Fuente: OCC InCom-UAB
¿Qué intereses hay detrás de los rumores falsos? ¿Quién los crea? ¿Cómo y por qué se crean? ¿Cómo se difunden? ¿Cómo llegan a los medios de comunicación? ¿Quién se beneficia de los rumors falsos? ¿Qué canales de verificación utilizan los y las periodistas?
El periodista ambiental Arturo Larena y el periodista científico Antonio Calvo Roy participaron en el debate “Bulos en la información ambiental sobre la COVID-19”, el tema del tercer #DialogosAPIA, organizado por la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA). En el acto, se reivindicó la figura del periodista y, en términos generales, del periodismo ambiental y científico. En el encuentro, que se realizó el 24 de abril de forma online, se constató la necesidad de un periodismo especializado para desmontar las informaciones falsas.
Arturo Larena: La pandemia es prolífica en la generación de información falsa
El periodista ambiental Arturo Larena inició la sesión online afirmando que “la verificación es innata al periodismo”, lo que hace que se diferencie de lo que se viraliza en las redes sociales o de lo que publica el «mal periodismo ciudadano». El trabajo de periodista se caracteriza por contrastar la información. A partir de su experiencia en la agencia de noticias EFE Verifica, Larena constata que las “bolas” son información falsa y, como dice la Real Academia Española, “se propagan con el fin de perjudicar”.
“Las noticias falsas no tienen cabida en el ejercicio periodístico. El rumor puede ser verdadero o falso. Y, ahora, con la pandemia, se dan todos los elementos para que se viralicen las noticias falsas», explica Larena. Las informaciones falsas no son un fenómeno nuevo sino que se han producido a lo largo de la historia, pero, ahora, la pandemia es prolífica en la generación de información falsa, como queda demostrado con estos ejemplos: la idea de que las altas temperaturas pueden frenar por sí solas el coronaviurs, que el ejercito desinfectará poblaciones contra el coronavirus o que hay una relación entre las redes 5G y la covid-19.
Antonio Calvo: Lo que más llama la atención es que se haga caso de una información anónima
El periodista científico Antonio Calvo Roy, miembro de la Asociación Española de Comunicación Científica (AECC), señala que “con las mentiras se pueden conseguir beneficios económicos, otros buscan desestabilizar políticamente y algunos lo hacen para molestar». Pero lo que más llama la atención, dice, es que se haga caso a una información anónima; por el momento las redes son incontrolables y la manera de expandir las mentiras, también.
Calvo recuerda que, engaños y mentiras, siempre han habido. Calvo recordó al historiador Francisco Pina Polo, en una entrevista en el diario El País en la que decía que las mentiras han existido siempre a lo largo de la historia y lo que ha cambiado es la manera como se difunden. La velocidad es el principal cambio. Del mismo modo que el virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad de la covid-19, se contagia mucho más rápidamente que otros virus, la capacidad de contagio de las mentiras es ahora superior a las informaciones falsas que los romanos explicaban en las plazas y ponían en circulación. Larena coincide en que la rápida propagación de las informaciones falsas se debe a la tecnología, al auge de las redes sociales como Facebook o Twitter y también a la difusión a través de los grupos de Whatsapp.
Decálogo para combatir las informaciones falsas
Desde la Asociación Española de Comunicación Científica se ha publicado un documento con la “Lista de las fuentes fiables sobre el nuevo coronavirus”, con el objetivo de facilitar la información veraz a todos los y las periodistas. A partir de aquí, Antonio Calvo Roy ha elaborado un decálogo para combatir las informaciones falsas:
- Desconfía hasta de ti mismo. Si una noticia te parece cierta solo porque confirma tus sesgos, desconfía.
- Desconfía de quien habitualmente manda falsedades. Haz tu propia lista negra de embaucadores.
- Googlea lo llamativo. No leas solo el titular. Si es cierto, otros lo habrán contado ya.
- Contrasta las informaciones raritas. Ya sabes que así como un gran poder conlleva una gran responsabilidad, una noticia muy muy rara exige ser contrastada por partida doble. O triple.
- Mira de donde viene la cosa. El nombre, la imagen que tenga. No des crédito a anónimos. Y tampoco te creas que por tener un logo conocido lo que diga viene de esa firma, puede haber sido manipulado.
