatarse verdaderos festines de sadismo, intolerancia y ‒a falta de una palabra más precisa‒ discriminación.

Abusado y marginado en el bachillerato, acusado y estigmatizado en su casa familiar, Eddy Bellegueule aprende de la peor forma la que será la peor parte de su vida de “marica, loca, maricón, mariposón, mariquita, sarasa, julandrón, amanerado, invertido, amanerado, afeminado, bujarrón, puto, o el homosexual, el gay”.

Seguir leyendo…. Para acabar con Eddy Bellegueule (por  Nicolás Mavrakis)