Ignacio Ramonet advierte de que vivimos un “darwinismo mediático”

 

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MAURICIO VICENT

Ignacio Ramonet (Pontevedra, 1943) es periodista, semiólogo, exdirector de Le Monde Diplomatique y un referente de la izquierda. En esta entrevista, realizada en La Habana poco después de la inédita protesta protagonizada por un grupo de jóvenes artistas cubanos en demanda de mayor libertad de expresión, convocados por las redes sociales, Ramonet analiza cómo ha cambiado Internet y las nuevas tecnologías el lenguaje de la comunicación y el equilibrio de poderes. El autor del libro Cien horas con Fidel asegura que las redes son expresión de una “auténtica democratización” de la comunicación, aunque advierte también que estas “han multiplicado hasta al infinito las capacidades de manipulación de las mentes”. En la actualidad, observa, se está produciendo un “darwinismo mediático” y el poder que no sea capaz de adaptarse a la nueva realidad, perderá, pues hoy las redes son el principal espacio de enfrentamiento dialéctico. “Es el Ágora actual”, asegura.

Pregunta. ¿Las redes sociales son un espacio real de libertad que sirve para democratizar la sociedad, o son un espejismo que favorece la manipulación?

Respuesta. Ambas cosas. Las redes sociales son el medio dominante hoy, como lo fueron en otras épocas la televisión, la radio o la prensa. Las redes son la expresión de una auténtica democratización de la comunicación que la revolución Internet ha permitido. Hoy, cualquier individuo en cualquier país, por un coste mínimo, con un teléfono inteligente posee la misma potencia de fuego comunicacional que, por ejemplo, la CNN (primer canal planetario y permanente de noticias) hace 35 años. Es una revolución considerable, como no la ha habido jamás en el campo de la comunicación. Y recordemos que todo cambio importante en el ámbito de la comunicación acaba fatalmente por tener repercusiones decisivas en lo social y lo político. No hay excepciones. Desde la invención de la escritura hasta Internet, pasando por la imprenta. Así que podríamos, en efecto, decir que las redes sociales y las mensajerías de nuevo tipo (Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat, WhatsApp, Zoom, TikTok, etc.) han ampliado indiscutiblemente el espacio de la libertad de expresión. Y, a la vez, han multiplicado al infinito las capacidades de manipulación de las mentes y de vigilancia de los ciudadanos. Es clásico. Podríamos decir, parafraseando a Marx, que la historia es la historia de las innovaciones tecnológicas. Y que cada innovación tecnológica aporta una solución a un problema. Pero, a su vez, cada solución crea un nuevo problema.

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