Virginia Luzón reseña el libro “Comunicar en la Sociedad Red. Teorías, Modelos y Prácticas” de José Alberto García Avilés (Editorial UOC. Barcelona: 2015).
El autor José Alberto García Avilés nos propone un reto interesante, la adquisición de conocimiento con una herramienta que no entraría en el universo de la “Sociedad Red” que nos presenta, donde los bienes materiales, como su libro, adquieren, según sus propias palabras, un valor secundario en el nuevo ecosistema mediático, donde la revolución digital ha cambiado desde los modelos de negocio a la interacción con la audiencia. Nos plantea, pues, la aventura de conseguir gestionar una cantidad de información sobre el ecosistema comunicativo; el cómo lo hagamos va a depender del nivel previo de noción sobre la materia que tenga cada lector.
La estructura escogida para presentarnos los modos de comunicar ante este nuevo paradigma comunicativo han sido siete capítulos a través de los cuales el autor, desgrana las teorías de la comunicación, sus modelos y las prácticas profesionales que se ejecutan en el día a día en el mundo del periodismo. Y lo hace con un método único, ya que mezcla una redacción erudita y a la par accesible, ejemplos muy actualizados de cada uno de los casos y una composición didáctica en la que cada capítulo se estructura primero en unas claves, se desarrolla mediante puntos teóricos y finaliza con unos recursos y bibliografía específicos para cada uno de ellos.
Empezamos con un decálogo imprescindible para el estudio de la comunicación. Son diez elementos clave que cualquier estudiante de periodismo o comunicación debe tener presentes cuando aborda esta área de conocimiento, son antecedentes ineludibles si se ha de estudiar o trabajar en este ámbito. Para no decepcionar al lector, una vez expuestas las diez premisas para el estudio de la comunicación, las desarrolla una a una, con ejemplos tan explícitos como la metáfora, la cual, según el autor, desempeña una función explicativa esencial, aludiendo a la revolución del enchufe de Neil Postman, que a su vez él ilustra con el ejemplo cinematográfico que todos tenemos en nuestro imaginario colectivo de Matrix. ¿Qué significado tiene esta metáfora en la sociedad red? ¿Qué función en el nuevo ecosistema comunicativo? La respuesta está en la página 27.
La teoría de la comunicación como ciencia de estudio ha tenido (y tendrá) sus defensores y detractores. García Avilés es sin duda un defensor de la misma, aunque no tiene el menor reparo en exponer a lo largo del segundo capítulo sus puntos débiles y sus fortalezas, mientras nos señala las diferencias entre comunicar e informar. El planteamiento fundamental de la importancia del estudio de la comunicación crece en importancia cuando la misma es “de masas” y se introduce la “comunicación pública”. García Avilés nos demuestra que hay diferentes niveles y diferencias entre información, conocimiento y sabiduría.
Una vez demostrada la necesidad de investigar la comunicación, yo recomendaría la lectura del libro saltando al capítulo cuatro, donde están perfectamente diseccionadas las principales teorías de la comunicación. Todo estudiante de periodismo o comunicación debería leer este capítulo de forma obligatoria, ya que ofrece de forma didáctica y muy completa los principales modelos de la comunicación, para acabar con una propuesta propia de integración en red. Y acabados los modelos volvería la lectura, ya con el modelo de integración aprendido al capítulo tres, donde nos expondrán cómo es el nuevo ecosistema comunicativo y qué se encuentra más allá “en la red”: tendencias, participación, socialización de la información…
Un nuevo ecosistema supone una nueva audiencia, aunque la tradicional la pasiva no desaparezca, pero vemos como emerge un tipo de consumidor, gatewatching según Alfred Hermida, prosumidor para otros autores. Así podemos leer cómo ha evolucionado y cómo es el actual consumo de medios; los sistemas de medición de audiencias más tradicionales y los más innovadores; el hecho que los medios de comunicación son la base de la construcción de la opinión pública y de la democracia.
Los dos últimos capítulos los dedica el autor a la producción de los contenidos informativos y al uso y abuso de la información. Son sus temas estrella, no en vano ha dedicado varios años de su vida a la investigación de la convergencia de las redacciones de informativos y ha publicado extensamente sobre estos temas. La construcción de la realidad mediante los medios de comunicación, la crisis de la objetividad, la manipulación informativa, la espectacularización en las noticias, y todas las técnicas de desinformación que están al alcance de los medios. Finaliza el capítulo con una llamada a la responsabilidad ética del periodista, sin olvidar que los periodistas son aquellos que se han formado en nuestras aulas.
Por ello, García Avilés aprovecha para reivindicar el papel de la universidad en la sociedad, para recordarnos que lo que se transmite en las clases es lo que llega a la sociedad y que somos responsables de las consecuencias de la universidad que vivimos, aunque haya un grupo de románticos que aún crea en las mejoras mediante la innovación inteligente. Una innovación que nace de la inteligencia crítica, y que él mediante este texto quiere ayudar a construir con contribuciones de intelectuales como Luka Brajnovic, Manuel Castells, Dan Gillmor, Neil Postman y un largo etcétera.
Es un libro que todo estudiante de comunicación debe leer, aunque, se echa en falta un capítulo final que esté al mismo nivel teórico que el principio de la obra, un capítulo de conclusiones que deje en el lector un poso de proposiciones, de proyecciones de futuro de cómo ve el autor el futuro de la comunicación, las tendencias del periodismo y las redacciones, la figura profesional del periodista en el futuro a medio y largo plazo, porque él tiene una visión de conjunto y una capacidad inusual en el marco universitario actual. Nos falta su propuesta de futuro, y esperamos que la pueda hacer en breve, en otro libro, porque no nos cabe duda que será más que sugestiva.
