Llevaba mucho tiempo queriendo contar esto. Pero mucho.
Alguna vez he mencionado por aquí que desde hace tiempo me planteaba escribir un libro. Algunos me animábais al ver por ejemplo las historias de Harry y Sally, y aunque de vez en cuando intenté darle forma a una novela de ficción con ese tono, no acababa de encontrar buenas ideas. Quizás las haya en el futuro, pero lo que hice en este caso fue cambiar de tercio.
De hecho, una idea fue cobrando fuerza. Empezó como un pequeño texto que me llevó a investigar algo más, y cuanto más investigaba, más posibilidades surgían. Aquello podía dar para algo. Y lo ha dado: después de más de dos años, he terminado de escribir mi primer libro, titulado ‘Suscriptocracia’. Esta es la portada:
‘Suscriptocracia’ es un ensayo, un libro de no ficción que habla de cómo las suscripciones lo han conquistado todo. A priori no parece un tema que pueda dar tanto de sí: es lo que yo pensaba cuando comencé a plantearme la idea. Y sin embargo ha ocurrido justo lo contrario: había demasiadas cosas que contar. ¿Cómo las he contado?
A través de historias.
Decenas y decenas de historias de pequeñas y grandes empresas que nos han ido llevando hasta donde estamos ahora. Desde Ford a Gillette o The New York Times a los grandes protagonistas del libro, los gigantes tecnológicos que han acabado sucumbiendo —y haciéndonos sucumbir— a las suscripciones. Netflix y Spotify demostraron al mundo que no hacía falta comprar más CD de música o DVD de películas, y al final ese es el mismo camino que han seguido Microsoft, Amazon, Google o, por supuesto, Apple. Todas ellas (como todas las demás), renegaran o no de las suscripciones en el pasado —Steve Jobs lo hizo—, han acabado descubriendo que son un poderoso modelo de negocio. Tanto que poco a poco están acabado centrando buena parte de sus ventas en él.