Por Marta Civil i Serra (InCom-UAB)
Traducción del portugués al castellano: Gabriela Marques Gonçalves (InCom-UAB)
Entrevista realizada en Bellaterra, el 29 de septiembre de 2016.
El investigador Ernesto Nhanale, nacido en la población de Massinga (Mozambique), en el año 1984, es licenciado en Periodismo por la Escola de Comunicação e Artes de la Universidade Eduardo Mondlane, en Maputo, y máster en Estudios de los Medios y Periodismo por la Facultad de Ciências Sociais e Humanas de la Universidade Nova de Lisboa, en Portugal.
Experto en análisis de contenido de la prensa, Ernesto Nhanale combina actualmente su trabajo de profesor asistente e investigador en la Escola Superior de Jornalismo de Maputo, con la realización de su tesis doctoral en el Departamento de Medios, Comunicación y Cultura de la Universidad Autónoma de Barcelona, gracias a un convenio entre la Escuela Superior de Jornalismo de Maputo y la Cátedra Unesco de Comunicación (InCom-UAB), con el apoyo de la Fundación Autónoma Solidaria.
Usted está realizando su tesis doctoral sobre la prensa en Mozambique. ¿Cómo se aproxima a este objeto de estudio?¿Desde qué perspectiva teórica?
Mi formación en mass media y periodismo es, en primer lugar, una primera aproximación al estudio de la prensa en Mozambique, en una clara pasión que me empuja a intentar comprender las relaciones entre los media y la política. Estudiar los media en Mozambique, para alguien que basa sus metodologías en el análisis de contenido, sigue siendo un enorme desafío, sobre todo por el hecho de que los contenidos, tanto de la televisión como de la prensa escrita, no están aún digitalizados, en lo que se refiere a los archivos. Siempre tenemos que recurrir a archivos físicos, lo que hace que el trabajo sea algo muy complejo. Tenemos que rebuscar en todas las publicaciones para encontrar las temáticas que nos interesan, y después hacer los análisis. En los archivos digitales, basta con la inserción del tema en el motor de búsqueda y los asuntos aparecen en el ordenador, seleccionados y analizados.
Mi tesis aborda el tratamiento de la corrupción política en la prensa. Esta investigación tiene tres elementos centrales, que fundamentan su importancia. El primer aspecto es el hecho de que Mozambique, cuyo sistema político pasó en 1990 a ser democrático, tiene aún por delante inmensos desafíos para la consolidación del mismo, entre los que destaca las cuestiones relacionadas con la transparencia y la responsabilidad en el gobierno. Este desafío gana todavía más interés, si tenemos en cuenta el hecho de que el país se caracteriza por tener elevados índices de corrupción en las evaluaciones anuales de la Transparencia Internacional. El segundo aspecto se basa en la idea de que los mass media pueden jugar un importante papel en este proceso de democratización del país, considerando que su papel como contra-poder (al exponer los casos de corrupción), cuando se ejerce correctamente, puede ayudar a presionar a los gobernantes a implantar un modo de gobernar más responsable. El tercer elemento que alimenta el objeto de estudio reside en una reflexión que busca cruzar los dos puntos anteriores, evaluar en qué medida la prensa en Mozambique puede desempeñar sus funciones de contra-poder de una forma responsable en un contexto de una democracia caracterizada por un partido dominante, la Frelimo, lo que deja algunas huellas de resiliencia de una cultura política autoritaria que, a su vez, acaba afectando a los niveles de libertad de prensa. Pues, como sabemos, la cobertura de la gran corrupción exige elevados niveles de autonomía y de ejercicio de las libertades. Digamos que se trata de un intento de mirar la corrupción como un indicador para evaluar el grado en que el periodismo desempeña sus funciones democráticas, tanto en lo que se refiere al tratamiento de la corrupción, como a la hora de explicar los patrones profesionales sobre los que esta cuestión es abordada. Como sabemos, la cuestión de la cobertura de la corrupción conlleva elevados niveles de responsabilidad, en la medida en que su tratamiento puede ser usado, simplemente, para atraer lectores, con meros casos de dramatización y personalización de figuras públicas, sin que tales abordajes tengan interés en contribuir en una reflexión o debate público más serio sobre el problema de la corrupción.
