Preguntas y respuestas: las informaciones falsas sobre la COVID-19

 

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Las informaciones falsas y las teorías conspirativas sobre la COVID-19 y la respuesta a esta son virulentas y nocivas, y tienen consecuencias potencialmente mortales para las personas y comunidades del mundo entero. Las informaciones falsas sobre la pandemia, amplificadas en línea y a través de las redes sociales, se apoyan en estas teorías y refuerzan los prejuicios y la ignorancia ya existentes, socavando la confianza en la ciencia y exacerbando los discursos de odio.

En un estudio reciente de la Universidad de Cambridge titulado “Hacia la inmunidad psicológica colectiva: pruebas interculturales para dos intervenciones preventivas contra las informaciones falsas sobre la COVID-19”, Melisa Basol y el Dr. Jon Roozenbeek, del Laboratorio para la toma de decisiones de la Universidad examinan dos intervenciones “preventivas” de desinformación –el juego GoViral! de Cambridge y la campaña de la UNESCO #PiensaAntesDeCompartir Infografías–, concluyendo que ambas intervenciones aumentaron la capacidad de percepción de las personas ante la manipulación en relación con las informaciones falsas, incrementaron su confianza para detectar la desinformación y lograron reducir la voluntad de las personas de compartirla.

Estos enfoques, consistentes en utilizar de manera preventiva las técnicas de desinformación, proporcionan informaciones clave en materia sobre el desarrollo de las competencias de pensamiento crítico que completan y refuerzan las iniciativas de la UNESCO en materia de educación y alfabetización mediática e informacional, reforzando la resiliencia contra la desinformación, la información falsa y los discursos de odio. En este sentido, la UNESCO prepara también un documento promocional dirigido a los docentes basado en la campaña #PiensaAntesDeCompartir con miras a apoyar la lucha contra las teorías conspirativas en el contexto educativo.

En todo el mundo, la pandemia ha demostrado que las personas suelen ser extremadamente sensibles tanto a las simples mentiras sobre la COVID-19 como a las teorías conspirativas elaboradas. En la investigación que realizaron, ustedes examinaron la “información falsa” desde un punto de vista psicológico: ¿En qué consisten las informaciones falsas? ¿Por qué resultan atractivas para tantas personas? ¿Por qué son tan peligrosas?

Nosotros definimos la información falsa como una información errónea y engañosa (por ejemplo, cuando se omite un contexto importante), ya sea de manera intencional o no. Las informaciones falsas sobre el virus se pueden propagar de manera tan contagiosa como el mismo virus. Durante la pandemia, hubo numerosos casos de informaciones falsas que ocasionaron daños reales, desde el consumo del metanol y el incendio de las torres de 5G hasta el rechazo de las máscaras y las vacunas, algo que provocó que muchas personas fallecieran.

Las informaciones falsas parecen ser particularmente atractivas en periodos de gran incertidumbre; al principio de la pandemia, nadie sabía realmente hasta qué punto la COVID-19 podía ser mortal, o si los sistemas de salud se desmoronarían, etc., algo que dejó el camino libre para que algunas personas intentaran llenar este vacío, promoviendo, por ejemplo, remedios falsos o difundiendo teorías conspirativas.

Lo que hace que las informaciones falsas resulten tan peligrosas es la rapidez y la profundidad con que se difunden. Las investigaciones demuestran que las informaciones falsas o no comprobadas pueden viajar más rápido y más lejos que cualquier otra información y que, incluso después de que la información falsa queda desmentida, las personas pueden seguir creyendo y confiando en estas.

El estudio se centra en la “teoría de utilización preventiva de técnicas de desinformación” o “teoría de la inoculación” para prevenir la propagación de las informaciones falsas, incluidas las teorías conspirativas. ¿Cómo funciona esta labor de “prevención”? ¿Por qué es tan eficaz? ¿Qué pueden hacer las personas para reforzar su resiliencia ante las informaciones falsas?

