Necesitamos espacios libres de estímulos

 

Selección

El capitalismo de la vigilancia se funda en una masiva extracción de nuestros datos. También se basa en una agresiva caza de nuestra atención. De hecho, es un círculo muy lucrativo el de esta doble extracción: a más datos recabados, mejor personalización y se capta más atención. A más atención captada, más datos se recaban. Este círculo de apropiación ilegítima dispara los ingresos por publicidad y la venta de predicciones conductuales. Sin embargo, todo esto nos pasa casi desapercibido porque ocurre al tiempo que las tecnológicas nos prestan servicios.

Este círculo extractivo de datos y de atención ha generado un auténtico ecosistema de la distracción. Un ecosistema sobrecargado de estímulos que trocean nuestra atención. No hay un poder unitario que haya conseguido atraparla toda, sino que hay una pugna interminable por hacerse con un pedazo de ella: grande, pequeño o minúsculo.

Atención y ecosistema de la distracción

¿Qué es exactamente nuestra atención? Es la capacidad de fijar el espíritu en algo. Es ser uno. Ser capaz de no estar dividido por los estímulos del entorno. Solo el que es uno puede abrirse al exterior o meterse en sí mismo, ensimismarse. Por eso, se ha dicho con gran fuerza poética que “la atención es la oración natural del alma”. Oración como apertura del alma hacia fuera o hacia dentro. Así, esta oración natural es imprescindible para la excelencia en el trabajo o el arte. También lo es para la profundidad de la amistad o el amor.

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