- Desconfía si en vez de apelar a tu inteligencia, apela al corazón o a los bajos instintos. Si te conmueve mucho, quizá sea falso.
- Si te piden que lo creas, desconfía; si cita fuentes rarunas, desconfía. Si tiene números, piénsalos fríamente por si son disparatados.
- Si és una cadena de de Whatsapp i et demana que ho comparteixis amb tots els contactes pel bé de la humanitat, segur que és una mentida.
- Consulta els desmentidors habituals com Maldita, Newtral, Civio.
- No compartas tontunas.
- ¿Hay que decir fake news? Mejor bulo, bola, camelo, patraña, trola, infundio, fraude, cuento, fábula, habladuría, infundio, rumor, calumnia, engaño, artificio, traición, enredo, falacia, falsía, falsedad, hipocresía, embuste, invento, farsa, trampa, o sea, mentira podrida.
Larena resume este decálogo con la siguiente idea: “cuestionarnos siempre todo lo que recibimos”. Si es llamativo, debemos plantearnos si es cierto. Hasta ahora esto lo tenían que hacer los medios, pero ahora todo el mundo lo tiene que hacer. Además, Larena añade que no hay un único tipo de desinformación, está la sátira o la parodia, que son fáciles de identificar como contenido engañoso, o la manipulación de imágenes.
Ante la pérdida de prestigio de la verdad, también es necesaria la responsabilidad a la hora de informar
Larena insiste también en la importancia de la cautela a la hora de informar. Se han visto titulares afirmando que la vacuna contra la covid-19 está disponible. Eso es lo que se llama generar falsas expectativas.
En este sentido, Calvo Roy dice que “el problema se agrava cuando procede de fuentes oficiales”. Si levantamos la mirada, lo que vemos que pasa es que la “verdad ha perdido el prestigio, que si se miente no pasa nada, que tampoco es tan grave”. Hemos asistido a considerables mentiras de instituciones que teóricamente tienen buena reputación y nos las han colado sistemáticamente. Han creado un estado en el que todo vale. Y eso es extremadamente perjudicial.
Uno de los problemas de la covid-19, y de la velocidad en que todo está pasando, es que no permite que los artículos científicos tengan la fiabilidad que han de tener, aclara Calvo Roy. Las prisas son muy peligrosas. La falta de credibilidad y tratar los temas con frivolidad, también.
Identificar y tomar medidas ante las fuentes de información falsa
Calvo Roy considera que “se ha de tener un espíritu crítico, que nos lleve a desconfiar de todo de manera que nos veamos obligados a verificar, sobre todo las cosas llamativas o extrañas”. Lo más preocupante es que “a quien emite la información falsa no le pasa nada, y, al ir todo tan rápido, se olvida enseguida. Y el problema es que se olvida también al mentiroso que lo ha difundido”.
Larena coincide en que “no cuesta nada mentir y hacerlo tampoco pasa factura”. Añade que “a un político no se le debería tolerar la mentira, pero tampoco a un científico, además de que ahora no tan solo pasa nada sino que, además, se puede presumir de ello”.
Larena afirma que “los periodistas tenemos la obligación de rectificar cuando nos equivocamos”. Ahora bien, esta capacidad de rectificación no existe en las redes. Las redes son el patio de vecinos, un lugar donde se puede decir cualquier cosa. “Es una herramienta que a los periodistas nos ayuda mucho pero no todo lo que hay en las redes es oro; en las redes también hay muchos deshechos y no todo es reciclable o recuperable, sino que hay residuos de los tóxicos”, remarca.
Calvo Roy afirma que “ha de haber libertad de expresión, pero la mentira ha de estar castigada. Hemos de tener una manera de actuar rápida, de verificar, y tribunales que permitan, sin que pasen años y las cosas se olviden, castigar al mentiroso. Y que se diga públicamente quién es un mentiroso y que podamos distinguir a quien dice la verdad de quien dice la mentira”. Y distinguirlo con lo que se llama “verdad judicial”.
Arturo Larena también cree que “mentir no debería ser algo gratuito, quien miente y es demostrado que miente debería rectificar y hacerlo público”. Señala que “en el buen periodismo se da la predisposición a rectificar”.
Acceso al vídeo del debate: https://www.youtube.com/watch?v=vWLAUjNh1C4&feature=youtu.be