Las investigaciones actuales sobre la lucha contra las noticias falsas proponen dos enfoques principales. El primero es más reactivo e incluye esfuerzos para desmitificar y comprobar los hechos. No obstante, un creciente número de investigaciones pone de relieve los obstáculos cognitivos relacionados con este enfoque, cuando se trata de reparar los daños provocados por la desinformación. Por ejemplo, cuando las informaciones falsas comienzan a circular tienden a quedarse. Es difícil recuperar el terreno perdido, corregirlas e impedir que las personas desconfíen de estas.

Para entender cómo obtener tal resistencia psicológica ante las informaciones falsas recurrimos a la teoría de la inoculación. Esta teoría, considerada a menudo como la teoría pionera sobre la persuasión, fue desarrollada por William McGuire y sus colegas en la década de 1960. La teoría sugiere que el proceso de reforzamiento de la resistencia contra la persuasión es análogo al proceso biológico de inmunización. De la misma manera que una pequeña dosis de una cepa debilitada consigue producir anticuerpos contra un agente patógeno, la desinformación preventiva –es decir, desmitificar preventivamente las formas debilitadas de persuasión– puede ayudar a reforzar la resiliencia contra futuros ataques de persuasión.

El estudio considera que el juego GoViral! de la Universidad de Cambridge y la campaña #PiensaAntesDeCompartir de la UNESCO constituyen dos intervenciones “de desinformación preventiva”. ¿Qué permite que estas dos intervenciones resulten eficaces para inocular a las personas contra las informaciones falsas? ¿Qué diferencias pueden observarse? ¿Cuáles son las otras medidas que deben contemplarse en intervenciones futuras?

Las intervenciones de inoculación o desinformación preventiva contienen en general dos elementos clave: una alerta sobre un ataque de persuasión inminente y un rechazo preventivo. El juego y las infografías de la campaña #PiensaAntesDeCompartir contienen estos dos elementos. Primero se alerta a los lectores y jugadores contra una amenaza de información falsa sobre la COVID-19, y luego se refuta antes de que las personas encuentren la información falsa en línea.

Según nuestra investigación, las dos intervenciones mejoran la capacidad de las personas para detectar la información falsa sobre la COVID-19 presente en las redes sociales y refuerzan su confianza en la capacidad para conseguirlo. Un análisis del comportamiento de los jugadores de Go Viral! indicó también que, después de haber participado en el juego, estos manifestaron menos disposición a la hora de compartir con otras personas informaciones falsas sobre la COVID-19.

La diferencia principal entre las dos intervenciones es que las infografías de la campaña #PiensaAntesDeCompartir corresponden a lo que llamamos intervención “pasiva” de desinformación, mientras que el juego es un ejemplo de inoculación “activa”. En las intervenciones pasivas las personas reciben los elementos de réplica sin que tengan que comprometerse explícitamente en crear sus propios argumentos contrarios a la información falsa. En cambio, las intervenciones de inoculación activa incitan a las personas a refutar activamente la “dosis debilitada” de falsas informaciones; en el juego, esto funciona permitiendo que los jugadores ganen o pierdan opciones de “me gusta” en función de sus propias capacidades.

En términos de resultados, observamos que las infografías y el juego funcionan como previsto, pero es el efecto que provoca el juego es superior. Por otra parte, hemos dado seguimiento a los participantes en el estudio una semana después del estudio inicial y constatamos que el efecto “de inoculación” se conservaba fundamentalmente en quienes habían participado en el juego, pero se disipaba prácticamente (aunque no del todo) en los lectores de la infografía.

Creemos que esto demuestra que las dos intervenciones son útiles en sus contextos respectivos; el juego puede ser más duradero que las infografías en términos de resiliencia ante las informaciones falsas, pero la intervención resulta mucho más larga (de cinco a siete minutos) y todo el mundo no tiene en realidad ganas de jugar (a pesar de que mediante el juego el tema de la desinformación resulta más lúdico y atractivo), mientras que la lectura de las infografías toma menos tiempo y resulta más fácil aplicarla al entorno de las redes sociales.

Según su punto de vista, ¿de qué manera la prevención como medida de precaución contra la información falsa puede implicar aún más personas, y en particular a los estudiantes? ¿Cómo los docentes y formadores pueden equiparse mejor para desarrollar estas habilidades y competencias?

