Mishima, homosexualidad y esteticismo

+ info: Scielo (José Ricardo Chaves, 2013)

En este ensayo se aborda la relación existente entre belleza, homosexualidad y pensamiento esteticista en la obra de Yukio Mishima. La ilustración se da a partir del análisis de tres obras del escritor japonés: Confesiones de una máscara, El color prohibido y El pabellón de oro, lo cual permite contrastar las visiones del mundo europeo y el japonés con respecto al tema de la sexualidad. Se plantean, además, las similitudes existentes en la obra El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde y la novela El color prohibido. Finalmente, se hace una lectura del lugar que ocupa la belleza, desde el punto de vista de los valores estéticos, en la novela El pabellón de oro.

The Coded Queer Lives of a Hollywood Classic

+ info: Literary Hub

What were we meant to be feeling at the movies in the 1950s on hearing a line like this? What do we feel now? What is this insinuating rumor about the cat, the bag, and the river getting at? How did movies make such magic out of masked meanings?

We looked at the screen, and things there seemed so real or emphatic—the men, the women, the sky, the night, and New York. In Sweet Smell of Success (1957) you believed you could sniff the black-and-white stink of the city. Wasn’t that in the contract as light ate into film’s silver salts? But the things depicted were also elements in a dream—nothing else looks like black-and-white. And because we believe dreams have inner meanings, not meant to be understood so much as lived with, we guessed there might be a secret within the facts. Was it just a gorgeous, repellent mood in Sweet Smell, or was a larger odor hanging over the film? […]

El mito de James Dean o la tragedia del chico gay de un pequeño pueblo

+ info: ValenciaPlaza

No tuvo declive, ni gloria, sino un efímero estrellato que saltó por los aires en un accidente de tráfico. Una amiga que compartió rodaje con él en Rebelde sin causa (1955, Nicholas Ray) le comparaba con una estrella fugaz enorme, que hubiera iluminado el cielo una sola noche. Kenneth Anger en Hollywood Babilonia II habla de él como “un cometa fugaz”. Era un actor aún en ciernes cuando le sorprendió la muerte y su gloria póstuma le enalteció de un modo casi religioso, beatífico, hasta el punto que el verdadero Dean ha quedado siempre obviado.