Una reflexión teórica: ¿Visualidad o visibilidad?

 

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Texto de Hadriel Theodoro (Doctorando en el Programa de Postgrado en Comunicación y Prácticas de Consumo, Escuela Superior de Propaganda y Marketing – São Paulo, Brasil)

Vivimos en un mundo hipervisual. En ningún otro momento histórico se han producido, compartido y consumido las imágenes a una escala tan grande. Especialmente con los avances en las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), destacando el importante papel de Internet, las imágenes no solo son parte de nuestra vida cotidiana, sino que también la estructuran. Así, la concreción simbólica de las imágenes se ha convertido en un elemento sustancial de las prácticas sociales.

En este marco, también es necesario considerar la hegemonía de los medios de comunicación en los múltiples procesos derivados de las diversas mediaciones que intervienen en nuestras relaciones sociales y cómo la dimensión simbólica de las imágenes se convierte en una de sus bases principales. Como Martín-Barbero (2007) resume bien, estas visualidades tienen un carácter sociocultural, que nos permite nombrar el mundo y ordenar la sociabilidad. Y es todavía más que eso, continuamente (re)definen la forma en que experimentamos y significamos la realidad.

¿Qué podemos ver?

En el consumo multipantalla, en el flujo de los entornos digitales y en la fluidez hipermedia, el imperio de la visualidad prospera, lo que nos obliga a realizar una profunda reflexión sobre el “ver”. En primer lugar, debemos reconocer que la excesiva producción-circulación-consumo de imágenes también puede producir escasez: de representación, de diversidad, de discursos. Es decir, es necesario tener en cuenta que hay muchas formas de ver, vernos a nosotros mismos y ver al Otro, y que la constitución de esta mirada también puede excluir e invisibilizar. Entonces algunas preguntas se vuelven relevantes: ¿Hacia dónde mirar? ¿Con qué mirada? ¿Qué podemos ver? ¿Qué y quién realmente puede ser visto? A partir de este punto, considero importante establecer una diferenciación conceptual entre visualidad y visibilidad.

El primer paso es reconocer que una imagen nunca es solo una imagen. Si pensamos en una fotografía o un cartel publicitario, por ejemplo, podemos verificar fácilmente que hay varios elementos (visuales, estéticos y narrativos) involucrados en su composición. Cuando comprendemos que estas características están estrechamente relacionadas con el ámbito de las relaciones sociales, podemos entender cómo las imágenes están asociadas a luchas simbólicas. Dado que las condiciones de producción, emisión y recepción de las imágenes no son igualitarias, especialmente debido a la dinámica del sistema económico capitalista, no toda la visualidad puede adquirir visibilidad.

Por lo tanto, es necesario asumir que, además de portadoras de significados, las imágenes contienen un carácter eminentemente político. No obstante, las negociaciones y los enfrentamientos están presentes en el flujo de significados a partir del cual el estado de visibilidad puede o no surgir. Una vez que una imagen es ante de todo una representación de la realidad y nunca puede contenerla en su totalidad, no debemos olvidar que detrás de cada visualidad siempre hay un sujeto, una mirada, una perspectiva, una forma de hacer visible. Entre ser o no ser visible, por lo tanto, se establecen verdaderas luchas por el significado, núcleo de lo que podemos llamar «políticas de visibilidad».

Los medios, hegemónicos o alternativos, se convierten en una instancia privilegiada para problematizar el tema de las políticas de visibilidad, ya que nos permiten verificar los tránsitos entre lo invisible y lo visible a los que las visualidades son propensas. A través de los medios de comunicación, actores y movimientos sociales tienen la posibilidad de basar sus acciones y estructurarlas para objetivar una visibilidad pública que, en retroalimentación, pueda al menos legitimar su existencia. Al apropiarse y (re)componer estas dinámicas de visibilidad, es posible pensar en el dominio de los medios como un lugar simbólico de enfrentamientos y negociaciones, condicionado por la tensión de intereses sociales diversos.

Este no es un proceso simple. Si prestamos atención a las luchas de los grupos sociales minoritarios para conseguir el estatus de ciudadanía con todos sus derechos, podemos averiguar cómo las dinámicas en torno al pasaje (o no) desde la visualidad a la visibilidad pública son bastante complejas, y están condicionadas por innumerables relaciones de poder (cultural, social, económico, político, mediático etc.). Esto se debe a que están directamente vinculadas a la capacidad de (auto)representación. En este sentido, las políticas de visibilidad se asocian con las políticas de identidad, esenciales para los enfrentamientos políticos contra la condición de subordinado que normalmente es impuesta por el orden hegemónico (Theodoro; Bailén, 2019). Este es el caso del colectivo LGTBIQ+, por ejemplo.

Personas LGTBIQ+ y formas de exclusión social

Cuando se trata de las normas hegemónicas de sexo, género y sexualidad, las personas LGTBIQ+ (gays, lesbianas, transgénero, travestis, transexuales, bisexuales, intersexo, queer y otras minorías sexuales o de género) están sujetas a numerosas formas de exclusión. Judith Butler (2011) afirma que una de sus consecuencias más crueles es el establecimiento de un patrón para la noción de «persona», de «humano». Debido a sus regímenes regulatorios, los sujetos considerados «transgresores» se convierten en una amenaza para la normalidad y el orden sociocultural hegemónico.

