La política de los datos sí importa, determina la forma en que podremos o no vivir en un espacio más libre en un futuro próximo
La semana pasada nos convocaron a conversar en la Escuela de Activistas de la organización Ingeniería Sin Fronteras Euskadi. De esa plática sobre Vulneración de derechos digitales en un estado de alarma global salieron varias reflexiones que trascendían los propios derechos digitales a la vez de permanecer vinculados a ellos.
Controlar la pandemia ha propuesto como solución de ¿corto plazo? la ‘necesidad’ de ceder derechos y libertades, en particular la privacidad, libertad de expresión y de reunión, a cambio de estar ‘a salvo’.
Los gobiernos de todo el mundo corrieron [más o menos rápido, según el caso] a buscar en la tecnología una aliada que permita ayudar en esa detención ‘de la pandemia’. Tal y como están diseñadas esas nuevas tecnologías lo que están controlando es a su ciudadanía. Aquí un listado [no exhaustivo] de las aplicaciones de seguimiento del mundo.
Se está manejando la crisis desde la amenaza. Estar aisladas en casa la mayor cantidad de tiempo posible es la única medida posible, al parecer. Estamos en soledad y con miedo. La narrativa de la crisis profundiza psicológicamente la idea de que estar con otras personas es peligroso, el/la vecina como enemiga, apoyando la ruptura del ya debilitado tejido social en el que estamos sumergidos desde hace décadas.
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