Cómo con el «creador de contenidos» se ha creado una industria mediática del individuo

 

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También sobre por qué los youtubers se mantuvieron y los blogueros no… aunque el blogging resurge y está mejor que nunca

¿Por qué los youtubers consiguieron crear audiencias, hacerlas crecer y montar alrededor de ello un gran negocio que no ha parado de aumentar y  los blogueros no? Mientras preparaba una conferencia para la Platzi Conf España sobre “la industria mediática del individuo” (el vídeo) me asaltó esta duda que para los blogueros viejos como un servidor tiene una parte de afrenta: siempre nos creímos más listos, más intelectuales y con más cosas que decir que los chavales de los vídeos

Una primera hipótesis es que los youtubers acertaron en su apuesta por el LOL. No me refiero al videojuego, sino a arrancar su industria desde el entretenimiento cuyos grandes referentes – las televisiones – tardarían mucho en saltar a digital. Por nuestro lado en los blogs hubo una enorme dispersión de género, pero abundó mucho más el analista que basculaba entre opinar e informar. Una vez que la herida de la explosión de la burbuja punto com dejó de picar, casi todos los medios tradicionales dedicaron algo de prioridad a su versión digital y el terreno más informativo pasó a encontrarse en disputa entre muchas más voces.

 

Hay también una variable, la del modelo de negocio publicitario que Youtube resolvió mejor. Eran tiempos ingenuos, en las la mercantilización del internet que tenemos hoy estaba lejos todavía y la idea de hacer algo de dinero se miraba con sorpresa (con agrado también) y para los que experimentaban a los dos lados hubo resultados desiguales: el blog personal tenía audiencias moderadas y un CPM publicitario (una forma de cuantificar el precio de los anuncios en digital, el coste por mil impresiones) bajo; Youtube por su parte producía grandes audiencias y un CMP algo más alto.

Podemos sumar que “lo personal” como temática empezó a ser mejor atendido en otras plataformas, desde Tuenti y Facebok hasta poder expresarlo con imágenes en Fotolog, Flickr y luego Instagram. Twitter fue la puntilla, incluso para quien tenía la pretensión de participar – quizás influir – en la conversación pública, el “microblogging” en una plataforma centralizada ofrecía una mucha mejor relación alcance / esfuerzo.

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Imagen de la entrada de Gerd Altmann en Pixabay

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