Entrevista a Néstor García Canclini.
La globalización imaginada, la globalización creada o las culturas locales en un mundo globalizado son algunas de las reflexiones que hace en esta entrevista Néstor garcía Canclini, teórico de la comunicación y renovador de la disciplina. El autor, argentino afincado en México desde hace años, se refiere a sus preocupaciones sobre la uniformazación de un mundo que descalifica a aquellas personas que plantean que ésta no es la única manera de pensar. Canclini, que no tiene correo electrónico –»porque me saturó»– y se comunica por fax, explica que la globalización es asumida de diferente manera dependiendo del lugar desde donde se mire, se disfrute o se padezca.
Hace veinte años se dijo que la globalización era el destino inevitable de la sociedad moderna, ¿sigue siéndolo?
En general sí, porque es resultado de un conjunto de procesos sociales, económicos, tecnológicos, que no suceden por azar ni por las voluntades malévolas de los actores neoliberales. En este sentido, debemos distinguir la globalización, como un proceso relativamente objetivo resultado de un conjunto de tendencias históricas, del discurso neoliberal, que pretende homogeneizar o subordinar mercados o formas culturales locales a un proyecto que se presenta como mundial.
Es útil la distinción de Ulrich Beck entre la globalización como convergencia de todas las sociedades, y el globalismo como el proceso de uniformización de las lógicas con fines de reducir los procesos políticos, culturales y económicos a procesos financieros, en que los inversores serían los actores principales.
En este sentido, ¿podemos considerar que existan unos centros de poder que hablan de globalización en lugar de hablar de globalismo?
Habría que preguntarse qué es el poder. El poder no está en ninguna persona, en ningún país, está muy diseminado y tiene concentraciones internacionales fuertes. Así, no es posible establecer un foco de irradiación de poder, de control del conjunto de los procesos mundiales. Más bien, hay que entender el poder como un conjunto de operaciones e intervenciones en redes y grupos de poder, muchas veces concentrados espacialmente. Pero estas intervenciones nunca pueden ser absolutas ni omnipotentes, interactúan con otras fuerzas de resistencia y de transformación.
Así, el movimiento y el cambio dan lugar a la emergencia de movimientos culturaleslocales. ¿Podemos decir que la globalización va acompañada del resurgir de lo local?
Es innegable que la globalización tiende a uniformar el mercado y a estandarizar patrones comunes, pero en la medida en que los procesos globalizadores tienden a expandirse a otros mercados y a otros conjuntos socioculturales tienen que trabajar con la heterogeneidad. Hay que reconocer la diferencia y ver qué se puede hacer con ella. Estos actores no son pasivos, son el resultado de intereses y diferencias históricas e inercias que los hacen actuar con discrepancia.
Surgen, pues, conflictos entre lo local y lo global. ¿Cuál es la actuación de los gobiernos y de las grandes empresas en estos conflictos? ¿Cómo se enfrentan a ellos?
Los conflictos se producen, en primer lugar, entre tendencias unificadoras y otras tendencias que actúan a favor de la diversidad. Por otra parte, existen conflictos desencadenados por la desigualdad en los accesos. Lo que es interesante y novedoso es que no sólo son accesos desiguales a los repertorios culturales globalizados, sino también accesos desiguales a lo local.
En el acto de encender la televisión, con cuatro, diez o cien canales, se manifiesta la desigualdad de acceso. También se manifiesta en el uso de Internet, que sólo está al alcance del 2% de la población mundial. Así mismo, tenemos que recordar que los medios nos permiten acceder a lo local. Así, en la medida en que lo local está atravesado por procesos de globalización, lo local se reformula, cambia. Y sus discursos e informaciones también se ven repartidas por el conjunto de sociedades.
De este modo, ¿se podría afirmar que existen contradicciones entre las posibilidadesde acceso a los medios y las posibilidades de participar en ellos como actores con voz? Generalmente, se accede sólo a la emisión y no a la producción. ¿Qué papel juegan las políticas culturales de los gobiernos en la posibilidad de que el acceso sea algo más que el consumo? ¿Se plantean posibilitar no sólo el acceso a los medios como consumidoressino también como productores?
