Estas reseñas, notas y entrevistas se publicaron en papel y fueron pensadas y producidas en el marco preciso de la demanda del reino del mercado editorial, especie periodismo, categoría cultural. Como ocurre con cualquier tecnología hundida en el ocaso, el periodismo siempre puede utilizarse a la manera de esos toros indómitos de metal que aparecían en las películas norteamericanas del siglo pasado y que servían para entretenerse montando al estilo rodeo (nuestra versión autóctona sería la doma), en el fondo acolchonado de un bar. Jamás subí a una de esas máquinas, pero la imagen de esa naturaleza desbocada transformada en un mecanismo brutal sin pies,cola, ni cabeza, extracta también la certeza de que la caída, a pesar de la artificialidad del riesgo, puede doler. Reseñar un libro, redactar una nota o entrevistar a un autor para un medio periodístico es, si se me permite la metáfora, tan irrelevante a los fines de una intervención singular y efectiva en el campo cultural como montar un toro mecánico en esos oscuros bares para rednecks y creerse un cowboy (nuestra versión autóctona sería un gaucho). Aún así, el riesgo de la caída y del golpe, aunque estrictamente privado e invisible, existe. Se trata, entonces, de montar al toro mecánico con la mayor decencia posible, al menos por motivos entendiblemente narcisistas o, como podrá decodificarlo alguna sensibilidad más cómoda en la retórica de los recursos humanos, por motivos necesariamente profesionales.
Respecto a las reseñas, escritas sobre libros que en casi ningún caso me fue dado elegir —detalle que sí me parece valioso y que agradezco porque me obligó a enfrentar numerosos prejuicios—, noto que se repite, una y otra vez, una fórmula: "Este libro podría leerse como…". Pienso que hay menos ingenuidad en la timidez de la propuesta que la certeza de que no hay lectura —celebratoria o anatemática— que no sea más que una lectura posible entre muchas otras. Respecto a las notas, atraviesan temas que me interesaron y que dibujaron una parte fragmentaria del trabajo desarrollado en seminarios sobre Michel Houellebecq, Jorge Asís y la literatura argentina del siglo XXI, este último proyecto llevado adelante junto al escritor Juan Terranova en el Centro de Estudios Contemporáneos.Respecto a las entrevistas, el género más desprolijo y confuso, muchas, casitodas, suelen deparar más decepciones que sorpresas. John Katzenbach guardaba una idea sobre el mérito de terminar un libro y publicarlo que podría perfectamente ligarse a la idea que Enrique Vila-Matas tenía sobre su propio y esmerado esfuerzo por construir lectores. Beatriz de Moura, matriarca de Tusquets, sintetiza una idea del feminismo que a los setenta años parece resolver con auténtica practicidad española el debate de un siglo. Julia Kristeva, esto sí es pura anécdota, articuló ante una pregunta algo extraña un comeback que me costó al menos cinco minutos de terapia:"Es un problema complicado y finalmente no tiene ninguna importancia".La entrevista a João Gilberto Noll, por otro lado, cambiaría mi vida para siempre por motivos que nada tenían que ver con lo que registró lagrabadora. El toro puede ser mecánico, por supuesto, pero eso no lo hacemenos emocionante.