Una parte fundamental en el desarrollo de todo campo de conocimiento es el recuento de su propia historia y la formalización de los supuestos que se encuentran detrás de los procesos particulares de investigación, formación y práctica profesional. Es decir, la historia de toda empresa científica aparece no sólo como una necesidad para la construcción de la identidad de un campo académico, sino como una oportunidad para observar su propio desarrollo, sus alcances y limitaciones, así como para hacer evidentes los procesos de objetivación de una narratividad que construye subjetivamente una identidad académica de la que en más de alguna ocasión no se tiene evidencia empírica. Sin embargo, esta no es para nada una tarea sencilla, dado que todo intento por reconstruir la historia de un campo se enfrenta a la vastedad de lo producido, a su dispersión, a su disparidad y a los propios límites del observador como sujeto-objeto de observación. Por lo tanto, la historia de los estudios de la comunicación enfrenta los mis problemas que cualquier otro campo de reflexión académica cuando intenta reconstruir su propia historia, una situación que ya reconocía Wolfgang Donsbach (2106) unos años atrás, al argumentar que todo intento por dar cuenta del estado de una disciplina, es de entrada limitado por la velocidad con que crece su producción, al tiempo que es tendencioso dado que no hay un únicocriterio para determinar qué es lo que se debe de integrar o no en la reconstrucción.
[…]
+info:
http://www.portalcomunicacion.com/download/fuentes_vidales.pdf