La mayoría de las personas tienen un acceso como consumidores. Hay que tener en cuenta que en muchas zonas rurales, Internet y la televisión por cable abarcan hasta un 60 o un 70% de la población. Sin embargo, hay otros sectores populares que no acceden a los medios sólo como consumidores pasivos. Muchos de ellos son capaces de procesar esa información de otras maneras y convertirse en actores, en consumidores activos.
Otro uso importante es el de los indígenas, que utilizan la computadora para procesar sus informaciones, sus mitos, sus leyendas, para preservar sus lenguas, comunicarse con otros grupos y obtener solidaridad nacional e internacional. Este uso todavía es minoritario, y no se puede concluir de estas interacciones ninguna horizontalidad ni simetría. No obstante, se deben tener en cuenta estas excepciones para advertir que el uso nunca es del todo unidireccional, de arriba hacia abajo.
Hay movimientos locales que se han convertido en globales mediante la utilización de los medios de comunicación. ¿Cómo se puede definir el papel de los medios en ese proceso de globalización de lo local? ¿El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) puede ser considerado un emblema de la conjunción entre lo local y lo global?
Los medios de comunicación han jugado papeles complejos y difíciles de definir. Primero, han hecho visibles internacionalmente elementos y hechos muy locales, y hasta movimientos tan escondidos por el poder como es el indígena. La otra función importante de los medios ha sido el permitir obtener la solidaridad internacional, el apoyo, las ayudas de otros países. Sin embargo, hay que hablar de diferencias en el tratamiento que se le ha dado al EZLN en México, y su proyección mediática a nivel internacional. Podemos analizar este fenómeno dividiéndolo en dos momentos. En un primer momento se produjo trastorno, sorpresa. El EZLN introdujo nuevas formas de comunicación, otras retóricas políticas distintas a las habituales en el sistema mexicano. En un segundo momento se dio la ofensiva represiva. El zapatismo trató de convocar al conjunto de la sociedad civil mexicana hacia una convergencia política alternativa al poder hegemónico. En este momento, las astutas movilizaciones comunicacionales, muy hábilmente conectadas nacional e internacionalmente, sirvieron para detener –o al menos no empeorar– la represión.
Un sector de la sociedad mexicana contestó y sigue contestando a esas demandas. En cambio, ante otras cuestiones contextuales, como la posibilidad de emergencia de un cambio sociopolítico alternativo, la respuesta de la sociedad civil mexicana ha sido muy débil, y se ha manifestado sólo de forma puntual. Un ejemplo lo encontramos en el cambio político, que supuso el pasar de un unipartidismo a un pluripartidismo, formado por tres grandes fuerzas políticas. Esto ha permitido un cambio en el gobierno –en las pasadas elecciones presidenciales de julio del 2000– y la recomposición de la vida política en México. En este proceso de cambio –en el que la enorme mayoría de la población estaba apostando por ese procedimiento para cambiar las reglas de juego y para dar más transparencia al sistema–, el zapatismo se ha mantenido al margen, no ha participado.
En estos seis años –el EZLN nació en 1994– el zapatismo ha sido crecientemente arrinconado por el gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que se ha esforzado por mantener la cuestión chiapaneca como una cuestión local. En México ha habido otros conflictos, como son el narcotráfico o la inflación, que han relegado al zapatismo a un segundo plano, convirtiéndose de este modo en los protagonistas de la vida política. Sin embargo, el zapatismo ha logrado avanzar en sus iniciativas a escala nacional, como se ha puesto de manifiesto con la «Marcha zapatista», que ha atravesado muchas regiones del país. Aunque todavía no está clara la inserción del zapatismo en la vida política mexicana, hay un avance manifiesto en los reconocimientos y adhesiones. Dicho de otro modo, no podemos afirmar con toda seguridad que las reivindicaciones indígenas vayan a trascender hacia un proceso de importancia estatal.
Hemos visto que el EZLN puede ser considerado un claro ejemplo de globalización demovimientos locales. Pero a nivel general, ¿qué papel han jugado los medios de comunicación en la transformación de fenómenos locales en globales?