Entre los años 2009 y 2015 usted participó en dos investigaciones sobre medios y cobertura de campañas electorales en Mozmabique y, actualmente, forma parte del grupo de investigación internacional sobre “Cobertura periodística de la corrupción política”, coordinado por Isabel Ferin del Centro de Investigação Media e Jornalismo (CIMJ) de la Universidade Nova de Lisboa (Portugal). Este grupo está realizando una investigación comparada en cuatro países de la esfera iberoamericana-africana (Brasil, Mozambique, España y Portugal). ¿Qué similitudes y qué diferencias han identificado con su investigación?
Bueno, aunque forme parte de este grupo, el trabajo que implica mi tesis, con la que pretendo ofrecer contribuciones acerca de la cuestión que plantea, no me permitió participar en los momentos más cruciales del análisis comparativo realizado. Este año el proyecto entró en su fase final y ya cuenta con tres publicaciones, una es una edición de la Revista Media & Jornalismomedia en Portugal y España, aunque ya se ha dicho, sería interesante destacar que Mozambique puede ser visto como una versión agravada de las características de estos sistemas, donde la prensa (en cuanto actividad profesional y liberal), más allá de ser algo reciente y de que haya atravesado un periodo de control, posee un bajo reconocimiento profesional y opera en un clima de elevados niveles de instrumentalización. En el segundo libro, en el que no pude contribuir, noté que hubo un esfuerzo muy grande por parte de los colegas de Portugal y Brasil por evaluar la cobertura de la corrupción y su relación con las cuestiones judiciales (se explora, por ejemplo, la cuestión de la prensa y el secreto de sumario). Pero difícilmente podemos hacer este tipo de comparaciones con Mozambique, dada su cultura del periodismo de investigación y una agenda muy sistematizada de cobertura de la corrupción, que sigue siendo aún muy baja.
¿Se preciben diferencias en la cobertura periodística de la corrupción política en los medios de prensa tradicional respecto a las ediciones electrónicas?
Como he dicho antes, prefiero hablar de Mozambique. En relación a los medios electrónicos (radio y televisión), difícilmente podemos encontrar algún tipo de establecimiento de agenda que pueda contribuir a un debate público más serio sobre el problema de la corrupción, sobre todo por el hecho de que la televisión y la radio informativas han estado durante muchos años, también en el periodo multipartito, dominadas por los servicios públicos que, en nuestro contexto, son muy criticados por el nivel de control que ejerce el gobierno. Solamente alrededor de los años 2000 encontramos televisiones informativas privadas (por ejemplo, Soico Televisão, una de las televisiones privadas con uno de los mayores servicios de información, fue fundada en 2002), con un servicio informativo alternativo al público. Podemos decir que aquí encontramos la corrupción bajo la forma de noticias de rutinas, sobre todo cuando están promocionadas por las entidades públicas como la Procuraduría (2) de la República. Para el caso de los periódicos tradicionales, el asunto es un poco diferente, pues tenemos periódicos que se fundan después de la liberalización del país, lo que permitió que se creara un grupo de periódicos llamados independientes, que toman la cuestión del periodismo de ‘denuncia’ como un elemento central de su actividad. Todo tiene sus desafíos. Por cierto, estos desafíos constituyen el centro de lo que estoy intentando ilustrar con la investigación de mi tesis.

Ernesto Nhanale en la Biblioteca de Comunicación y Hemeroteca General (UAB), en Bellaterra. Fuente: archivo personal Ernesto Nhanale.
¿Cómo influye el ‘periodismo ciudadano’, es decir, la participación de los propios ciudadanos en el proceso de crear y difundir información sobre corrupción política en los medios?
