Por Amparo Huertas Bailén (InCom-UAB)
La globalización nos lleva a vivir en un mundo hiperconectado donde cada vez es más fácil acceder a contenidos producidos desde culturas ajenas y contactar con personas que residen en otros lugares. Ante esta nueva realidad, nos hacemos la siguiente pregunta: ¿hasta qué punto todo ello está contribuyendo a una mayor sensibilidad intercultural?. ¿Conocer otras culturas nos despierta el interés por saber sobre ellas?, ¿nos predispone a una mayor aceptación de la diversidad o, incluso, a una actitud más solidaria?. Ahora bien, cabe advertir que nuestra reflexión se preocupa básicamente de los contextos sociales en los que el análisis de la interculturalidad puede considerarse como una adignatura obligatoria, pues nos ocupamos de la convivencia en espacios con elevada presencia de población migrante.