«No soy el primer hombre o persona masculina que se queda embarazado».
Pol Galofre, badalonés de 33 años, luce una barriga de ocho meses y habla con la ilusión de quien está a punto de adentrarse en la aventura de la crianza. Este joven trans siempre tuvo claro que quería gestar, explica, y cuando se quedó preñado decidió anunciarlo a los cuatro vientos. «Como sociedad tenemos que empezar a entender que esta es una realidad», defiende.
La existencia en Catalunya del Servei Trànsit, de atención a la salud de las personas trans, le han facilitado las cosas.
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