Amparo Huertas (InCom-UAB) escribe sobre la conferencia de la economista francesa Julia Cagé Democratizar los medios, salvar Europa del populismo, celebrada el 27 de febrero de 2017 al CCCB.
Julia Cagé, profesora lectora de economía en el Institut d'Estudis Polítics de París (Science Po) e investigadora del Center for Economic and Policy Research a Washington, explicó su propuesta para garantizar el futuro del periodismo en el CCCB (Centre de Cultura Contemporània de Barcelona) el 27 de febrero de 2017. Democratizar los medios, salvar Europa del populismo fue el título de su conferencia y Esther Vera, directora del diario ARA, fue la encargada de conducir el acto.
El punto de partida de la economista francesa es la consideración de los medios de comunicación como bienes públicos. Pero lo que más llama la atención es cómo defiende esta idea, ya que es más que evidente su preocupación ante la creciente lucha, por parte de empresarios y políticos, por conseguir influir en la opinión pública y el deterioro que esto está provocando en la actividad del periodismo. "Una vez has llegado a la edad de votar, la educación obligatoria acaba y justo es en ese momento cuando se necesita más información que nunca". Con esta rotunda afirmación Julia Cagé inició su conferencia, dejando clara desde el primer momento su irritación.
La investigadora francesa hizo un diagnóstico de la situación actual del periodismo a partir de la descripción de tres tipos de crisis: la económica, provocada por una bajada de los ingresos publicitarios – pero que no ha generado un descenso del volumen de publicidad, matizó Cagé-, la consecuente merma en la calidad de la información a raíz del despido de periodistas y, por último, la ruptura de la confianza dada a los medios por parte de la ciudadanía, cansada de la ya incuestionable presión de la política y la economía sobre sus contenidos. Cagé enmarcó esta explicación dentro de una crisis más global, la de la democracia, ahora evidente con la expansión del populismo. Para tratar el deterioro de la libertad de expresión, Cagé enunció diferentes ejemplos. Después de hablar de Hungría y Turquía, quiso demostrar que esta es una realidad más próxima de lo que nos creemos. Comentó el caso de Estados Unidos, recordando la rueda de prensa en la que Donald Trump expulsó a un periodista de la sala, y apuntó como determinadas políticas están debilitando la democracia en Francia y España.
La economista, a pesar de que considera que los medios son en gran medida culpables de esta situación, también piensa que forman parte de la solución. Después de hacer un repaso de las dificultades que se tienen en diferentes países a la hora de hacer periodismo, dejó claro que "se ha de proteger la profesión i la independencia del periodista". La reducción de los ingresos publicitarios está produciendo un alarmante aumento de despidos de periodistas en todo el mundo. Cada vez hay más comunicadores, profesionales de la información que hacen Relaciones Públicas, y menos periodistas, lo que repercute muy negativamente en la calidad del periodismo que se hace. "En Francia, cada año, hay mil periodistas menos", dijo a título de ejemplo.
¿Quién debe financiar la información?
En Estados Unidos los periodistas previeron perfectamente el ascenso de Donald Trump, pero por qué no se hicieron eco. Julia Cagé hizo esta pregunta retórica al público e inmediatamente respondió: “porque muchos periódicos habían cerrado, porque muchos periodistas habían tenido que dejar su trabajo”. Y, a continuación, planteó la cuestión verdaderamente importante: “¿Quién debe financiar la información?”
Julia Cagé pronostica que, dentro de poco, de seguir la tendencia actual, los medios de comunicación no podrán ser financiados por la publicidad y, ante esta situación, la investigadora francesa plantea dos tipos de salidas. La primera incluye una mayor implicación del Estado en la formación de un sistema comunicativo sostenible. Julia Cagé afirma que "el Estado no es un actor perfecto", pero "no hay que tener miedo a la influencia del Estado, porque el Estado son los ciudadanos". La segunda opción consiste en dejar que continúen proliferando los grandes empresarios al estilo del Ciudadano Kane, con la desazón que genera ver a industriales ajenos al sector adquirir grupos de comunicación. Cagé explicó, a modo de ejemplo, que en Francia ya hay 5 multimillonarios que son propietarios de medios de comunicación y, con ironía, dijo: "si lo que quieres comprar es influencia, estamos en periodo de rebajas".
La concentración no es sólo inquietante por sí misma, también lo es por la naturaleza de los propietarios. Cagé asocia el desembarco de estos empresarios con la aparición de nuevas prácticas de censura y manipulación. Según la investigadora, este es ya un hecho evidente como, por ejemplo, queda demostrado con la ausencia de un discurso crítico en torno al comercio electrónico. Este enfrentamiento entre el interés periodístico y el interés comercial es lógico que acabe acentuando la desconfianza en los medios, dijo Cagé.
Medios de comunicación, organismos sin ánimo de lucro
¿Qué modelo de negocio podemos construir teniendo en cuenta que los ingresos publicitarios pueden llegar a desaparecer? Julia Cagé apuesta por un nuevo sistema comunicativo, en el que los medios de comunicación sean organizaciones sin ánimo de lucro.
Después de hacer un análisis tratando de encontrar los puntos fuertes y débiles del funcionamiento, por un lado, de las fundaciones -teniendo en cuenta el caso de la Fundación Bertelsmann (Alemania) – y de las sociedades de accionistas, y, por otro, de las asociaciones sin ánimo de lucro, Julia Cagé defiende un sistema basado en la inversión participativa. Cagé usó el concepto de crowdsourcing, pero nos parece más adecuado equity crowdfunding o crowdinvesting. La investigadora francesa explica detalladamente el funcionamiento de este mecanismo en su libro Salvar los medios de comunicación (Anagrama, 2016), prologado por Thomas Piketty, pero en el CCCB destacó dos aspectos clave. Cagé, como garantía de la eficacia del sistema, señaló que hay que limitar la cantidad que cada individuo puede invertir, para evitar que una persona pueda acaparar excesivo poder, y subrayó que no es necesaria la temida intervención del Estado.
Su propuesta implica la conversión del ciudadano en accionista de los medios de comunicación, una idea que Cagé considera básica para poder restablecer la confianza en el periodismo. Estos ciudadanos accionistas tendrán poder sobre las decisiones de la empresa y, de este modo, podrán proteger la independencia de los periodistas. Es la manera de desconectar el capital del poder y, además, remarcó Cagé, es un modelo viable. Tanto los nuevos medios como los que ya existen pueden adoptar el sistema. "Con las fundaciones se inventó la reducción fiscal, pero ahora esta zanahoria ya no es suficiente, ahora es necesario hablar al ciudadano de la capacidad de influencia", dijo Cagé, quien al mismo tiempo manifestó su confianza en la "inteligencia colectiva".
Al terminar, el público le hizo varias preguntas. Apuntamos aquí dos ejemplos: ¿cómo hacer que la juventud se interese por este modelo de negocio cuando su consumo se reduce a las curiosidades que aparecen en Facebook en forma de titulares? ¿Cómo garantizar los ingresos suficientes para cubrir las nóminas de los periodistas? Pero Cagé sólo redundó en su propuesta.
Salí a la calle y fui caminado a casa. Encontrarme de golpe con una Barcelona atrapada en el Mobile World Congress me hizo recordar el momento en que Julia Cagé había dicho “hemos vuelto a la época de finales del siglo XIX y principios del XX, cuando la prensa aún no sabía cómo garantizar su independencia” y pienso que no, que para interpretar la realidad actual no nos podemos olvidar del recorrido ya hecho.