Marta Escamilla Monell; Jordi Panyella Carbonell
La ecoedición hace referencia a una manera de gestionar las publicaciones en base a principios de sostenibilidad. Actualmente, cerca del 10 % de la lectura mundial se realiza en soporte digital, casi el 100 % de las publicaciones en papel se hacen mediante algún aparato electrónico, y la huella energética supone el 7 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. Por eso nos preguntamos por el impacto ambiental de la edición digital, a partir de las conclusiones del último Ecobooklab organizado por Pol·len edicions y el Centro Tecnológico LEITAT.
Publicar libros con criterios respetuosos con el medio ambiente requiere repensar todo el proceso editorial: desde la conceptualización hasta la comunicación. La ecoedición es una manera de gestionar las publicaciones en base a principios de sostenibilidad. La ecoedición significa calcular, minimizar y comunicar el impacto ambiental de estas publicaciones. Igual que en el caso de la producción de libros en papel, la producción de libros digitales ha de calcular, minimizar y comunicar sus impactos. Una vez reducidos al máximo se puede hablar de acciones de compensación, que nunca pueden ser una «barra libre» para no reducir. Finalmente, la ecoedición también supone un consenso de todo el ecosistema del libro y sus diversas cadenas de valor.
Sobre la edición digital
Cuando se habla del impacto ambiental de la edición digital hay que tener en cuenta distintos factores. En primer lugar, que casi el 100 % de las publicaciones en papel se hacen mediante algún aparato electrónico o digital, por lo que también pueden considerarse, en parte, digitales. Esto quiere decir que tanto en su proceso de fabricación como en su uso existe una relación con la digitalización. La fase de diseño de un libro en papel, por ejemplo, supone el 9,6 % del impacto ambiental de esta. Pero es precisamente en este momento, a la hora de tomar las decisiones de diseño de producto, cuando se podrá disminuir los impactos. Esta es la función de la calculadora BookDAPer.cat: calcular el impacto ambiental (huella de carbono, consumo de recursos y otros indicadores ambientales), ayudar a tomar las medidas para minimizarlo, y comunicarlo al público lector a través de la etiqueta bDAP.
Por otro lado, la lectura en dispositivos digitales representa casi el 10 % de la lectura global, y va en aumento. Según un estudio elaborado por Libranda, el negocio del libro digital en español creció un 37 % durante 2020. El perfil de las personas que optan por la lectura en dispositivos electrónicos es muy variado, pero se ha detectado una incorporación de nuevas personas al hábito de la lectura. En la primera escena de la película La casa Rusia se relata la existencia de la audioferia de Moscú. «¿Audioferia?», pregunta uno de los protagonistas. «Sí», le responden, «es un certamen de casetes, los malditos libros del futuro».
A menudo se percibe que las nuevas tecnologías desplazan a las anteriores, y seguro que en muchos casos ha sido así. Pero ¿qué pasaría si modificásemos esta mirada y aceptáramos la colaboración entre el mundo virtual y el analógico?
El impacto ambiental de la edición digital
Actualmente nadie niega que el entorno digital posee un impacto ambiental, y que este no deja de crecer. Según el informe Click Clean, elaborado por Greenpeace en 2017, alrededor del 7 % de la energía que se consume en el planeta deriva de la demanda de lo que algunas personas denominan el capitalismo digital. Si «internet» fuese un país, sería el sexto en emisiones, y si le sumásemos las emisiones generadas por los aparatos electrónicos que requiere la navegación, se trata de la industria que más emisiones genera, con diferencia.
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