Yo tengo la certeza de que tenemos pocos casos de estos. Lo que tenemos son denuncias hechas por actores institucionales que, siendo parte de un sistema y no concordando con acciones llevadas a cabo por otros grupos, aparecen en la prensa haciendo denuncias unos contra otros. Pero estas denuncias pueden no ser, específicamente, sobre la corrupción, también pueden aparecer otras prácticas consideradas lesivas para los denunciantes.
Pero yo nunca prefiero pensar que los ciudadanos tienen un papel significativo, ya que ellos pueden ayudar a que se inicie una investigación sobre un caso. Los periodistas deben ser capaces de iniciar sus investigaciones a partir de las denuncias, buscando más pruebas a partir de lo que los ciudadanos les ofrecen. En muchos casos a lo que asistimos, en la prensa en Mozambique, es que la historia se fundamenta en la denuncia, sin ninguna depuración ni juicio del interés de las fuentes. Ello acaba empobreciendo la actividad de los periodistas, pues hay muchas fragilidades en los mecanismos de depuración. Cuando la historia no surge de una denuncia, es un informe producido por una entidad donde se señalan personas como corruptas.
Esta es una cuestión fundamental del periodismo —más todavía en nuestro país—, la sabiduría de lidiar con las fuentes de información. En muchas ocasiones, nuestros periodistas toman como verdad absoluta lo que les es dicho por las fuentes, pues existe esta cultura de situar a los actores institucionales, sobre todo cuando es gente especializada o que ocupa posiciones destacadas, ofreciéndoles una credibilidad total sin juzgar que ellos son personas con intereses particulares en las historias. Los periodistas no logran ser críticos con las fuentes, les dan una credibilidad absoluta, lo que les hace, en muchos casos, caer en la trampa de publicar informaciones falsas. Es por esto que antes me he referido a esta cuestión de la instrumentalización. Si usted es una persona experta y quiere perjudicar a alguien, puede fabricar documentos y ofrecérselos a un periodista —incluso los considerados más eruditos en Mozambique—, entonces la posibilidad de que esta falsedad pase a ser una historia pública es mayor.
Paralelamente, usted es miembro fundador del Centro de Estudos Interdisciplinares de Comunicação (CEC), creado en 2011, con funciones de investigador. ¿Qué proyectos de investigación están desarrollando actualmente?
El CEC, que es un grupo pequeño pero muy sólido en relación a lo que pretende, es un claro desafío para nosotros, en el sentido de crear un pensamiento sobre comunicación, específicamente sobre los media y el periodismo, en Mozambique. Nosotros empezamos con pocos recursos (humanos y materiales) y pensamos en pequeños proyectos de investigación que nos posibilitaron de forma fácil mapear y comprender los media en Mozambique. Pero queremos ahora hacer una aportación muy importante, sobre todo con la publicación anual de una revista. Estamos seguros de que la revista está creando un espacio para la formación de investigadores, así como de una masa crítica sobre la comunicación en Mozambique. Por otro lado, decidimos abrir una colección de libros basada en la edición de tesis de doctorado de compañeros que estudian comunicación social en diversos países. Contamos con 3 libros publicados en 3 años. Esperamos publicar más, y ampliar nuestras publicaciones de acuerdo a la calidad de los materiales que recibamos. En un contexto en el cual las publicaciones en Mozambique y sobre Mozambique, en lo que respecta a la Comunicación Social, es inexistente, el papel del Centro es indiscutible. Nuestro objetivo es que, a partir del 2017, iniciemos la publicación de libros resultado de los proyectos de investigación que están siendo desarrollados en el CEC. Nuestra contribución es todavía muy básica, pero útil para quien quiere comprender las cuestiones de los media en Mozambique. No quiero hacer alusión a los acontecimientos científicos que realizamos, casi con regularidad, contando con participación de investigadores de diversos paises. Pueden tener acceso a nuestras actividades en la página web www.cec.org.mz.