Existe cierto grado de superposición entre la desinformación preventiva y la alfabetización mediática; a pesar de que Go Viral! no ha sido pensado específicamente para ser utilizado en la educación nosotros incitamos a que lo sea. Al igual que las infografías de la campaña #PiensaAntesdeCompartir, el juego fue concebido para que todos puedan acceder a él, y en tantas lenguas como sea posible. En vez de decirles a las personas lo que deben pensar, el juego permite que los jugadores “aprendan actuando”. De esto modo, el juego puede formar parte de la alfabetización mediática para demostrar e inocular a los estudiantes contra las técnicas corrientes de informaciones falsas que hacen que un contenido se vuelva viral.

El juego propone tres técnicas de este tipo: la utilización de un lenguaje emocional para evocar emociones fuertes como el miedo o la indignación, la utilización de especialistas falsos con el objetivo de reforzar de manera artificial la credibilidad de los alegatos falsos y la difusión de teorías conspirativas que atribuyen la responsabilidad ante un problema específico a un grupo reducido de individuos secreto y nefasto. Estas técnicas son corrientes en el contenido en línea, y consideramos que el juego es un instrumento útil para que los docentes enseñen a los estudiantes cómo detectar un contenido manipulador y ofrecerle resistencia cuando navegan en la Red. Para los niños pequeños también hemos desarrollado juegos falsas informaciones “para pequeños” tales como “Bad Junior” para los sistemas educativos orientados hacia Estados Unidos y el Reino Unido.

La vacunación contra las informaciones falsas depende del desarrollo de las competencias y de las herramientas de pensamiento crítico. ¿Cómo la psicología comportamental puede informar la educación y la alfabetización mediática e informacional que inoculan contra las informaciones falsas y las teorías conspirativas?

Hay mucha literatura sobre las ventajas de los simuladores y los juegos para obtener resultados educativos. Algunos exámenes sistemáticos han destacado el hecho de que juegos serios como Bad News pueden estimular la motivación y facilitar el aprendizaje y la comprensión gracias a una mayor interacción cognitiva. Esto se debe en parte al hecho de que los juegos mejoran la motivación al permitir que las personas se sumerjan en una identidad virtual y saquen provecho de las necesidades psicológicas básicas de competencia (comprensión, aprendizaje, objetivos, desafíos), de autonomía (flexibilidad al escoger, al crear su propio camino) y relacionales (retroacción, interacción).

Escogimos muy deliberadamente centrarnos en la inoculación de las personas contra los medios por los que las personas suelen ser engañadas o manipuladas en línea. Si usted logra reconocer las técnicas de manipulación en los contenidos, entonces tendrá más capacidad para emitir su propio criterio en cuanto a la fiabilidad. En numerosos estudios, este método demostró ser un medio sólido para mejorar la resiliencia general de las personas contra las informaciones falsas. Asimismo, es más fácil generalizar este enfoque que centrarnos en conspiraciones individuales o en ejemplos de falsas informaciones. Los docentes que desean preparar un curso sobre alfabetización mediática pueden interesarse en ver cómo aplicar este enfoque a su propia gestión.

Además de la “desinformación preventiva”, ¿qué otras medidas completarían esta estrategia o compensarían las limitaciones de la inoculación como enfoque, y cómo las personas podrían adoptar o aplicar estas medidas en sus actividades en línea?

Existen numerosos enfoques que no se vinculan con la inoculación/desinformación preventiva y que se han puesto en marcha actualmente en las plataformas de las redes sociales, tales como el suministro de mensajes fijados que exhortan a reflexionar sobre la veracidad de una afirmación e intervenciones de normas sociales. Fuera de la ciencia del comportamiento, cada vez hay más llamamientos a examinar los algoritmos basados en la atención que utilizan las empresas de redes sociales como posibles amplificadores de desinformación. Además, las iniciativas educativas y de verificación de datos ganan en popularidad en todo el mundo.

Consideramos las intervenciones de inoculación como uno de los componentes del sistema de defensa a varios niveles contra las informaciones falsas, y estamos satisfechos con esta evolución.

Fuente: UNESCO

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