Poco periodismo, mucho espectáculo

 

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El infoentretenimiento, por supuesto, no es nada nuevo, sólo un fenómeno tremendamente ampliado gracias al avance tecnológico que se traduce en hiperinformación y en prosumidores.

Las estrategias empresariales han conducido a que, poco a poco, el periodismo, sobre todo en TV, gire hacia una especie de espectáculo donde el periodista es el protagonista. Así surge la información como entretenimiento.

El infoentretenimiento, por supuesto, no es nada nuevo, sólo un fenómeno tremendamente ampliado gracias al avance tecnológico que se traduce en hiperinformación y en prosumidores. Hace tiempo que el profesor Mariano Cebrián Herreros comenzó a hablar de vedettización del periodismo. La información se empezaba a mezclar con excesivo protagonismo del presentador de informativos y otros periodistas, hasta el punto de que comenzó poco a poco a prevalecer la forma sobre el fondo, al tiempo que los temas eran tratados con mayor ligereza. El periodista empezaba a ser noticia por sí mismo, algo que ha ido en aumento, contraviniendo una máxima clásica de la profesión: el periodista no es noticia sino intermediario entre ella y los públicos.

Periodismo y empresa

Hoy, el presentador es a menudo clave en un informativo de televisión, lo vemos deambulando por el amplio set, en diálogo con su compañero o compañera, a veces en una especie de coqueteos mutuos e incluso, fuera del estudio del informativo, en otros estudios pero esta vez anunciando productos con lo cual se están vulnerando los códigos deontológicos que prohíben mezclar periodismo con publicidad. Sin embargo, como los colegios de periodistas no tienen poderes ejecutivos tal y como son los casos de los colegios de médicos o de abogados, ahí está, ante nuestros ojos, una falta total de profesionalidad por parte del periodista y una teatralización del periodismo. Y es que periodismo, empresa y poder entrecruzan demasiado sus caminos y los mezclan.

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