Usted ha podido venir a estudiar en Cataluña gracias a un convenio entre la Escola Superior de Journalismo de Maputo y la Cátedra Unesco de Comunicación (InCom-UAB), con el apoyo de la Fundación Autónoma Solidaria. Esta actuación se inscribe dentro del programa de cooperación de la Unesco “The need for quality journalism in Africa”, con la misión de fortalecer las universidades africanas que imparten estudios de comunicación. ¿Cómo valora esta oportunidad?
Para mí, esta es una oportunidad muy buena y debería ampliarse. Los gestores de este proyecto están logrando hacer muchas cosas buenas, con pocos recursos. Estoy orgulloso, sobre todo del modelo aplicado en este proyecto, en el cual no tenemos becas tradicionales que cubren todo, sino que compartimos los costes de nuestros estudios. Creo que este tipo de proyectos es muy importante pues favorece que los beneficiarios valoren lo que hacen. Creo, ciertamente, que este tipo de iniciativas abre una perspectiva de cooperación y reduce la dependencia.
La Escola Superior de Journalismo (ESJ) de Maputo, donde imparte clases, entró en funcionamiento en 2009, con 75 alumnos de ciencias de la comunicación, especialidad de Periodismo, Publicidad y Márqueting, y Relaciones Públicas. Un año más tarde se iniciaron los estudios de Biblioteconomía y Documentación. Este curso 2016‒2017 ya cuenta con más de 400 alumnos. ¿Qué considera que falta implementar? ¿Actualmente se puede estudiar el doctorado en comunicación en su país?
Lo que le puedo decir es que el departamento para el que me estoy formando y a partir del cual debo ofrecer mi contribución al desarrollo del país, es el de Periodismo y está allá. Y me gusta este privilegio. No es una cuestión de egoísmo, como tal vez pueda parecer, sino que responde al hecho de que estoy más vinculado a las cuestiones de periodismo y a que no ocupo ninguna otra posición por encima del departamento que me permita opinar fuera de él. Pero, como observador y parte de la comunidad de la ESJ, puedo decir que los gestores de la Escuela tienen una visión sobre lo que es necesario para el país en el área de comunicación y ellos sabrán, en su debido momento, implementarla.
En cuanto a la oferta de cursos de doctorado, tenemos desde el año 2016 el Doctorado en Comunicación ofrecido por la Universidade Católica de Moçambique. Un hecho curioso y positivo es que estos estudios tiene su sede en Nampula, fuera de la capital. Creo que este elemento es muy acertado, pues la idea de que Maputo es el centro de todo crea muchos problemas de centralización generalizada, haciendo creer que sólo es bueno lo que está en la capital y de que nada se mueve más allá de la capital. La descentralización del pensamiento es un buen paso para una sociedad que pretende desarrollarse, pues cuando salimos de Maputo hay que tener la noción de que existen nuestros compañeros con los cuales tenemos que dialogar, pues existen otros espacios que producen conocimiento y que deben ser valorados.
El año pasado murió asesinado el periodista mozambiqueño Paulo Machava, un veterano periodista, editor del diario electrónico Diário de Notícias. Este hecho generó acciones cívicas y periodísticas en defensa de la libertad de prensa y la libertad de expresión, como “Viva la libertad de expresión y de prensa en Mozambique” y “Voces silenciadas”. ¿Qué papel considera que tienen que ejercer las facultades de comunicación en la defensa de la libertad de prensa y la libertad de expresión?
Déjame primero decir que, aparte del caso Carlos Cardos, todavía no tenemos ningún elemento para relacionar las muertes de los periodistas con el ejercicio de las libertades de prensa. Aunque hayan sido hechas estas acciones, las cuales respeto por su valor cívico, no hay una asociación directa entre su asesinato y la violación de las libertades de prensa. En relación a la campaña “voces silenciadas”, esta fue hecha en otro contexto, cuando la Procuraduría General de la República procesó al editor del periódico electrónico Mediafax y a un profesor de economía, Nuno Castel-Branco, por haber emitido una opinión crítica y severa sobre el antiguo presidente de la República, Armando Guebuza. El profesor economía compartió sus opiniones en su página de Facebook y el periódico las consideró interesantes y las publicó, lo que implicó un proceso que terminó en un juicio en el cual los acusados fueron considerados inocentes. Me parece que la campaña tuvo su éxito, pero también las libertades de prensa y de expresión salieron fortalecidas, pues se probó que, aunque haya gente enemiga de las libertades y se use la ley para intimidar, las instituciones judiciales existen para reponer la verdad, donde ésta debe ser repuesta.
