Qué pasa con el estudio de los medios. Diálogo con las Ciencias Sociales en Iberoamérica

 

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Reseña elaborada por Marta Rizo García (Universidad Autónoma de la Ciudad de México)

Qué pasa con el estudio de los medios. Diálogo con las Ciencias Sociales en Iberoamérica reúne las reflexiones sobre la investigación de la comunicación de tres de los más destacados investigadores en el campo académico de la comunicación mexicano y latinoamericano: Raúl Fuentes Navarro, reconocido por sus aportaciones al estudio de los procesos de institucionalización del campo académico de la comunicación y autor de los principales documentos que permiten contar con una radiografía completa de lo sucedido en el campo; Raúl Trejo Delarbre, destacado estudioso de los medios públicos en México, y reconocido, también, por su labor como promotor de debates políticos y académicos sobre libertad de expresión y acceso a la información; y Enrique E. Sánchez Ruiz, uno de los pioneros de los llamados estudios críticos de las industrias culturales en México, promotor del enfoque de la economía política y reconocido por sus trabajos teóricos y empíricos sobre medios e industrias culturales en el contexto mexicano.

Ya en la introducción se pone de manifiesto que la obra presenta tres contribuciones autorreflexivas que giran alrededor de la búsqueda de la identidad de la investigación de la comunicación (en este caso, concretamente, del objeto de estudio que goza de mayor legitimidad: los medios) como campo. Aunque cada uno de los autores escribe desde su posición y trayectoria en el campo, son varios los aspectos que los tres investigadores comparten y que, de alguna manera, fungen como hilo conductor de Qué pasa con el estudio de los medios. Diálogo con las Ciencias Sociales en Iberoamérica: 1) Los estudios sobre medios de comunicación han interactuado con las ciencias sociales y no pueden considerarse como un espacio disciplinario por sí mismos; 2) El de la comunicación es un campo que a menudo se ha visto marginado con respecto al campo mayor de las ciencias sociales, situación que, si bien aún prevalece, parece que está modificándose en el actual panorama de la investigación social, donde se observa una tendencia clara a la inter y transdisciplinariedad; y 3) La meta-investigación es necesaria para avanzar en la consolidación de los estudios sobre comunicación. En este caso, el libro se centra específicamente en los medios de difusión, pero bien pueden extrapolarse muchas de estas ideas al campo de la comunicación en general; campo que a lo largo de su relativamente reciente historia ha tenido influencias de ciencias sociales como la sociología, la ciencia política, la economía y la antropología, por citar algunas.

En el primer capítulo, “Condiciones institucionales para la práctica de la investigación académica de la comunicación: la persistencia de la triple marginalidad en México”, Raúl Fuentes Navarro presenta reflexiones a todas luces centrales para el campo académico de la comunicación en México y en América Latina. Aquí destacamos únicamente cinco de ellas. Primera, la meta-investigación es un área indispensable para reconocer los procesos de institucionalización, profesionalización y legitimación de la comunicación como campo académico. Segunda, historizar los procesos de institucionalización del campo académico de la comunicación en México implica tomar en cuenta tres niveles de análisis: individual, institucional y sociocultural; en este caso, el autor se centra específicamente en la estructuración institucional del campo. Tercera, la triple marginalidad de la comunicación (propuesta que Raúl Fuentes hiciera años antes y que plantea que la comunicación como espacio académico está marginada con respecto a las ciencias sociales, éstas con respecto a las ciencias duras y la ciencia, a su vez, con respecto a otras prioridades del desarrollo nacional), sigue vigente en la actualidad, pese a que hay algunos elementos que permiten vaticinar cambios y avances importantes, entre los cuales destacan el aumento de investigadores consolidados, de estudios de posgrado y de publicaciones, así como la presencia cada vez mayor de objetos de estudio comunicativos en otros ámbitos de la investigación social. Cuarta, la complejidad del objeto de estudio de la comunicación demanda, hoy más que nunca, propuestas post-disciplinarias, toda vez que es difícil encontrar científicos sociales que nieguen la relevancia de la comunicación (con los medios al centro) en la constitución del mundo contemporáneo; sin embargo, la post-disciplina no está exenta de riesgos, y Raúl Fuentes Navarro señala que uno de los más importantes es la pérdida de los parámetros de rigor académico. Y quinta, la investigación de la comunicación en México e Iberoamérica, pese a su institucionalización, sigue adoleciendo de falta de identidad reconocible como legítima y relevante, y, a decir del autor, “hay evidencias para suponer que el campo seguirá rezagado, todavía por mucho tiempo, en cuanto a la solvencia metodológica y la consistencia epistemológica, así como en cuanto a la legitimidad social y la identidad científica de la investigación de la comunicación en México” (Fuentes, 2011: 35).

El capítulo de Raúl Fuentes Navarro, por tanto, pone en evidencia que el campo académico de la comunicación, de naturaleza interdisciplinaria y cuyo objeto de estudio interesa a gran parte de las ciencias sociales, sigue requiriendo de análisis reflexivos que permitan su avance hacia una mayor legitimación como campo de conocimiento dentro de la investigación social.

