Núria Reguero. Instituto de la Comunicación InCom-UAB . Cada primer sábado de julio, Naciones Unidas celebra el Día Internacional de las Cooperativas. Con motivo de esta efeméride, iniciada en 1995 conmemorando el centenario de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), el Portal invita a reflexionar sobre los límites históricos y nuevas posibilidades para una comunicación al servicio de la ciudadanía.
Hemos tenido que esperar hasta el web 2.0 para experimentar la eclosión de la participación en los medios de comunicación que, a juicio de muchos intelectuales, tenía que hacer posible la radio. A finales de los años 20, época en que la radio era puesta al servicio de los gobiernos europeos, el filósofo Bertold Brecht criticaba su uso como mero distribuidor de las noticias oficiales y la aceleración de las rutinas de producción, que conllevaba la reproducción casi automática de informaciones en vez del acercamiento a los acontecimientos reales: "hay que transformar la radio, convertirla de aparato de distribución en aparato de comunicación […] no solamente hacer oír al radioescucha, sino también hacerle hablar" (Brecht, B., 1967: 56-57). Para el dramaturgo, la democratización del medio equivalía a su acercamiento con la base social, especialmente, entre los sectores más débiles de la población.
Casi un siglo después, surgen nuevas expectativas con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Su uso por parte de los movimientos sociales les ha permitido extenderse a escala nacional e internacional. La Primavera Árabe, el #15-M, Occupy Wall Street, #Yosoy132, etc. ponen al descubierto la necesidad de la ciudadanía de expresarse en la esfera pública en sus propios términos. Donde antes habían estado los fanzines y las radios y televisiones libres y comunitarias, ahora están las redes sociales en línea, con y sin ánimo de lucro.
(1) “[…] pluralism in the EU is threatened by the control of the media by political bodies or persons and by certain commercial organisations, such as advertising agencies, and that, as a general principle, the national, regional or local government should not abuse its position by influencing the media” (Parlamento Europeo, 2004: art. 16).
Individuos, agrupaciones y asociaciones, así como las empresas, forman parte de la eclosión actual de nuevos circuitos de comunicación desde y para los ciudadanos. Dentro del ámbito empresarial destaca otro fenómeno aparte de las populares redes sociales: las sociedades cooperativas no cesan de proliferar. Tanto en España como en otros países, el agresivo empeoramiento de las condiciones laborales ha puesto al descubierto un amplio margen de posibilidades para la viabilidad de este modelo económico.
"La empresa cooperativa se mantiene fuerte en tiempos de crisis", este es el tema del del Día Internacional de las Cooperativas para el año 2013. La solidez demostrada por las cooperativas financieras ante la banca o la eficacia de las agrícolas en el ámbito de la seguridad alimentaria son algunas de las razones en que se fundamenta este eslogan.
Si bien dentro de las cooperativas hay mucha diversidad -desde grupos que trabajan por causas político-sociales hasta empresas similares a las corporaciones convencionales, por ejemplo la Corporación Cooperativa Mondragón-, en general presentan ventajas de gran valor en la coyuntura actual. De entrada, no existen las dicotomías trabajadores /empresa ni trabajadores /accionistas, ya que los trabajadores son los socios de la cooperativa. Este fuerte componente social y colectivo también se refleja en la dedicación de gran parte de los beneficios a nutrir los fondos de reserva, o en el hecho que las desigualdades salariales pueden ser mucho más atenuadas que en el modelo corporativo. La gestión democrática, la transparencia y la equidad son algunos de los principios que propone la ACI para el funcionamiento de las cooperativas.
Estas características son cada vez más valoradas por parte de los periodistas, tal como demuestra la proliferación de nuevos medios de comunicación que siguen el modelo económico cooperativo. Prueba de ello es también la labor realizada por instituciones como el Sindicato de Periodistas de Cataluña (SPC), que en junio de 2013 organizaba una sesión informativa para acercar la realidad del cooperativismo como modelo laboral de autogestión.
En efecto, la autogestión y el autoempleo son cada vez más una salida factible para muchos profesionales que quieren ganarse la vida haciendo de comunicadores sociales, y sin el apremio de las lógicas inherentes al sistema público gubernamental y al comercial. Vale la pena reflexionar sobre estos dos factores.
Por un lado, encontramos una gran cantidad de mano de obra despedida (más de 10.000 periodistas en España en los últimos cuatro años) y en condiciones cada vez más precarias. Además, por mucho que se produzca una cierta recuperación en la economía a medio plazo, es poco probable volver a los porcentajes de inserción laboral de hace unos años. Incluso, hay voces que cuestionan que la profesión de periodista vuelva a ser la principal fuente de empleo de los futuros graduados en este ámbito (Micó, dir., 2012). En este sentido, el modelo cooperativo ofrece un nicho para la reinserción laboral, incluso en mejores condiciones, pues, por ejemplo, en vez de ensanchar al máximo los márgenes de ganancia para el accionista, los beneficios de la cooperativa redundan en los socios.