En un contexto más general, para hablar sobre las libertades de prensa y de expresión, hay un elemento importante que pienso que debaríamos retornar a él. El hecho de que seamos una democracia nueva y dominada por un único partido, la Frelimo (gana todas las campañas electorales y, al mismo tiempo, fue el que asumió el poder después de la independencia hasta 1990). En términos prácticos, diríamos que el país está gobernado por la Frelimo desde que se fundó, en 1975. ¿Qué significa esto? Para mí, la apertura del país a las libertades de expresión y de prensa constituyó una oportunidad para los que tienen una mente abierta a estos procesos; pues hay aún un grupo de personas que culturalmente no están preparadas o se dejaron enraizar en la cultura autoritaria y nunca más podrán ajustarse a los modelos actuales. Por una cuestión de ‘buen gusto’ y elegancia, las personas claman por las libertades de prensa; pero es frente al ejercicio de estas libertades que asistimos a las más extremas banalidades y violaciones. Ahora las manipulaciones ocurren de las formas más sutiles; las personas deben conformarse para poder progresar; la crítica, cuando se hace públicamente y de forma abierta, es considerada destructiva. Finalmente, es aquella idea de que los periódicos deben usar sus libertades para “construir” evitando la crítica manifiesta, pues si lo hacen, públicamente, están destruyendo. Hay una idea de que quien critica pretende alcanzar negativamente al otro y no puede ser visto con buena fe. Ciertamente esta forma de pensar aleja a quienes quieren contribuir con sus opiniones a corregir lo que esté equivocado. Pero también hay veces que las personas abusan de las libertades y esas pocas veces son usadas por los ‘depredadores’ de las libertades de prensa como argumentos para combatir las libertades.
Las universidades deben, claramente, contribuir en la formación de nuevas mentes y gente abierta para comprender que el país sólo se hace en la diversidad de opiniones. Tanto los gestores deben salir de la universidad para estar más abiertos ante una sociedad plural, abierta a la crítica; como, a su vez, en nuestros departamentos de periodismo tenemos que enseñar a nuestros estudiantes a saber que son el primer ejemplo del ejercicio de las libertades.
Para finalizar la entrevista, en un mundo cada vez más globalizado, ¿cómo ve el futuro de la profesión periodística?
Los retos son cada vez mayores, sobre todo en un contexto que casi todo se generaliza y se comunica. La globalización de los acontecimientos es un elemento que ya no se puede discutir. El periodista debe comprender que su acción deja de ser local, lo que implica desafíos relacionados con el saber comunicar, no para todas las lenguas sino para todos los públicos. Nunca sabemos el nivel de interés que un acontecimiento que iniciamos en España, por ejemplo, puede tener en Mozambique y qué impacto [diferente puede tener]. Con la globalización, los acontecimientos también se globalizan y va a ser un desafío para el periodista garantizar que al mismo tiempo que comunica para un público nacional, podrá estar comunicando para un público global. Así, los periodistas y otros académicos del mundo del conocimiento (por ejemplo los científicos) se van transformando en profesionales transnacionales, pues acaban comunicando para una generalidad de audiencias dispersas por todo el mundo.
Muchas gracias.
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(1) HALLIN, Daniel C.; MANCINI, Paolo (2008): Sistemas mediáticos comparados. Tres modelos de relación entre los medios de comunicación y la política. Barcelona: Hacer.
(2) Nota de la traducción: La “Procuradoría” es el Ministerio Público que lleva las investigaciones e instrucciones de procesos de crímenes públicos, equivalente al concepto de “Fiscalía”, en español.