Cómo la pandemia ha alterado nuestra percepción del tiempo

 

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Marta Villena

2020 ha estado marcado por la pandemia de covid-19, pero no es lo único que ha ocurrido este año, aunque a veces lo parezca. Por ejemplo, el 7 de enero Pedro Sánchez fue investido presidente del gobierno en España. Ese mismo mes, el mundo recibió con sorpresa la muerte de la estrella del baloncesto Kobe Bryant en un accidente de helicóptero; y antes de que la crisis sanitaria estallara globalmente en marzo, Parásitos, del surcoreano Bong Joon-ho, ganó el Óscar a la mejor película, convirtiéndose en el primer largometraje de habla no inglesa en lograrlo en esta categoría.

Quizás no recordabas que estos acontecimientos habían sucedido este año; o puede que, al acordarte ahora de ellos, tengas la sensación de que el 2020 se te ha hecho muy largo. Esto se debe a que nuestra mente puede “deformar” nuestra percepción del tiempo. A veces nos parece que pasa volando y otras es como si las manecillas de los relojes se detuvieran, dependiendo de factores tanto externos como internos.

¿Cómo percibimos el tiempo?

No solo medimos el transcurso de los días, horas, minutos y segundos gracias a relojes y calendarios, sino también de manera inconsciente a través de relojes biológicos con los que cuenta nuestro cerebro. Estos mecanismos nos ayudan a situar en nuestra memoria las vacaciones del verano pasado o la reunión por Zoom de hace unas horas, como explica a Verne por teléfono Ignacio Morgado, catedrático en Psicobiología del Instituto de Neurociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona. “Los relojes internos controlan, por ejemplo, los ciclos de sueño y vigilia y la producción de hormonas y neurotransmisores que influyen en nuestra fisiología y comportamiento, pero, aunque son importantes, estas estructuras cerebrales no son las únicas responsables de que percibamos el tiempo de manera subjetiva”.

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