«Empecé a hormonarme con 13 años con el dinero que ganaba prostituyéndome»: así era ser mujer #trans en la España de #Franco

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“El precio que tuve que pagar para conseguir una paga ridícula para poder vivir, fue el divorcio del hombre que más he querido y quiero en mi vida”. Así sentencia Marcela Rodríguez Acosta, de 65 años, cuando le pregunto hasta qué punto, como persona trans que vivió durante la dictadura, tiene consecuencias a día de hoy. La única forma que tuvo de acceder a una paga no contributiva -una ayuda de apenas unos 400 euros- fue renunciando a su matrimonio, pues no podía constar como casada para poder acceder a ella. “Lo quiero no, lo que le sigue. En cuanto tenga la oportunidad de poder valerme monetariamente por mí misma, o cuando la vida me sonría —yo no pierdo la esperanza de que me toque una primitiva— lo primero que voy a hacer es casarme de nuevo”, dice con contundencia.

Recuerda que cuando se casó en 2005, tuvieron una boda preciosa donde no faltó absolutamente de nada en la celebración. Un amigo suyo al que le había tocado el euromillón, se encargó de la celebración: “Todo lo que te cuente de ese día es poco. Pero mi ilusión es volver a hacerlo, poder estar casada con el hombre que quiero y con el que llevo 39 años, y volver a celebrarlo. Eso sería un triunfo para mí”.

Stacy Velásquez: «A las mujeres trans nos prefieren prostitutas antes que vecinas»

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A Stacy Velásquez llegar al colectivo guatemalteco OTRANS-Organización Trans Reinas de la Noche le salvó la vida. Como migrada y extrabajadora sexual, apela a los feminismos como una herramienta clave de la lucha de las personas trans: «Lo mejor que a la organización le ha pasado ha sido feminismo, porque vimos que podíamos ser libres e independientes y hacerlo en colectivo».

El trabajador sexual en la pantalla: víctimas, culpables e inadaptados

+ info: Revista Mediterránea, Eladio MATEOS-MIERA, 2019

El cine y la televisión han representado audiovisualmente en numerosas ocasiones el trabajo sexual realizado por hombres, aunque no siempre respondiendo a la realidad de la profesión. Este artículo trata de identificar los estereotipos que estos medios han acuñado sobre el trabajador sexual, fundamentalmente el que ejerce la profesión con otros hombres y en menor medida el que la ejerce con mujeres, y comprobar su vigencia o si la incorporación al discurso social hegemónico de la subcultura gay y de una homosexualidad normativa hacambiado la manera en que la pantalla lo retrata. Con una metodología cualitativa,propone el análisis de contenido sobre la representación audiovisual del trabajador sexual en la filmografía de las democracias occidentales entre 1957 y 2017, con el referente de un amplio corpus de trescientos textos audiovisuales, de los que se usan en el trabajo 32. Las conclusiones apuntan a la permanencia de estereotipos y la conservación del trabajo sexual masculino en el ámbito privado que se escenifica por el uso de géneros cinematográficos como el drama y el melodrama, sin trascender al espacio social y político y manteniendo la normatividad social que estigmatiza a los trabajadores sexuales como víctimas, culpables e inadaptados, incapaces de constituirse como sujeto político y social y, por tanto, sin poder sobre su propio destino.