El segundo texto de la obra es el de Raúl Trejo Delarbre. En “El tronco, el árbol, la enramada. La investigación de los medios de comunicación y de las Ciencias Sociales”, Trejo presenta un detallado y riguroso repaso del tratamiento de los medios de comunicación en el ámbito de las ciencias sociales. El hilo conductor del capítulo puede sintetizarse como sigue: a los medios de comunicación se les ha estudiado desde muchas perspectivas disciplinarias, entre las que destacan la ciencia política, la economía, la antropología, y aunque en un principio las reflexiones sobre los medios fueron escasas, posteriormente (ya a finales del siglo XX, a decir del autor) suscitaron aportaciones muy sugerentes en el pensamiento político y social. Para Trejo Delarbre, la marginación de la comunicación con respecto a las ciencias sociales, más que un problema, “ha sido desafío, ventaja e inclusive oportunidad para una construcción creativa de los marcos metodológicos en los que se apoya el estudio de los medios” (Trejo, 2011: 60). Pese a que el autor afirma que el repaso a la investigación social sobre los medios no puede ser completamente exhaustiva, Trejo Delarbre presenta una revisión bastante completa, e incluye referencias a autores clásicos como Tocqueville y Compte, Marx y Engels, Lenin y Gramsci, Weber, entre otros, hasta aportaciones más recientes emanadas de las propuestas de Sartori, Thompson y Castells, pasando por los planteamientos del empirismo estadounidense, la escuela de Frankfurt, los Estudios Culturales (tanto anglosajones como latinoamericanos), las teorías de los medios como legitimadores de la ideología dominante de Armand Mattelart, la teoría de la esfera pública de Habermas, la aproximación sistémica de Niklas Luhmann, y la relación entre los medios y la democracia planteada por Dahl, por citar sólo algunas de las referencias incluidas en este detallado repaso.

El capítulo de Raúl Trejo Delarbre da cuenta de la importancia cada vez mayor de los medios de comunicación como objeto de interés para la mayoría de las disciplinas sociales, entre las que destacan, sin duda, la sociología, la economía y la ciencia política. A decir del autor, “la relevancia de los medios es ahora tan evidente que casi no hay un solo pensador político o analista social que no la tome en cuenta” (Trejo, 2011: 94). Sin embargo, y en ello coincide con Raúl Fuentes, Trejo Delarbre no duda en afirmar que muchas de las reflexiones sobre los medios siguen sin tener referentes teóricos precisos, están a menudo supeditadas a la coyuntura y presentan débiles referencias empíricas.

Qué pasa con el estudio de los medios. Diálogo con las Ciencias Sociales en Iberoamérica concluye con el capítulo de Enrique E. Sánchez Ruiz, que lleva por título “Recuperar la crítica. Algunas reflexiones personales en torno al estudio de las industrias culturales en Iberoamérica en los últimos decenios”. En el texto, Sánchez Ruiz presenta un repaso de los cambios en los climas ideológicos dominantes en las ciencias sociales latinoamericanas, que pasaron del dominio de la episteme crítica propia de los años 60 y 70 a propuestas más conservadoras a partir de los 80’s. El autor propugna la recuperación del espíritu crítico de las ciencias sociales, específicamente en el ámbito de la investigación de los medios de comunicación, que necesariamente debe interactuar con las ciencias sociales. A lo largo del capítulo, el autor plantea que los medios son instituciones sociales multidimensionales, condición que los hace ser un objeto de estudio susceptible de ser abordado desde múltiples miradas. Desde este lugar, Sánchez Ruiz plantea varios temas de interés para la metarreflexión de los estudios de la comunicación. Aquí destacamos únicamente las cuatro aportaciones que nos parecen más importantes. Primera, es necesario que la investigación de la comunicación, además de plantear acercamientos epistemológicos adecuados, sea ética y políticamente conveniente para la sociedad. Segunda, uno de los grandes retos epistemológicos de la investigación de la comunicación es la necesidad de desarrollar con rigor competencias teóricas y metodológicas de los campos académicos con los que la comunicación interactúa. Tercera, la recuperación de la episteme crítica en los estudios de los medios de comunicación debe articular las miradas más totalizadoras y estructurales de los enfoques críticos con los planteamientos de corte micro-social aportados por las corrientes de estudios de los años 80 y 90. Y cuarta, a la investigación latinoamericana de los medios y las industrias culturales se le debe exigir, actualmente, acercamientos inter, multi y transdisciplinares; rigor académico; correcta articulación de investigación teórica y empírica; utilidad científica y social; y posicionamientos críticos que permitan construir conocimiento para lograr más y mejores formas de desarrollo de las sociedades.

Este breve repaso por los contenidos de la obra Qué pasa con el estudio de los medios. Diálogo con las Ciencias Sociales en Iberoamérica ponen de manifiesto que su lectura puede ser muy sugerente para estudiantes de comunicación y áreas afines, pero sobre todo, para académicos del campo de la comunicación mexicano e iberoamericano interesados en conocer con detalle qué se ha investigado sobre los medios de comunicación y cómo el campo de la comunicación debe necesariamente relacionarse con el resto de ciencias sociales. Los medios de comunicación, como objeto complejo y cambiante, requieren hoy más que nunca de aproximaciones inter y transdisciplinarias para su mejor comprensión.

 

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