La regulación de Google y Facebook: Tus zonas erróneas

 

Selección

[:es]M. Becerra

Un nuevo diagnóstico sobre los efectos nocivos de los monopolios de la economía digital se suma a los cuestionamientos ya existentes hacia el poder de Google y Facebook, realizados por un coro político, social y económicos. ¿Se vienen nuevas reglas de juego para el capitalismo de plataformas? Martín Becerra analiza documentos del gobierno del Reino Unido que proponen regulaciones en el sector.

Los estudios del futuro sobre transformaciones sociales y tecnologías volverán sobre 2020 como un año bisagra. Las plataformas, protagonistas de los cambios presentes, nunca antes fueron tan cuestionadas, ni se acumuló tanta evidencia sobre los defectos de las reglas de juego de un sistema que tiene intereses variados y antagónicos: desde EEUU, China, Facebook, Google, la Unión Europea, Amazon, Apple, Rusia, Microsoft, los medios de comunicación grandes y pequeños, los anunciantes e intermediarios publicitarios o los operadores de telecomunicaciones, hasta los sindicatos de trabajadores y asociaciones de consumidores.

La evidencia más reciente y documentada de las zonas erróneas y corporativas del capitalismo de plataformas, reunida por la Autoridad de la Competencia del Reino Unido, se centra en el desempeño de Google y Facebook y, al constatar que la competencia no está funcionando, lo que provoca daños sustanciales a la sociedad en su conjunto, promueve nuevas regulaciones del sector, en consonancia con una tendencia que se expande en Europa y en América del Norte. El desfile de los multimillonarios de las big tech por las audiencias antimonopolio del Congreso estadounidense adorna una escena impensada hace un lustro.

Los tiempos venideros determinarán si -como aspira el informe de la autoridad antimonopolio británica- se pueden modificar las reglas de juego gatopardistamente, es decir, sin alterar con ello el ADN mismo del sistema; cambiar algo para que lo esencial no cambie o si habrá una metamorfosis radical de los entornos digitales. Todavía faltan cinco meses para que este pandémico 2020 arroje nuevas sorpresas.

Ilustración: Fundie Biela

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Un nuevo diagnóstico sobre los efectos nocivos de los monopolios de la economía digital se suma a los cuestionamientos ya existentes hacia el poder de Google y Facebook, realizados por un coro político, social y económicos. ¿Se vienen nuevas reglas de juego para el capitalismo de plataformas? Martín Becerra analiza documentos del gobierno del Reino Unido que proponen regulaciones en el sector.

Los estudios del futuro sobre transformaciones sociales y tecnologías volverán sobre 2020 como un año bisagra. Las plataformas, protagonistas de los cambios presentes, nunca antes fueron tan cuestionadas, ni se acumuló tanta evidencia sobre los defectos de las reglas de juego de un sistema que tiene intereses variados y antagónicos: desde EEUU, China, Facebook, Google, la Unión Europea, Amazon, Apple, Rusia, Microsoft, los medios de comunicación grandes y pequeños, los anunciantes e intermediarios publicitarios o los operadores de telecomunicaciones, hasta los sindicatos de trabajadores y asociaciones de consumidores.

La evidencia más reciente y documentada de las zonas erróneas y corporativas del capitalismo de plataformas, reunida por la Autoridad de la Competencia del Reino Unido, se centra en el desempeño de Google y Facebook y, al constatar que la competencia no está funcionando, lo que provoca daños sustanciales a la sociedad en su conjunto, promueve nuevas regulaciones del sector, en consonancia con una tendencia que se expande en Europa y en América del Norte. El desfile de los multimillonarios de las big tech por las audiencias antimonopolio del Congreso estadounidense adorna una escena impensada hace un lustro.

Los tiempos venideros determinarán si -como aspira el informe de la autoridad antimonopolio británica- se pueden modificar las reglas de juego gatopardistamente, es decir, sin alterar con ello el ADN mismo del sistema; cambiar algo para que lo esencial no cambie o si habrá una metamorfosis radical de los entornos digitales. Todavía faltan cinco meses para que este pandémico 2020 arroje nuevas sorpresas.

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