Reyna Sánchez Estévez (Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco) reseña el libro "Género y comunicación radical. Discursos de disrupción, tensión y cambio entre Chiapas y Nicaragua" de Amaranta Cornejo Hernández.
Este libro se puede definir con una sola palabra, magnífico. Vamos a intentar explicar algunas de las razones por las que consideramos que esta obra es espléndida, por supuesto que en estas breves líneas no es posible abarcar todos los aciertos de la investigación de la doctora Cornejo, por lo que solo podrán tener una idea real de lo que significa este trabajo si lo leen.
El libro abarca una gran cantidad de temas, de nociones y de enfoques con respecto a la comunicación y al género, pero en particular uno de los aspectos que nos parece más relevante es la manera como nos muestra lo que significa la política de lo cotidiano donde, dice la autora, “toda dimensión de la vida diaria se convierte en un potencial espacio de contestación social, (…) enfoque que permite valorar aspectos que de otra manera podrían pasar desapercibidos, o podrían ser desdeñados por no ser considerados tradicionalmente políticos.” (2015: 175)
Y nos parece muy relevante este eje central del libro porque para quienes hemos sido parte de colectivos, organizaciones o grupos que buscan una trasformación social, o para quienes pretenden hacer trabajo político, nos hace pensar que esta dimensión reflexiva sobre el trabajo cotidiano, sobre las entrañas de la organización desde los actores mismos y su actitudes, sus percepciones y visiones en la vida diaria de la organización, por lo general no están presentes, no se consideran importantes y no se toman en cuenta como parte del trabajo político, y sin embargo inciden en él y son constitutivas de las subjetividades políticas de los actores.
Así este libro, producto de una ardua investigación, se puede leer como una reflexión de la reflexión, está realizado con un amplio material etnográfico que da voz a los integrantes de dos organizaciones Promedios y Luciérnaga quienes en dos ámbitos a la vez lejanos y cercanos, parecidos y diferentes, Chiapas y Nicaragua, nos muestra el esfuerzo, la dedicación, los problemas, los dilemas a los que se enfrentan quienes ponen su inteligencia y sus recursos al servicio de la sociedad para intentar modificar las condiciones de vida de personas que viven en situaciones precarias desde muy diversos ángulos. La descripción, que siempre está acompañada de un mirada reflexiva profunda, da cuenta de los procesos históricos que han marcado el desenvolvimiento de estas organizaciones, de sus dificultades y precariedades en el trabajo cotidiano, pero también nos lleva a pensar en la enorme importancia de estos esfuerzos de grupos que no conocemos, que no vemos, pero que día con día intentan contribuir a hacer espacios sociales más democráticos, realmente democráticos.
En este sentido es un libro que nos evocó al célebre Paulo Freire y su Pedagogía del oprimido, la investigación que Amaranta Cornejo hace y que ella misma define como un trabajo implicado, no trata solo de explicar conceptos, de fundamentar sus categorías, que además está muy bien hecho, con rigor metodológico, sino que rompe con los esquematismos de la academia al “redimensionar a los sujetos de estudio (…) al revalorar sus experiencias como fuente y como método y al mirar a la investigación como un proceso permanente de devolución y de retroalimentación entre el sujeto de estudio y quien investiga (2015: 46 – 47)”, lo cual es visto con claridad en los testimonios presentados.
Para hablar un poco de la riqueza teórica del libro, señalo que la autora presenta varios debates que resultan muy interesantes para el campo de la comunicación y de la política, entre los más interesantes está una discusión sobre las nociones que tratan de definir a los llamados medios de comunicación no hegemónicos, y que hablan por ejemplo de comunicación alternativa, de comunicación ciudadana, de comunicación circular, o los definen como medios libres, etcétera, en torno a esta discusión, la autora nos explica las diferencias sutiles que entraña cada categoría pero también nos aporta visiones nuevas, como la de medios de comunicación radical que “son resultado de un proceso de apropiación de las tecnologías de la información y de la comunicación por parte de actores políticos organizados; apropiación que tiene detrás una reflexión efectuada bajo determinadas corrientes críticas al pensamiento hegemónico, como el marxismo, el feminismo y el buen vivir”. (2015:43-44)
Lo que contribuye a visibilizar estas experiencias que enriquecen los estudios sobre medios y movimientos sociales.