Por lo tanto, marginar y excluir sirve tanto para castigar como para advertir: violar el sistema hegemónico que regula nuestro cuerpo, nuestra subjetividad y nuestros deseos significa arriesgarse a convertirse en un ser abyecto, menos que humano, susceptible a todo tipo de violencia simbólica y/o física (Butler, 2011). Entre estas violencias, podemos destacar el silenciamiento (falta de voz) y la invisibilidad, que afectan directamente a su capacidad de agencia (Theodoro; Cogo, 2019).

Desde mediados del siglo XX, las luchas por igualdad, ciudadanía y derechos del colectivo LGTBIQ+ han estado marcadas por enfrentamientos en torno a la visibilidad pública. Obviamente, no se trata solo de hacerse visible, sino de buscar una visibilidad que no esté condicionada por los estereotipos y los estigmas sociales. Durante las décadas de 1960 y 1970, se relacionaron principalmente con la profunda discriminación y patologización de las personas LGTBIQ+; durante las décadas de 1980 y 1990, con el tema de la epidemia de VIH-SIDA; y, a partir de la década de los años 2000, con la necesidad de una mayor presencia de las diversas identidades que forman el colectivo.

Está claro que las políticas de visibilidad están profundamente conectadas con lo que García Canclini (2010) llama «políticas de representación». Como un proceso sociocultural compartido que otorga a ciertas imágenes la propiedad de participante en un sistema de legibilidad, la visibilidad inevitablemente abarca una característica de relevancia social. Su efectividad simbólica depende del grado de esa relevancia y de la viabilidad de su legibilidad (capacidad de ser leída, entendida). Lo que es visible, por lo tanto, no necesariamente tiene que ver con lo que se convierte en imagen, sino con lo que, a medida que surge esta visualidad, a través de las luchas por el significado y de las estrategias comunicativas, ha llegado a tener reconocido su valor sociocultural. Es decir, es un corte significativo a partir de un todo visual múltiple (Rocha, 2009).

El problema radica en el hecho de que las visualidades y, en consecuencia, las visibilidades, siempre se valoran de modo asimétrico. Las políticas de visibilidad se entremezclan con un proceso continuo de enfrentamientos, especialmente en el ámbito de los medios. Como resultado, tienen la fuerza para reconfigurar, en el proceso de constitución del espacio público, una miríada sobre las demandas (simbólicas y/o materiales) de actores y grupos sociales.

En definitiva, por un lado, no podemos ignorar las dinámicas de poder y las jerarquías que gobiernan las visualidades (lo que significa que algunas no consiguen el status de visibilidad, y que existen gradaciones de esta misma visibilidad). Y, por otro lado, debe aclararse que la imagen y su visibilidad por sí solas no tienen la capacidad de alterar por completo la realidad social. Como podemos verificar en el caso del colectivo LGTBIQ+, las imágenes y la visibilidad son uno de los frentes de la batalla. Por lo tanto, la pregunta principal es: «¿Qué significa ser visible?». No existe una respuesta única o exacta, pero podemos decir que la visibilidad va mucho más allá de la profusión de imágenes en línea, del compartir nuestras experiencias en websites de redes sociales y de lo que nuestros ojos pueden ver.

En el centro de esta problemática, una micropolítica de visibilidad probablemente sea el curso viable para alcanzar un punto medio entre la visibilidad pública y la visibilidad como articuladora de cambios socioculturales. Como vemos en el caso de las personas LGTBIQ+, por difícil que sea establecer una visibilidad que no esté marcada por prejuicios o estigmas, es imposible la contención absoluta de sus formas de (auto)representación. La imposibilidad de borrar completamente las imágenes obliga al establecimiento de las políticas de visibilidad, una política inscrita en el cuerpo e internalizada por nuestras retinas.

Referencias

BUTLER, J. Gender trouble: feminism and the subversion of identity, London, Routledge, 2011.

GARCIA CANCLINI, N. La globalización imaginada. Barcelona: Ediciones Paidos Iberica, 2000.

MARTÍN-BARBERO, J.; BERKIN, S. C. Ver con los otros. Comunicación intercultural. Mexico: FCE, 2007.

ROCHA, R. M. “É a partir de imagens que falamos de consumo: reflexões sobre fluxos visuais e comunicação midiática”. In: GASTRO, C.; BACCEGA, M. A. Comunicação e consumo nas culturas locais e global. São Paulo: ESPM, 2009.

THEODORO, H.; HUERTAS BAILÉN, A. Tratamiento periodístico de personas LGTBIQ+ refugiadas: estudio de caso sobre Pride Barcelona 2018. Ámbitos, v. 46, p. 48-65, 2019.

https://revistascientificas.us.es/index.php/Ambitos/article/view/8991?fbclid=IwAR39ZchehQr9Uvlmu_0dnckE0JTWWsQkeSaUlBaLP2TCtw1Ra07thjNINP0

THEODORO, H.; COGO, D. LGBTQI+ Immigrants and Refugees in the City of São Paulo: Uses of Icts in a South-South Mobility. Revue Française Des Sciences de l’Information et de La Communication, v. 1, p. 1, 2019.

https://journals.openedition.org/rfsic/7053?fbclid=IwAR30Mj0ycLJY0VaF6GCoAN7LGqXHToIipsD2ywcAzVJoTOS46l59KVVOHk8

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