Algunas claves para conseguir un consumo mediático responsable. Entrevista a Nereida Carrillo

 

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Por Redacción OCC InCom-UAB

Nereida Carrillo es periodista, investigadora y docente. Es doctora en Comunicación y Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) e impulsora de Learn to Check, un proyecto educativo en abierto que enseña a verificar y promueve el espíritu crítico para combatir las fake news. Nereida Carrillo acaba de publicar el libro “Fake Over”, en la Editorial Flamboyant. Se trata un libro divulgativo, dirigido a jóvenes (de más de 12 años) y a los profesionales de la educación.

 

Ahora, en la era digital, cuando están en circulación más mensajes que nunca, ¿estamos más desinformados que hace 50 años?

La desinformación ha existido siempre. Lo que es cierto es que ahora mismo con Internet y las redes sociales esta desinformación llega de forma inmediata. Es más viral, es decir, llega a mucha más gente y puede ser más sofisticada. Además, también con Internet y las redes sociales no es solo la información falsa que nos llega sino también el exceso de información. Puede que estemos desinformados en el sentido que no sabemos filtrar todos estos impactos y nos angustiemos. Y, a veces, también puede ser que renunciemos a informarnos. La news avoidance, el hecho de evitar las noticias es hoy otro problema. El Digital News Report 2022 subraya esto y dice que 8 de cada 10 jóvenes entre 18 y 24 años evita las noticias. Es un dato que nos debe hacer reflexionar.

Ha cambiado la manera de informarnos. Con Internet llegamos a muchas más fuentes.  Ha dado voz a todos con unos impactos muy positivos, pero también tiene riesgos y debemos de saberlos gestionar para sacar todo el jugo de Internet sin que sea un peligro para nuestra privacidad, para nuestra información, para nuestras democracias y para nuestros derechos.

¿Las fake news digitales son sinónimo de las mentiras analógicas? Cuando se habla de fake news no nos estamos refiriendo a contenidos muy diferentes o, por el contrario, ¿se puede definir de forma precisa este concepto?

A nosotros no nos gusta hablar de fake news porque si lo traducimos como noticias falsas, nuestro código deontológico periodístico dice que debemos verificar siempre la información antes de que se convierta en noticia. Por lo tanto, ningún elemento falso debería de ser noticia si la noticia está bien hecha y ninguna noticia debería de contener elementos falsos. Por esto, nosotros hablamos de desinformación entendida como esta información falsa, errónea o engañosa que circula de forma intencionada para engañar y que causa daños públicos.

Es cierto que hay mucha desinformación en Internet que utiliza las mismas estrategias y las mismas técnicas que en el mundo analógico como la propaganda. Además, hay nuevas herramientas y otras formas de engañar como, por ejemplo, el deepfake, engaños con inteligencia artificial u otras estrategias nuevas que nacen con la era digital. Esta sofisticación tecnológica también ha permitido crear engaños más sofisticados.

¿Qué hace que las fake news, o -mejor dicho- la desinformación, hayan crecido de tal forma que sea necesario trabajar una educación mediática especializada?

Se necesita educación mediática, se necesitan competencias digitales, se necesita alfabetización digital y se necesita educación científica ya que mucha información falsa que nos llega de Internet está relacionada con la salud o el cambio climático. Es necesario una ética digital.

Estos primeros años hemos estado fascinados por la tecnología y hemos aceptado cosas que quizás no teníamos que hacer. No hemos reflexionado sobre cómo utilizar de manera ética estas herramientas tecnológicas.

Yo creo que es necesaria una educación mediática para la gente joven porque viven prácticamente en Internet, crean si identidad en Internet, se relacionan en Internet i además utilizan Internet para informarse. No es su principal uso, que son el entretenimiento y las relaciones sociales, pero se informan a través de las redes sociales. Es necesario educarlos en el uso de estos dispositivos y en el pensamiento crítico a la hora de utilizar estas herramientas. Y después a los adultos también y a las familias para que puedan acompañar a sus hijos e hijas y a la gente mayor porque es un mundo totalmente nuevo para ellos y su uso fraudulento les puede perjudicar. La gente mayor, por ejemplo, son víctimas habituales de phishing, de estafas a través de estas tecnologías. 

¿La gente joven está interesada en seguir la información de actualidad?

Lo primero que hacemos en los talleres de Learn to Check es concienciar a los jóvenes que informarse es importante porque afecta a sus vidas, deben de saber como es el mundo en que viven. No les puedes enseñar a informarse bien si primero no les has enseñado que informarse es importante.

Ellos están informados, pero con las redes sociales no hay una agenda compartida como cuando nos informábamos con los medios tradicionales. Ahora hay muchos temas de interés y la gente se informa de forma muy más compartimentada. Los jóvenes se informan de los temas que les interesa y que a veces de temas más generales.

A los talleres les preguntamos cual es su dieta mediática y a donde se informan. La gran mayoría no lee prensa escrita, no escuchan la radio, pero algunos sí que se informan a través de la televisión en familia y después se informan ellos solos a través de su teléfono móvil. Aprovechar este espacio en familia de ver las noticias, comentarlas y educar es una muy buena oportunidad. Y después también no dejarlos solos con los teléfonos móviles. Es un dispositivo individual, pero debe ser también una nueva plantilla que reúna a la familia para aprender juntos. Los padres y las madres pueden aprender mucho de las habilidades tecnológicas de sus hijos e hijas y los jóvenes pueden aprender mucho de la madurez y de la experiencia de sus padres y madres.

