«Vertele!»: 2020, año clave para la visibilidad trans

‘Veneno’, ‘Disclosure’ o ‘Transhood’: por qué 2020 ha sido un año clave para la visibilidad trans

Acaba 2020 con un puñado de ejemplos que demuestran que la visibilidad trans es una tendencia en la televisión, lo que supone una grandísima noticia para que la diversidad en la pequeña pantalla sea cada vez mayor. ‘Veneno’, ‘Disclosure’, ‘Ellas’ y ‘Transhood’ lideran el año de producciones en esta línea.

Conscientes de que por delante hay todavía mucho margen de mejora -algo que los citados proyectos también se encargan de poner en evidencia-, merece la pena detenerse a analizar esta posible tendencia que, de mantenerse, sería una aún más buena noticia en cuanto a diversidad en televisión.

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Ese giro también lo pudimos ver ayer, 29 de diciembre de 2020, cuando Sativa defendió en «First Dates» (Cuatro) la necesidad de mostrar vidas divertidas, no centradas en el drama:

Pero… ¿y los hombres trans? ¿Es más fácil llegar a las pantallas a las mujeres trans? ¿Por qué? ¿Es más fácil llegar a las pantallas para las mujeres trans que adoptan un modelo conservador de ser mujer? ¿Es más fácil llegar a las pantallas para las mujeres trans con un físico que responde al estereotipo de belleza inculcado?

Cuando la lucha LGTBI+ es absorbida por el capitalismo: Paul B. Preciado en una campaña de Gucci

Hace unos días compartimos aquí una información sobre la tendencia a que sean las marcas de lujo las que más rápidamente incorporan el discurso sobre la diversidad sexual y las expresiones de género en sus campañas publicitarias. Se vio en el siglo pasado en relación a las mujeres, en las revistas pensadas para las damas de la alta sociedad. Y, en relación a la población LGTBI+, se observa actualmente. Es como si, a determinada moda, le resultaran más útiles los cuerpos disidentes para mostrar determinados cortes, colores y complementos.

Compartir esa información surgió a raíz de la aparición de Paul B. Preciado en un anuncio de Gucci:

Paul Preciado, el revolucionario filósofo trans que ha inspirado a Alessandro Michele y Gus Van Sant para Gucci

Pero el visionado del anuncio nos dejó cierto sabor amargo. Una sensación que hoy vemos reflejada en un texto de Miquel Martínez, Profesor de Filosofía. Grupo Ruptura, publicado en el diario El Salto: Paul B. Preciado, Gucci y las miserias del capitalismo

Miquel Martínez transmite cierta sorpresa sobre la presencia de Paul B. Preciado en la campaña. Es como si le costara creer que haya aceptado participar en este guión con todo lo que ello implica: «¿Se ha preocupado en saber que Gucci forma parte de un gran conglomerado —el grupo Kering— al que pertenecen un alto número de empresas transnacionales y que, como tal, representa el culmen del modelo capitalista y de la lógica neoliberal

Y, más adelante, el autor cuestiona incluso el alcance de su presencia en la campaña: «En efecto, pretender que una acción de este tipo es útil para dar visibilidad a discursos y a prácticas subjetivas disidentes implica una perspectiva tan reduccionista como la que, a la inversa, manifiestan el economicismo y el mecanicismo que tradicionalmente se han atribuido al marxismo en su versión más ortodoxa.»

Pero en esta reflexión hay otro aspecto a tener en cuenta: ¿qué dice Paul B. Preciado en su discurso? Desde la pantalla de un televisor (la pantalla tarima) Paul B. Preciado (el actor que rompe la cuarta pared) se dirige directamente a Silvia, la persona espectadora que le escucha mientras hace sus ejercicios matutinos para desentumecer ese cuerpo recién levantado. Preciado expone su discurso sobre los monstruos creados y habla de la opresión patriarcal y colonial… Entonces, ¿qué queda de la lucha de las clases sociales? ¿Y qué hay sobre el capitalismo? La cuestión también ha sido borrada ahí, y su ausencia en ese marco la hace más presente.

Hemos ido a las redes para ver qué se anda diciendo de todo este asunto. La mayor parte de las críticas, como suele suceder, se concentran en su persona: absorbido por el sistema, hace tiempo que anda en el extractivismo, se ha vendido al capitalismo, solo se representa a sí mismo,… Son solo algunos ejemplos de las ideas encontradas, que a veces -solo a veces- vienen acompañadas de matices en positivo: es una opción que Preciado ha tomado y está en su derecho o no podemos olvidarnos de todo lo que ha aportado a las luchas queer.

Miquel Martínez duda del alcance de la visibilidad y desde aquí añadimos el temor a que el debate tampoco tenga mucho recorrido.

Amparo Huertas Bailén
Universidad Autónoma de Barcelona

 

La última frontera (por el momento) de la igualdad constitucional

En el binomio sexo/género se han concentrado con más intensidad que en ningún otro ámbito las resistencias al reconocimiento de las diferencias individuales.

El matrimonio entre personas del mismo sexo no estaba en la cabeza de los constituyentes, pero sí está en la Constitución.

Hay otros, como la violencia de género, que exigen más que la aprobación de una ley. Pero el matrimonio entre personas del mismo sexo o la interrupción del embarazo no.

Los seres humanos, por el contrario, no podemos coexistir sin explicarnos a nosotros mismos el por qué y el cómo de nuestra convivencia. Tenemos que «gestionar» nuestras diferencias. Para ello, tenemos que inventar «ficciones» a través de las cuales explicar la forma en que nos relacionamos los unos con los otros. Nuestra vida descansa en «ficciones», en entes de razón inventados por nosotros mismos para hacer posible la convivencia. Es nuestra capacidad «fabuladora», nuestra capacidad de «inventar ficciones», la que nos ha permitido transitar de la pura «coexistencia» animal a la «convivencia» humana.

Y para garantizar el ejercicio del derecho a la diferencia individual es para lo que está el principio de igualdad en la Constitución. No para que todos seamos iguales, que es radicalmente imposible, sino para que cada uno tenga derecho a ser diferente.

Fragmentos de un texto de Javier Pérez Royo en el Diario.es