ANDRÉS LOMEÑA: Después de mucho tiempo he logrado entrevistarle. Empezaré preguntándole por los métodos que ha usado desde sus comienzos para comprender y describir la cultura digital.
LEV MANOVICH: En El lenguaje de los nuevos medios (2001) describí cinco principios clave de los nuevos medios: la representación numérica, la modularidad, la automatización, la variabilidad y la transcodificación. En mi siguiente libro, El software toma el mando (2007), me centré en otra dimensión de la cultura digital: el software. En los noventa, se adoptaron herramientas de software en todas las áreas del diseño y de la producción de medios profesionales. En los dos mil, esos desarrollos recayeron sobre los cientos de millones de personas que escribían blogs, tuiteaban, subían fotos a Flickr o vídeos a Youtube; usaban herramientas gratuitas que diez años antes habrían costado decenas de miles de dólares. Ya hace mucho escribí: “El software se ha convertido en un lenguaje universal, la interfaz de nuestra imaginación y del mundo. Es al siglo XXI lo que la electricidad y el motor de combustión al siglo XX. Lo veo como una fina película que permea las sociedades contemporáneas. Si queremos entender las técnicas actuales de comunicación, representación, simulación, análisis, toma de decisiones, memoria, visión, escritura e interacción, tenemos que entender el software”.
Creo que esos principios y dimensiones siguen siendo igualmente válidos en la actualidad, pero como ya estamos en 2020, ¿qué concepto podemos observar para capturar el desarrollo de la cultura digital de esta última década? Creo que ese concepto sería el de escala. Es muy sencillo ver la importancia de la escala cuando te fijas en el rápido crecimiento de uso de las redes sociales a partir de 2006. Las personas alrededor del mundo crean, comparten e interactúan a diario con miles de millones de nuevos artefactos digitales. La cultura global la producen ahora esas miles de millones de personas, a diferencia de lo que ocurría hace veinticinco años, cuando los productores eran un pequeño número de grandes compañías de medios y de noticias. No sabemos del todo lo que crean, imaginan, admiran y valoran esos ciudadanos. Necesitamos nuevos métodos para ver la cultura: una nueva escala y una nueva velocidad.
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