El papel ha sido, y es, ambivalente. En el caso del EZLN, esto tiene relación con el cambio de significado y la escala de la cuestión zapatista. Por una parte, los medios de comunicación han facilitado el conocimiento global de la situación de Chiapas y la obtención de solidaridad nacional e internacional inmediata. En estas hazañas, la prensa ha tenido un papel primordial, mientras que la televisión, que le ha dedicado pocos programas, ha tenido un papel más distractivo y hasta de distorsión de lo que sucede.
En general, el proceso de democratización de los medios de comunicación es más lento que el de la democratización de la sociedad y de la política. Los medios están más pendientes del éxito comercial inmediato que de la repercusión social. Esto debemos verlo como parte de una disputa –no sólo del zapatismo sino de todo México–, en la que los medios tienen un papel de demorar los procesos sociales. Hay una repercusión internacional desmedida, descontextualizada, que claramente ha servido para proteger a los dirigentes, pero que en muchos casos ha sido acrítica y ha convertido el proceso específico de México en una especie de pantalla masiva en la que se proyectan las expectativas de los representantes históricos de las izquierdas.
No tenemos recetas acerca de cómo actuar, tenemos más claridad acerca de lo que ya no funciona. En este sentido, habría que recontextualizar lo que ha sucedido en Chiapas en el entorno propio; y en segundo lugar, a nivel nacional, de todo México. Yendo más allá, habría que ver lo que este suceso significa para otras sociedades. Si no se hace este trabajo de mediación, de contextualización de los hechos, se convierte la causa zapatista en la ilusión sustitutiva de las tareas que habría que hacer y que no se hacen.
En España se está asistiendo en los últimos años a un aumento considerable de los movimientos migratorios, que hacen emerger nuevos movimientos sociales que plantean la convivencia cultural. ¿Cree que es posible que surja en España un movimiento reivindicativo de izquierdas semejante al que se da en México?
Habría la posibilidad de decir que España tiene su propia Chiapas, que serían los ecuatorianos, los marroquíes, etc. Pero esto tampoco sería cierto. España no es México y hay que pensar cada circunstancia en su propio contexto. México está situado estratégicamente entre dos presiones: Estados Unidos y Centroamérica. Por una parte, están los mexicanos que van a Estados Unidos, muchos de los cuales van y vienen, generando recursos para la economía mexicana. Por otra, está la zona de Centroamérica, de la que llegan individuos dentro de procesos políticos complejos y de represiones, aunque éstas ya no se dan tanto como en otras épocas. Muchos de los migrantes centroamericanos entran a México para llegar a Estados Unidos.
La mayoría de referencias a los movimientos migratorios en México aluden a la fronteracon Estados Unidos. ¿Cuál ha sido el papel de los medios de comunicación en el tratamiento de los fenómenos migratorios, sobre todo los de la frontera sur del país? ¿Qué se sabe de estos migrantes?
Muy poco. Se sabe algo de lo que sucede a partir de las informaciones de los colectivos de solidaridad. Pero los medios de comunicación no dicen casi nada; rara vez aparece una nota describiendo la vida cotidiana de estos colectivos de centroamericanos. El déficit informativo es todavía mayor en los medios audiovisuales, radio y televisión. De este modo, la mayor parte de la población desconoce los procesos migratorios de la frontera sur de México. Podemos decir que la situación se invisibiliza. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en la actualidad los medios de comunicación hablan más que en el pasado.
La democratización de la sociedad mexicana es un proceso a largo plazo, de modo que la cuestión migratoria es muy importante, pero hay que verla como parte de un panormama más complejo, multidimensional.
Ante los cambios que estamos viviendo, ¿qué políticas culturales aplica o puede aplicar el Gobierno? ¿Cuál es el papel de la academia? Y, en concreto, ¿qué papel hantenido los llamados Estudios Culturales en la emergencia de investigaciones acerca de estas temáticas?
