El internet y las redes sociales en China

 

Selección

Sandra Bárbara

Sandra Barba (SB): Usted ha documentado ampliamente la evolución del internet en China desde los años noventa, como se puede apreciar en su libro The Power of the Internet in China. Para empezar, ¿podría describir esa primera década? En concreto, ¿cómo accedía la gente al internet y cuál era su estructura y aspecto?

Guobin Yang (GY): Los años ochenta fueron una década de notable tolerancia, a la que, no obstante, le siguieron la tristeza intelectual y el estancamiento tras la represión de las protestas de Tiananmén, en 1989. China se conectó a internet en 1994, los primeros días fueron tiempos de esperanza y entusiasmo. Esto coincidió con una nueva etapa de reforma del mercado y ayudó a comenzar un periodo de apertura cultural. Ese año, con la construcción de la Red de Educación e Investigación de China, que dependía del Ministerio de Educación, muchas universidades y centros de investigación pudieron conectarse. Las empresas privadas aparecieron en 1995 y, en 1996, 1997 y 1998, se fundaron las tres más grandes: Sohu, Netease y Sina, respectivamente. Por su parte, Tianya Club, otra compañía privada, y el foro en línea Strong Nation Forum, patrocinado por el Estado, se crearon en 1999. En ese entonces, los servicios de internet incluían foros BBS, páginas personales y comunidades en línea en las que participaban usuarios de todo el mundo. Durante algún tiempo, Strong Nation Forum fue el foro en chino más popular a nivel mundial, pero no era el único abierto al público, los foros BBS afiliados a universidades también permitían que participaran usuarios que no fueran sus estudiantes. Yo mismo lo constaté cuando investigaba sitios web chinos en el 2000, pues podía acceder a ellos fácilmente desde mi casa en Nueva York. Sin embargo, en 2005 los BBS universitarios empezaron a cerrarse al público como parte de las medidas represivas que el gobierno estaba aplicando.

​ En mi investigación de entonces, descubrí que los internautas chinos, que suelen llamarse a sí mismos “netizens” (wangmin) o “net friends” (wangyou), invocaban, sobre todo, tres imágenes cuando hablaban del internet: el hogar, la plaza pública y el mundo de las artes marciales conocido como jianghu (literalmente “ríos y lagos”). Son imágenes de apertura y libertad, comunidad y socialización, así como de aventura y justicia. Estas tres imágenes reflejan la visión idealizada que las personas tenían de internet en sus inicios. Pero más que ideales, los usuarios intentaron hacer realidad esas visiones. Por ejemplo, hacia el 2000, en el foro Strong Nation se debatió ampliamente sobre cómo convertirlo en un espacio democrático de debate público. Asimismo, en el Club Tianya y otros foros BBS hubo actividades de protesta frecuentes y abiertas. En The Power of the Internet in China documenté que hubo personas que, además, recorrieron largas distancias para investigar y denunciar casos de corrupción o injusticia social. Hoy, los internautas recuerdan esa época con nostalgia.

SB: El panorama del internet en China se ha transformado radicalmente. En Engaging Social Media in China, su libro más reciente sobre el tema, introdujo el término “plataformización patrocinada por el Estado” para describir este nuevo paradigma. Partiendo de su descripción de los años noventa, ¿podría describir ahora la década de 2020? ¿Qué ha cambiado? ¿Cuáles son las plataformas predominantes y qué emociones e imágenes se asocian a ellas?

GY: Ciertamente, el panorama en esta década es muy diferente al de hace treinta años. A finales de 2024, el internet en China había alcanzado al 79 % de la población, lo que significa que, actualmente, hay más de 1 100 millones de usuarios. Sina Weibo, considerada durante mucho tiempo como el Twitter chino, se convirtió en la plataforma de redes sociales dominante poco después de su lanzamiento, a finales de 2009, aunque la gente siguió utilizando los foros BBS un buen tiempo. En 2011 se lanzó WeChat y se convirtió en el principal competidor de Weibo en cuanto a número de usuarios. Esta plataforma ofrece tantos servicios que, a veces, se la llama la superaplicación. Durante la pandemia, la gente recurrió a WeChat para hacer sus compras, entregar comida, comunicarse con sus amigos y familiares y realizar muchas otras actividades cotidianas.

La censura, 2025.

​ Tanto Weibo como WeChat siguen siendo muy populares en la actualidad. Aunque ahora también se han extendido las plataformas de videos cortos y de transmisiones en directo, como Douyin, Kuaishou, Bilibili, Rednote. Un hecho importante que hay que recordar es que, en una economía nacional dominada por empresas estatales, todas las grandes compañías de internet, así como sus plataformas de redes sociales han sido negocios de privados. Existe, por tanto, una intrigante relación triangular entre el partido-Estado, las empresas privadas y los usuarios. Esto, por supuesto, tiene implicaciones para entender el comportamiento de los internautas.

​ En parte, las plataformas de videos cortos y livestreaming se hicieron populares al instante porque bajaron la barrera para convertirse en influencer. Sina Weibo, por ejemplo, solía tener influencers llamados Big “V’s”. Aunque la “V” hace referencia al hecho de que son cuentas verificadas, la mayoría de estos influencers son celebridades del mundo del espectáculo, estrellas de cine, escritores, periodistas y académicos, esto es, personas que tienen ciertos conocimientos lingüísticos para comunicarse mediante textos escritos. En cambio, las plataformas de video son diferentes: sea frente al público o ante la cámara de tu propio celular, sólo tienes que hablar y actuar. Así, estas redes atrajeron rápidamente tanto a gente culta, que vive en las ciudades, como a personas mayores y jóvenes de zonas rurales y pueblos pequeños. Según las encuestas del Centro de Información de Redes de Internet de China, casi todos los internautas del país utilizan también plataformas de video de corta duración.

​ Todo esto significa que el internet y las redes sociales se han integrado profundamente en la vida cotidiana y laboral de la China actual. Conectarse a través de los teléfonos inteligentes se ha convertido en una rutina que, además, se da por hecho. Mi reciente libro, The Wuhan Lockdown, que es una especie de secuela de The Power of the Internet in China, ofrece análisis actualizados de estos acontecimientos contemporáneos y su impacto social. Como dije, si la primera década se caracterizó por estar llena de esperanza, optimismo y entusiasmo, aunque también de ira y protesta, ahora es más difícil describir los paisajes emocionales de los espacios digitales chinos. Todo se ha vuelto más complicado. Lo que inicialmente era una estructura básica de comunicación en red no sólo ha crecido exponencialmente en sus tecnologías, sino que también se le han inscrito funciones y significados complejos y, a menudo, contradictorios, de acuerdo con los profundos cambios culturales, sociales, políticos y económicos.

Seguir leyendo: Revista de la Universidad de México

Ilustraciones de Santiago Solís Montes de Oca

Vistas:

188
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles. Ver aviso legal y política de cookies