Los filtros perpetúan el colorismo y uniformizan la belleza

 

Selección

Los algoritmos y las herramientas de edición de las redes sociales fomentan el ideal europeo de piel blanca y ocultan la más oscura. Algunos expertos piden una prohibición completa para evitar que las jóvenes acaben haciéndose daño física y mentalmente con traumas y peligrosos tratamientos blanqueadores.

Tate Ryan-Mosley

Cuando Lise era adolescente en Georgia (EE. UU.), sus compañeros de clase la acosaban continuamente. Había llegado unos años antes desde Haití con su familia y no encajaba con los otros alumnos. Se burlaban de ella por su acento, decían que «olía raro» y criticaban su comida. Pero con mayor frecuencia la atacaban con comentarios sobre su tez oscura. A veces, los profesores la enviaban a casa desde la escuela porque no podía dejar de llorar. Cuenta: «Recuerdo que me iba a casa y cogía esas cosas de alambre de cobre con las que se friegan los platos. Iba al baño, tomaba la crema blanqueadora de mi madre y me frotaba la piel».

Sus compañeros de clase blancos no eran los únicos que la atacaban. Los alumnos negros también la acosaban, por ser forastera, por ser demasiado diferente. Recuerda que se preguntaban: «¿Por qué es tu piel tan oscura?»

Justo cuando pensaba que la situación no podía empeorar, su teléfono se convirtió en un flujo interminable de imágenes de mujeres hermosas y de piel clara que recibían docenas, centenares o incluso miles de me gusta y comentarios positivos. Poco a poco empezó a notar que el mundo valoraba partes de ella, como sus curvas y sus labios, pero no su piel oscura, ni su cabello. No todo su ser, no todo junto.

Mientras luchaba por sobrellevar el acoso, Lise se convenció a sí misma de que la culpa era del color tan oscuro de su piel. Y las plataformas de redes sociales y la cultura visual de internet sugerían lo mismo.

Incluso en su círculo más cercano, se reforzaba el rechazo a su piel oscura. Se dio cuenta de que su madre, sus tías y amigas usaban cremas para aclarar la piel que ella tomaba prestadas después de la escuela, muchas de las cuales contienen toxinas e incluso compuestos cancerígenos. Fue confuso: su comunidad luchaba contra el racismo, pero algunos de los prejuicios que experimentaba provenían de personas negras.

las redes sociales lo empeoraban.

El prejuicio que experimentó Lise, el colorismo, tiene una larga historia, impulsado por los ideales europeos de belleza que asocian la piel más clara con pureza y riqueza, los tonos más oscuros con el pecado y la pobreza. Aunque está relacionado con el racismo, es distinto porque puede afectar a personas independientemente de su raza y puede tener efectos diferentes en personas del mismo origen.

Seguir leyendo: MIT

Vistas:

182