Por otra parte, encontramos que muchos periodistas han decidido aprovechar la coyuntura económica para recuperar los fundamentos y la ética de la profesión. Las nuevas herramientas web se han convertido las grandes aliadas gracias al feedback y la inmediatez que permiten, lo que a su vez pide más exigencia y compromiso a los comunicadores. "La mayor crisis del periodismo hoy en día es la pérdida de credibilidad. Esto ocurrió mucho antes de que la crisis económica" , recordaba hace pocos días en el Colegio de Periodistas de Cataluña José Bejarano, impulsor de la iniciativa Se Buscan Periodistas(SBP). La independencia, la honestidad y el compromiso social son las premisas de este movimiento que se está extendiendo por toda España y que busca un renacimiento de la profesión basado en la recuperación del compromiso con el derecho de la ciudadanía a la información.
Estas iniciativas son la respuesta a una situación bastante evidenciada por numerosas investigaciones aplicadas, incluso pronunciamientos de la Unión Europea (1), sobre las presiones a que se ven sometidos los medios de titularidad pública por parte de los gobiernos, y los comerciales, por parte los intereses financieros. Salvando contadas excepciones, esta tendencia hace tambalear la legitimidad de estos medios como instituciones independientes que puedan representar los intereses de los diferentes grupos de la sociedad civil.
Vale la pena recordar que este problema estructural es el que motivó el surgimiento de los medios ciudadanos en todo el mundo, desde las radios mineras en Bolivia en los años 40 hasta las radios y televisiones libres y comunitarias en países como Francia o España, a finales los años 60 y principios de los 70. Desde entonces, los ciudadanos no han cesado de buscar y crear sus propios espacios de comunicación. Dos formas de hacerlo han sido las asociaciones ciudadanas, con medios como Radio Televisió Cardedeu , en España; Deep Dish TV ,en Estados Unidos; la desparecida ZaleaTV , en Francia, o la red de medios independientes Indymedia, y las cooperativas, como la francesa que publica Alternatives Economiques desde hace más de 30 años y que cuenta desde hace poco con una versión homóloga en España.
Las cooperativas, en particular, evidencian que la producción de información independiente puede ser compatible con un salario, y en este sentido están resultando un salvavidas para muchos periodistas. Como señalábamos, las condiciones que propician para la independencia económica y la potenciación del interés social de su actividad son dos grandes atractivos.
Cooperativas vs. asociaciones para la comunicación social
Los nuevos medios que surgen del modelo cooperativo no vienen a sustituir a los asociativos. Se trata de actores diferentes. Las cooperativas forman parte de la esfera del mercado, y las asociaciones, de la sociedad civil. Como señalan Andrew Arato y Jean Cohen (2001), la sociedad civil es la expresión de autodefensa de los ciudadanos frente al Estado (primer sector) y la economía de mercado capitalista no regulada (segundo sector). En consonancia con esta forma de entender los sistemas sociales, los medios impulsados por la sociedad civil representan el tercer sector de los sistemas de comunicación: dan voz a los intereses no comerciales de personas privadas, los ciudadanos y grupos sociales, junto a los intereses públicos-gubernamentales y los del mercado (Hadl, G., 2004).
Sin embargo, explotadas en la dirección correcta, las cooperativas podrían representar un punto de equilibrio entre las lógicas del mercado y el compromiso social: los periodistas pueden obtener rendimiento económico por su actividad pero con un margen de autonomía más propio de los medios ciudadanos o asociativos.
Habrá que hacer un seguimiento de estas iniciativas antes de poder hacer valoraciones. Pero quizás no sea aventurado afirmar que ciertas prácticas periodísticas en el marco de las cooperativas permitan un acercamiento entre dos modelos de comunicación diametralmente opuestos como son los medios comerciales y los promovidos por asociaciones de ciudadanos (medios libres y comunitarios o del tercer sector).
En definitiva, coyunturas actuales como la reforma laboral y la creciente falta de legitimidad de los grandes medios de comunicación han propiciado la proliferación de medios autogestionados, ya sea en forma de sociedades mercantiles cooperativas o de agrupaciones de ciudadanos. Ahora bien, aunque ambas formas de organización social cuentan marcos legales favorables y son un modelo óptimo de producir publicaciones impresas y por internet, la situación cambia en el caso de emitir señales de radio y televisión. En cuanto a las asociaciones, la histórica marginación del sector en el reparto de licencias no da mucho pie al optimismo. En cuanto a las cooperativas, habrá que ver si están en condiciones de competir en los concursos con otras empresas.
Finalmente, vale la pena señalar un componente de cambio social a favor de la independencia de los medios: la implicación directa de la ciudadanía en su financiación. Esta necesidad se está viendo satisfecha gracias a la conjunción del micro mecenazgo con la web 2.0 y las pasarelas de pago en línea (TPV en línea); en España destacan las plataformas Goteo y Verkami . El micromecenazgo -o crowdfunding – está haciendo posibles iniciativas de periodismo de investigación como “Els silencis mediàtics” del anuario Mediacat.cat y la supervivencia de medios ciudadanos como LaTele de la Asamblea de la Comunicación Social.