Hace unos días compartimos aquí una información sobre la tendencia a que sean las marcas de lujo las que más rápidamente incorporan el discurso sobre la diversidad sexual y las expresiones de género en sus campañas publicitarias. Se vio en el siglo pasado en relación a las mujeres, en las revistas pensadas para las damas de la alta sociedad. Y, en relación a la población LGTBI+, se observa actualmente. Es como si, a determinada moda, le resultaran más útiles los cuerpos disidentes para mostrar determinados cortes, colores y complementos.
Compartir esa información surgió a raíz de la aparición de Paul B. Preciado en un anuncio de Gucci:
Paul Preciado, el revolucionario filósofo trans que ha inspirado a Alessandro Michele y Gus Van Sant para Gucci
Pero el visionado del anuncio nos dejó cierto sabor amargo. Una sensación que hoy vemos reflejada en un texto de Miquel Martínez, Profesor de Filosofía. Grupo Ruptura, publicado en el diario El Salto: Paul B. Preciado, Gucci y las miserias del capitalismo
Miquel Martínez transmite cierta sorpresa sobre la presencia de Paul B. Preciado en la campaña. Es como si le costara creer que haya aceptado participar en este guión con todo lo que ello implica: «¿Se ha preocupado en saber que Gucci forma parte de un gran conglomerado —el grupo Kering— al que pertenecen un alto número de empresas transnacionales y que, como tal, representa el culmen del modelo capitalista y de la lógica neoliberal?»
Y, más adelante, el autor cuestiona incluso el alcance de su presencia en la campaña: «En efecto, pretender que una acción de este tipo es útil para dar visibilidad a discursos y a prácticas subjetivas disidentes implica una perspectiva tan reduccionista como la que, a la inversa, manifiestan el economicismo y el mecanicismo que tradicionalmente se han atribuido al marxismo en su versión más ortodoxa.»
Pero en esta reflexión hay otro aspecto a tener en cuenta: ¿qué dice Paul B. Preciado en su discurso? Desde la pantalla de un televisor (la pantalla tarima) Paul B. Preciado (el actor que rompe la cuarta pared) se dirige directamente a Silvia, la persona espectadora que le escucha mientras hace sus ejercicios matutinos para desentumecer ese cuerpo recién levantado. Preciado expone su discurso sobre los monstruos creados y habla de la opresión patriarcal y colonial… Entonces, ¿qué queda de la lucha de las clases sociales? ¿Y qué hay sobre el capitalismo? La cuestión también ha sido borrada ahí, y su ausencia en ese marco la hace más presente.
Hemos ido a las redes para ver qué se anda diciendo de todo este asunto. La mayor parte de las críticas, como suele suceder, se concentran en su persona: absorbido por el sistema, hace tiempo que anda en el extractivismo, se ha vendido al capitalismo, solo se representa a sí mismo,… Son solo algunos ejemplos de las ideas encontradas, que a veces -solo a veces- vienen acompañadas de matices en positivo: es una opción que Preciado ha tomado y está en su derecho o no podemos olvidarnos de todo lo que ha aportado a las luchas queer.
Miquel Martínez duda del alcance de la visibilidad y desde aquí añadimos el temor a que el debate tampoco tenga mucho recorrido.
Amparo Huertas Bailén
Universidad Autónoma de Barcelona