América Latina ha desarrollo Estudios Culturales con convergencias de estudios sobre la cultura, sobre todo desde las ciencias sociales y las humanidades. En España se establecen fronteras más claras entre disciplinas. Si tomáramos algunos campos en especial, como son las políticas culturales, encontraríamos que hay más estudios en algunos países avanzados de América Latina como Argentina y México que en España, y que en ellos predomina el análisis crítico. Pero, por otro lado, en América Latina faltan datos de consumo cultural y otros indicadores estadísticos que permitan evaluar esas políticas culturales. Ha habido acciones académicas particulares, y en algunos países ha habido programas académicos en los que hemos tratado de desarrollar este tipo de investigaciones. Sin embargo, ningún país latinoamericano cuenta con estadísticas suficientemente confiables ni con centros de investigación estatales que realicen diagnósticos acerca de las necesidades socioculturales de la población. Tampoco se evalúan los programas que el propio Gobierno, o las iniciativas privadas, realizan. De esta manera, profundizar y organizar actividades en este sentido sería un objetivo prioritario. En España, aunque se ha debilitado un poco en los últimos años, ha habido acciones de cierta importancia para conocer los hábitos culturales de los españoles.
Una de las mayores dificultades que tenemos en el desarrollo de los países en este momento es recolocar las políticas culturales. Éstas se centran todavía en el estudio de la gestión del patrimonio cultural, y sobre todo de cierto tipo de patrimonio tangible como es el histórico y el arqueológico. En algunos casos, como sucede en México, estas acciones se extienden hacia la cultura popular y tradicional. Sin embargo, en casi ningún lugar hay políticas culturales que se propongan entender el significado de las industrias culturales y de las nuevas tecnologías de la comunicación, que son los actores decisivos en la recomposición cultural del mundo actual. Mientras no se haga esto, las actuaciones en políticas culturales tienen el valor de intereses laterales. Por supuesto, habrá que seguir apoyando el teatro, la música, la ópera, las editoriales, la literatura y los museos. Pero si eso no va acompañado de políticas que hagan valer el interés público de los campos comunicacionales, el logro será poco significativo.
¿El espacio universitario aparece como un campo de emergencia de estudios críticos yactivos? ¿Qué se puede plantear desde este ámbito?
La mayor parte de lo que se produce en las escuelas de comunicación o en las revistas especializadas sobre industrias culturales en medios masivos va dirigido a denunciar formas de concentración de poder o negocios poco santos. Casi nunca se construyen alternativas o búsquedas de una nueva estructuración de actores sociales para gestionar de otro modo esos espacios. Son escasísimos los casos en que una facultad de comunicación o un centro de investigadores de este campo llega a plantear una reivindicación operativa del accionar público o diagnósticos finos de la situación de información que permitan contrarrestar el dominio del mercado.
La universidad suele separarse del resto de espacios sociales, en lugar de plantearse como un espacio de reflexión e intervención activa en ellos. En este sentido, ¿se puedeconsiderar este alejamiento como parte del problema?
Sí, pero además a mí me llama mucho la atención que la agenda de los organismos internacionales y académicos de los congresos sea muy tradicional. Es decir, que se sigan intercambiando ponencias de resultados e investigaciones locales, pero se siga sin captar la potencialidad de comunicación que estas organizaciones tienen para realizar propuestas y acciones. Hay ahí un enorme espacio desaprovechado.
BIBLIOGRAFÍA DEL AUTOR
La globalizacion imaginada
Editorial:EDITORIAL PAIDOS Lugar de edición:BARCELONA Año de edición:2000Imaginarios urbanos
Editorial:EUDEBA Lugar de edición:BUENOS AIRES Año de edición:1997Ideologia, cultura y poder
Editorial:EUDEBA Lugar de edición:BUENOS AIRES Año de edición:1997Cultura y comunicacion: entre lo local y lo global
Editorial:UNIVERSIDAD DE LA PLATA Lugar de edición:LA PLATA Año de edición:1997Culturas hibridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad
Editorial:GRIJALBO MEXICANA Lugar de edición:MEXICO, D.F. Año de edición:1996Consumidores y ciudadanos: conflictos multiculturales de la globalizacion
Editorial:GRIJALBO MEXICANA Lugar de edición:MEXICO, D.F. Año de edición: 1995GARCIA CANCLINI, N.: MONETA, CARLOS (EDS.)
Las industrias culturales en la integracion latinoamericana
Editorial:EUDEBA Lugar de edición:BUENOS AIRES Año de edición:1999
16 de marzo de 2001, Barcelona. Autores: Catalina Gayà;Marta Rizo
Coordinadoras del Observatorio de Migración y Comunicación Portal de la comunicación. Institut de la Comunicació de la UAB