Nueve propuestas para llevar la alfabetización mediática a otro nivel

 

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JOSE A. GARCÍA AVILÉS 

Dominar las tecnologías de la comunicación no consiste en apretar botones, deslizar pantallas, ni manejar aparatos. Ni tampoco exclusivamente en utilizar cámaras, móviles y programas informáticos. Va un paso más allá: implica usar los medios y herramientas para producir creaciones, saber compartirlas, entender la identidad en los entornos virtuales, y saber moverse en las plataformas, medios y redes sociales con mentalidad crítica. La Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) afecta a todas las edades. Es importantísima en la vida de los jóvenes y los mayores, de los profesionales, parados o jubilados y, por tanto, necesita de una movilización general en toda la sociedad. En este artículo planteo nueve propuestas para lograrlo.

Hay una frase del escritor norteamericano David Foster Wallace que me impactó cuando la leí: “La tecnología no va a parar de mejorar y cada vez va a ser más fácil y placentero estar a solas con una pantalla que nos han proporcionado personas que no nos aman y solo quieren nuestro dinero. Y si esa es la sustancia básica de tu dieta, te mueres”. La escribió en 1996. Desde entonces, las tecnologías no han dejado de avanzar de forma imparable (internet, móviles, redes sociales, plataformas de streaming, metaverso, Inteligencia Artificial, etc.) pero nosotros seguimos anclados en una visión obsoleta y a menudo ilusa de sus consecuencias. Necesitamos la formación que nos permita conocer las habilidades comunicativas y desarrollar nuestro espíritu crítico ante las formas de comunicación.

Contamos con grandes expertos en Alfabetización Mediática e Informacional (AMI), que están activamente involucrados: los profesores y maestros de escuela e instituto, quienes enseñan en sus aulas a consumir críticamente los contenidos mediáticos, a manejarse en las redes sociales y smartphones, y organizan un sinfín de actividades: talleres, pódcast, clubs de lectura, debate, teatro, revistas, charlas, etc. Organizaciones como las Asociaciones de la Prensa en muchas provincias y los verificadores (Maldita, Newtral, Verificat, EFE Verifica), también llevan a cabo iniciativas contra la desinformación y talleres de AMI. Se trata de actividades valiosas que cumplen con su cometido, pero sin duda resultan insuficientes. Es como achicar el océano con vasos de agua.

La realidad es que en España tenemos un retraso considerable en la implantación de la AMI respecto a la mayoría de los países europeos. Los países nórdicos, Reino Unido o incluso nuestros vecinos Francia, Italia y Portugal van muy por delante de nosotros. Un caso paradigmático es Australia, con un currículum educativo que presta especial atención a la AMI. En abril de 2022 promulgó una ley que permite a los profesores impartir los conocimientos y capacidades de AMI en Lengua inglesa, Artes, Ciencias y Humanidades y Ciencias Sociales. “Los estudiantes son conscientes de las formas en que los medios de comunicación se utilizan y negocian culturalmente, para dar sentido al mundo y a sí mismos. Aprenden a interpretar, analizar y desarrollar prácticas mediáticas a través de sus experiencias comunicativas y artísticas. Se inspiran para imaginar, colaborar y asumir responsabilidades en la planificación, el diseño y la producción de obras mediáticas”, dice la ley. Qué envidia.

En nuestro país se dio un primer paso con la publicación de la Ley General de la Comunicación Audiovisual del 7 de julio de 2022, que dedica su artículo 10 al desarrollo de la alfabetización mediática e informacional. El apartado 1 señala que “se adoptarán medidas para la adquisición y el desarrollo de las capacidades de alfabetización mediática en todos los sectores de la sociedad, para los ciudadanos de todas las edades y para todos los medios, y evaluarán periódicamente los avances realizados”. El apartado 4 añade: “La autoridad audiovisual competente, los prestadores del servicio de comunicación audiovisual y de intercambio de vídeos a través de plataforma, en cooperación con todas las partes interesadas, en especial, con las autoridades con competencias en materia de educación, y en su caso, con las asociaciones de padres y madres, de educadores y las vinculadas a la realización de actividades de alfabetización mediática, adoptarán medidas para promover que los padres (…) procuren que los menores hagan un uso beneficioso, seguro, equilibrado y responsable de los dispositivos digitales, de los servicios de comunicación audiovisual y de intercambio de vídeos a través de plataforma”.

Se trata de una iniciativa claramente insuficiente, por lo que todavía es necesario un mayor reconocimiento e implementación. De hecho, numerosos expertos critican que desde la publicación de la ley en julio de 2022 aún no se han realizado avances notables en AMI. Un amplio informe sobre AMI publicado por el Laboratorio de Periodismo de la Fundación Luca de Tena en agosto de 2022, describe las numerosas carencias en el panorama español. Además, ha habido retrocesos: en 2024 desaparecerán de las Pruebas de Acceso a la Universidad la asignatura de Fundamentos del Arte (que se elimina del currículum) y la de Cultura Audiovisual (que pasa de segundo curso de Bachillerato a primero), lo cual no parece que redunde en beneficio de la AMI en la educación secundaria.

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