Sospecha, verifica y, si te sale que es o puede ser falso, no compartas y avisa. Dicho así, resulta muy claro el recorrido que se debe hacer para comprobar si un mensajee es cierto o no, ¿pero qué paso habéis detectado más complicado a la hora de hacer entender este proceso? ¿O quizás todos tienen su grado de dificultad a la hora de concienciar a la ciudadanía?

Lo más difícil es verificar. Sospechar hay veces que sí que lo hacen, pero reconocer que no se les ha enseñado nunca, ni al Instituto ni a sus familias, como verificar esta información. Les faltan estas habilidades, conocimientos y herramientas para verificar. Lo que comprobamos a los talleres es que con un poco de acompañamiento y de educación con estas herramientas, pueden identificar las señales de alarma y así están más empoderados.

¿Qué tipos de mensajes detectáis que provocan más el impulso de compartir? ¿El papel de la imagen es importante aquí?

No se si los comparten más, pero por lo que se refiere al formato, son muy audiovisuales y les llegan fotografías, memes y vídeos con desinformación. Y les llega desinformación sobre los temas que les interesa relacionados con el cuerpo, las dietas, las drogas, la identidad de género. Son temas que los desinformadores utilizan para poderlos engañar y manipular.

¿En qué aspectos se centra vuestro trabajo a la hora de generar pensamiento crítico?

Les enseñamos a pararse. El problema es que vamos demasiado rápido y no pensamos. Los enseñamos a mirar con atención aquella fotografía, a leer bien aquel titular y los textos, a pensar de donde viene la información. Si tiene la fuente o no la tiene, y qué tipo de fuente, si algo parece sospechoso, cual es el tono tras ese mensaje y que consecuencias puede tener. Les ayudamos a evaluar las fuentes, a saber filtrar la información, a identificar fuentes fiables y fuentes no fiables. Les enseñamos a aplicar este pensamiento crítico con los talleres que hacemos gamificados como el scape room de verificación digital. Hacemos formación para jóvenes, familias, docentes y gente mayor.

¿Cuándo se detectar que una información es falsa, qué se debe de hacer? ¿Puedes indicar que debería de hacer una persona cuando se encuentra con esta situación?

Primero, sobre todo, no compartirla y no ayudar a amplificarla todavía más. Si es una información que hemos visto de un grupo de WhatsApp, intentar hacer ver a la persona que lo ha compartido que es falsa, preguntándole de donde ha sacado o fijarse en un aspecto que chirría o aportarle otras informaciones. Sobre todo, no compartir para no amplificar esta desinformación y para no contribuir a que los algoritmos no le den más atención i la difundan aún más. Saber evaluar los resultados, sabiendo como funciona el algoritmo también es importante.

¿De cara a un futuro, qué efectos puede tener que la juventud de ahora utilice Tik-Tok como fuente de información?

Si se utilizan redes sociales como fuente de información, deben saber verificar, ya que toda la información está en “sucio”, la información de calidad al lado de la información falsa y la información útil mezclada con la información banal. Deben saber filtrar. Hay buenos periodistas y también medios de comunicación que están en Tik Tok. El problema no es que se informen en Tik Tok, el problema es que no sepan diferenciar la información falsa y de poca calidad de la información buena y rigurosa. Deben de saber dónde ir de Tik Tok para informarse bien.

Quizá de debería pensar más en como generar un comportamiento más responsable a la hora de trabajar la educación mediática. Es decir, en evitar de entrada crear y difundir mensajes falsos.

El problema de la educación mediática es que no está suficientemente implantada. Se debe hacer educación mediática para todos de una forma sistemática. Porque ahora mismo a pesar de que está empezando a introducir el currículum con la LOMLOE todavía no tiene suficiente alcance e importancia. La educación mediática ahora mismo no se hace y es necesario que se haga. Hay profesores que se dan cuenta que esta información falsa que consumen a través de las redes sociales sus alumnos les perjudica a ellos mismos y perjudica el trabajo en clase. Se sienten responsables y comprometidos de introducir esto en el aula por lo que representa.

Inteligencia Artificial (IA): Estas últimas semanas se ha hablado mucho de la posibilidad de crear cualquier imagen – o, incluso, vídeos- dando breves instrucciones a un sistema algorítmico. ¿Tener una buena educación mediática para actuar como ciudadano ante fenómenos como este será suficiente o se necesita algo más? ¿O, quizás, la IA puede ayudar a trabajar mejor los sistemas de verificación?

La inteligencia artificial es una tecnología que depende de como se utilice puede ser perversa y puede servir para engañar, pero también les puede ayudar a detectar desinformación. Se está trabajando con sistema de inteligencia artificial para incorporarlos a las redacciones periodísticas, a los verificadores para detectar la desinformación. Como ciudadanos lo que debemos hacer es saber como funciona esta inteligencia artificial, saber que engaños nos pueden llegar a través de la IA, un deep fake o texto falso escrito por IA. Y a partir de aquí también confiar con toda la gente que trabaja con la IA de manera ética para que tenga menos sesgos, nos ayude a detectar la desinformación, a monitorizarla y a no amplificarla y crear de nuevo. Y aquí tenemos una responsabilidad como ciudadanos, pero también debemos confiar con los expertos que están trabajando con la IA desde la ética.

Imagen de PublicDomainPictures en Pixabay

 

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