¿Mostrar los muertos de la pandemia?

 

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Mostrar los muertos de la pandemia: ¿un recurso comunicativo para concienciar o una forma de traumatizar?
No todo sirve para informar o sensibilizar porque se corre el riesgo de que sea contraproducente: algunos estudios sugieren que la exposición mediática durante una epidemia puede amplificar las consecuencias para la salud pública al provocar ansiedad, angustia y estrés

El aumento constante de casos de infección por coronavirus en España desde hace semanas y las imágenes de individuos que no cumplen con las múltiples medidas de higiene y seguridad son claramente preocupantes. Esta situación ha llevado a muchas personas a manifestar en los medios que esta falta de civismo se debe, en gran parte, a una falta de concienciación sobre el sufrimiento y las muertes que ha provocado la pandemia de COVID-19. En ese sentido, Arturo Pérez Reverte comentaba hace unos días en el artículo No vimos bastantes muertos de la revista XL Semanal: «No nos han enseñado suficientes muertos. Por eso todos estos meses de tragedia y dolor no han servido para un carajo. Y aquí estamos. Acabando agosto puestos de coronavirus hasta las trancas. Protestando porque no nos dejan bailar en las discotecas».

Es cierto que uno de los recursos, con respaldo científico, usados en las campañas públicas para disminuir comportamientos de riesgo es apelar a las emociones de la audiencia. Para ello se utiliza el drama, el sufrimiento y muertes ficticias para intentar provocar cambios en los hábitos del público. Las campañas de la Dirección General de Tráfico (DGT), por ejemplo, suelen recurrir con frecuencia a anuncios con accidentes dramáticos para concienciar a los espectadores sobre los peligros de las malas prácticas al volante. Las cajetillas de tabaco, con grotescas imágenes de enfermedades asociadas al hábito de fumar y enunciados rotundos sobre sus efectos perjudiciales, persiguen el mismo objetivo.

La COVID-19 tampoco ha sido una excepción para las campañas de concienciación. En los últimos meses han surgido anuncios en múltiples países, incluido España, en los que se muestran las nefastas consecuencias de confiarse en plena pandemia e incumplir las normas de seguridad. O en los que aparecen pacientes que han sufrido la enfermedad y ofrecen su desgarrador testimonio personal. Sin embargo, está claro que estos anuncios no llegan a todo el mundo ni tampoco convencen a todos los que los ven. ¿Se debería ir más allá y mostrar el lado más crudo de la pandemia, incluyendo a los muertos? El periódico The New York Times decidió en mayo que esto era necesario y publicó una portada que no dejó indiferente a nadie: una primera página llena de nombres y pequeños detalles biográficos de cientos de fallecidos por el coronavirus. La revista National Geographic y el periódico El Mundo fueron mucho más allá y publicaron fotografías con fallecidos por el coronavirus, lo que generó multitud de críticas.

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