Así es ser profe trans en España

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Hace tres años me presenté a las oposiciones para ser profesor y aprobé. Decidí ser profesor porque para mí la educación es la clave para combatir las desigualdades y formar a las futuras generaciones. Entonces tenía otro nombre, uno con el que no me sentía identificado. Llevaba apenas dos meses hormonándome para poder cambiar mi DNI y poder decir que legalmente era quien soy.

En España para poder modificar tu género y nombre en la documentación oficial, se exigía un mínimo de dos años tomando tratamiento hormonal con estrógenos, progestina o testosterona. En mi opinión es una tontería, no por hormonarte más o menos eres más o menos hombre, mujer o lo que quieras ser.

 

Un bachillerato trans y con perspectiva de género

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Viviana González tenía ocho años cuando supo que era trans. Entonces, vivía con su hermana mayor y su mamá, que había llegado a Buenos Aires desde la provincia de Corrientes siendo muy joven. «Nos crió como madre soltera y como pudo. Crecimos de forma acelerada. A los 10 empecé a trabajar en verdulerías y mi hermana como empleada doméstica», recuerda González.