Ética privada y bienestar público en la ciencia

 

Selección

Si hoy es obligatorio que los futuros biólogos hagan cursillos sobre seguridad en los laboratorios, ¿no habría que enseñar estilos de pensamiento que permitan desarrollar una carrera científica compatible con una vida personal plena?

AZUCENA LÓPEZ MÁRQUEZ  y ANTONIO G. VALDECASAS

¿Viven todavía los investigadores en una torre de marfil decimonónica o esconde esta una realidad más cruel?

Bruce Wallace, biólogo evolutivo, recordaba en un artículo de 1997 con el mismo título de este texto, que dedicaba una hora a la semana a su mujer e hija recién nacida bajo el dictum de su maestro, Theodosius Dobzhansky: “Tu investigación es ahora lo más importante en tu vida”.

Unos 20 años antes, el biólogo Julian Huxley, primer presidente de la Unesco y hermano del novelista Aldous, se lamentaba de que “las personas con alto nivel de inteligencia tienen, en promedio, una menor tasa de reproducción que las menos inteligentes” y, asumiendo cierta influencia de la herencia, este proceso “podría conducir a resultados muy graves”.

No cabe duda de que las personas que se dedican a la actividad científica deben invertir, como en otras profesiones, en su formación, desarrollo y mantenimiento del conocimiento una parte importante de su jornada laboral a lo largo de toda su vida. Sin especificar si este sector se encuentra en el ápice o en la base de la inteligencia, está fuera de cuestión que, en una sociedad sana, deberían tener semejantes oportunidades de multiplicarse. No todo el mundo está dispuesto a ver a su retoño una hora a la semana, por muy absorbente o excitante que sea su campo de investigación. Pero si las circunstancias son muy asfixiantes con un número limitado de becas, contratos y puestos de trabajo, puede que no quede más remedio que competir salvajemente y hacer una inversión desorbitada de tiempo personal. Dirán que es una situación similar a los que dedican años a preparar una oposición. Pero hay diferencias. Mientras que en una carrera administrativa el tiempo para superar una oposición oscila entre dos y cinco años, en el caso de los científicos el tiempo para tener una posición estable se ha elevado a 15, 20 o más. En estas condiciones, poco se puede exigir sobre su “tasa de reproducción”.

Seguir leyendo: El País

Vistas:

375