Otra de las categorías que están muy bien problematizadas y que constituyen un eje medular es la de género, en donde el aspecto más relevante es que no se mira la categoría de género solo desde la presentación de autores y definiciones, sino desde la reflexión sobre la práctica en el trabajo cotidiano de las mismas organizaciones y entonces nos damos cuenta, como dicen ahora grupos de activistas en la era Trump en Estados Unidos, ¡cuánto falta por hacer! Hay un testimonio que nos gustó mucho y que da cuenta en muy pocas palabras de lo que sucede con la problemática de género en la vida cotidiana, no sólo de las mujeres violentadas, o de las clases populares, o de los recónditos ámbitos de la delincuencia, sino que nos muestra la cercanía de esta dificultad para pensar nuestro propio quehacer cotidiano, dice la voz de Emma: “En concreto en Promedios (…) en la historia no hay una eliminación de la inequidad de géneros. Ahorita se empieza a trabajar porque estamos trabajando por fortalecer las mujeres en los medios ¿no? En los talleres para integrar a las mujeres, pero otra vez es de puertas pa´fuera. Entonces de puertas pa´dentro falta aterrizar cosas que vienen como dando vueltas”. (2015: 205)
Efectivamente tenemos siglos con los problemas de género dando vueltas pero casi siempre los pensamos y los analizamos de puertas pa´fuera. Y lo estamos observando en el país vecino, pero en esta obra que es anterior a la evidencia del machismo, del sexismo o del patriarcado que nos muestran los discursos de Trump, podemos mirar con lupa como de puertas pa´dentro tenemos un problema. El género entonces es tratado en el libro como “una categoría socio – política (…) y no sólo como un componente más (…) que permite dimensionar los avances de democratización de la dinámicas y formas de organización que logran hacer Promedios y Luciérnaga” (2015: 52) y que nos muestra las tensiones, disrupciones y cambios como acertadamente dice el título. Más aún, dice Cornejo “el género como categoría analítica refuerza el entendimiento del quehacer de las organizaciones como procesos anclados en visiones de radicalidad (…) (pero al mismo tiempo permite) profundizar en el análisis de los cotidiano y de esta manera entender los discursos de género también como cambiantes en relación con los contextos de las ciudades y de las subjetividades de las y los integrantes de las organizaciones,” (2015: 73)
Esta mirada crítica y reflexiva que está planteada con claridad a lo largo del libro, contribuye efectivamente a los debates y a la construcción de conocimiento desde América Latina, ilumina aspectos que aún desde el feminismo son poco trabajados y como si esto fuera poco, lo hace con una escritura creativa y hermosa que permite entender las lógicas políticas pero también elementos profundamente humanos. En este sentido su visión de lo político se aparta de la categoría restringida para entenderla “como una dimensión donde diversos actores, individuales y colectivos, ponen en juego diversos repertorios de acción para conseguir ciertos objetivos, idealmente en beneficio de una mayoría” (2015: 117) y desde esta noción, entrelaza el rol que pueden desempeñar organizaciones como Promedios y Luciérnaga “donde los medios no son un fin en sí mismo sino una herramienta que puede servir a grupos organizados o no” (2015: 117) precisamente para jugar en el ámbito político de otra manera.
En este sentido nos parece muy enriquecedora una de las conclusiones de la autora que reconoce a Luciérnaga y a Promedios “como practicantes de la comunicación con una perspectiva social, que se plantean ser una herramienta y un canal de expresión que visibiliza e incluso magnifica situaciones de desigualdad que buscan ser revertidas por actores colectivos (…) (y) que tienen el poder de hacer visibles realidades que muchas veces son ignoradas deliberadamente” (2015: 242 – 243) y que también transmiten discursos que tienen como finalidad la transformación de imaginarios socioculturales, lo cual puede llevar a trasformaciones sociales profundas (2015: 242 – 243).
Esta definición del papel de estos nanomedios en la democratización de la sociedad es fundamental para mirarlos ya no como esos esfuerzos fallidos o microscópicos en sociedades tan profundamente abatidas, violentadas, injustas, antidemocráticas y desiguales como las nuestras, sino como actores políticos que desde su lugar y con grandes esfuerzos y con la inversión de todos sus recursos cotidianamente luchan por cambiar su entorno y desde ahí al mundo.
Así en este libro, podemos encontrar debates teóricos que esclarecen campos diversos, pero también un material empírico completo y profundo que se muestra a través de las voces de los actores políticos y los dos ámbitos no separados, no jerarquizados, no imbuidos en una lógica de lo académico sino en la posibilidad de ver y entender al discurso científico puesto al servicio de la reflexión de diversos grupos sociales.
Por último deseamos subrayar de nuevo que este trabajo tiene un valor adicional por la profunda reflexión epistemológica que enriquece las dimensiones históricas, políticas y teóricas que están muy bien resueltas, y que nos enseña, en el sentido amplio de enseñar, cómo se pueden pensar y expresar los contenidos de una investigación.
