¿Es la mente humana un metaverso?

 

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La sabia naturaleza nos sumerge en un metaverso mental que nos facilita la vida, además de recrear en ese mismo universo la ilusión de que el mundo en el que vivimos está impregnado de luz, color, sonidos, olores y sabores

IGNACIO MORGADO BERNAL

Metaverso: experiencia multisensorial de inmersión en un universo virtual mediante diversos dispositivos y desarrollos tecnológicos.

Algunas grandes empresas, como Zara, Coca Cola y Nissan, o incluso algunos despachos de abogados, estudian ya cómo crear un mundo virtual que simule la realidad y en el que los sujetos puedan experimentar los resultados de sus decisiones y comportamientos sin que ello les comprometa de manera fáctica. Los videojuegos fueron el adelanto de estos artilugios involucrando a personajes con los que puede identificarse el jugador. Ahora se trata de que los personajes de ese universo virtual sean los propios jugadores.

Los clientes de dichas y otras empresas que se adhieran a la fórmula podrán solicitar la construcción del metaverso que más se ajuste a sus necesidades o negocio y recrearlo como un juego o ámbito de prueba de su conveniencia antes de pasar a la realidad misma. Construir un metaverso no deja así de ser el usufructo de la impresionante capacidad imaginativa de la mente humana, que ya vive su propio mundo virtual, y que en estas líneas queremos dar a conocer. Si el metaverso es la vivencia ilusoria de un mundo que realmente no existe, la mente humana tiene mucho de metaverso, de ilusión, de interpretación personal de la realidad. Veámoslo.

Para empezar, sentimos que vivimos en nuestro cuerpo, es decir, que la mente es inseparable del cuerpo, ilusión que se desvanece fácilmente cuando el experimentador desincroniza lo que vemos con lo que tocamos creando una percepción extracorpórea, el sentimiento de que la mente sale del cuerpo viéndonos a nosotros mismos en la distancia, como nos vería otra persona. Los experimentos del investigador Henrik Ehrsson, del Instituto Karolinska de Estocolmo, llegan incluso a hacer sentir a una persona que su mente habita en artilugios no biológicos, como el plástico cuerpo de una muñeca Barbie. Pero es solo una ilusión, la más grande quizá, que es capaz de crear el cerebro humano.

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