Anna Tous reseña el libro "La calidad periodística. Teorías, investigaciones y sugerencias profesionales" de J.Ll. Gómez Mompart, Juan F. Gutiérrez Lozano y D. Palau Sampio (Bellaterra: Universitat Autònoma de Barcelona; Castelló de la Plana: Universitat Jaume I; Barcelona: Departament de Comunicació de la Universitat Pompeu Fabra; València: Universitat de València.Aldea Global, 2013).
La calidad periodística. Teorías e investigaciones y sugerencias profesionales es un volumen monográfico que recoge las aportaciones de importantes investigadores españoles que trabajan el concepto de la calidad periodística, la mayoría de ellos, como apunta uno de los coordinadores del volumen, el catedrático de Periodismo en la Universitat de València Josep Lluís Gómez Mompart, conformando grupos de I+D+i del Estado español.
El monográfico aglutina las mencionadas investigaciones actuales en torno a la calidad periodística desde varias perspectivas. Como no podía ser de otro modo se parte, de una manera generalizada y homogénea, de los conceptos inherentes a la cuestión, tradicionales desde el punto de vista académico (newsmaking, gatekeeping, pluralismo, honestidad, sensacionalismo, espectacularización de la información); y afortunadamente se añaden conceptos novedosos (Valor Agregado Periodístico; periodismo especulativo), así como indicadores de calidad para medir el concepto que da título al libro y que tan transparente y resbaladizo puede llegar a ser, y también indicadores de calidad específicos para medir el uso de las fuentes. La tarea emprendida desde varios ángulos y perspectivas es necesaria, ya que el concepto es fácilmente reconocible para profesionales y lectores expertos, pero requiere una cuidadosa definición académica, incluso a causa de la crisis que sufre la profesión actualmente y que repercute en el advenimiento de algunos productos de escasa calidad.
Por otra parte, se tienen en consideración, pero no se reproducen, los códigos deontológicos, haciendo hincapié en los aspectos teóricos y prácticos fundamentales para abordar la cuestión. Se traza un recorrido por las investigaciones en torno a la calidad periodística en Europa y Estados Unidos (Gómez, Palau), detallando algunos indicadores de periodismo de calidad existentes en medios de dichos continentes.
Uno de los puntos fuertes del libro -además del objeto de estudio elegido, tema candente y necesario como ya se ha apuntado- es la aproximación poliédrica a la cuestión, que nos permite ahondar en los problemas relativos a la calidad periodística des del punto de vista de los medios: la prensa escrita (de Miguel, Berganza), digital (Ruiz, Masip, Domingo, Díaz Noci, Micó) y (Pérez; Méndez; Rojas), televisiva (Israel; Pomares) e incluso de la TDT (Humanes; Montero).
El artículo sobre el análisis de la prensa mediante el Valor Agregado Periodístico (García Gordillo, Bezunartea, Rodríguez), herramienta desarrollada en la Universidad Católica de Chile y la Pontificia Universidad Católica de Argentina, trata de la aplicación de este método de análisis de la calidad a los medios, especialmente latinoamericanos, detallando dicha metodología y los resultados. Referente a su aplicación de modo incipiente en España, se destaca la necesidad de futuros análisis centrados en el pluralismo de las fuentes informativas (p. 51). Una de las autoras, Inés Rodríguez, aplica dicha metodología al análisis de la prensa medioambiental en España, en los periódicos El País, ABC y El Mundo.
Referente a la prensa, podemos leer el análisis de la prensa gratuita y de pago (de Miguel; Berganza). Los autores concluyen que “la oferta informativa de los diarios gratuitos se nutre de historias amenas, curiosas, sorprendentes y triviales, en las que la exigencia del contraste de datos, literalmente, no cabe” (p. 68). Pero este no sería el problema principal apuntado por los autores, sino más bien el hecho que la prensa de referencia sea cada vez “más complicada de localizar” y que rara vez cumpla con “los mínimos exigibles a la prensa de calidad” (p. 69).
Referente a la prensa digital se nos ofrecen las dos caras de la moneda: el estudio del periodismo ciudadano (Pérez; Méndez; Rojas) y el análisis de la participación de los ciudadanos en las ediciones digitales de los periódicos (Ruiz, Masip, Domingo, Díaz Noci, Micó). Estos últimos investigadores parten del concepto de ágora, de “Internet como un nuevo ágora mundial” (p. 133), incidiendo en las posibilidades que para la democracia deberían tener las posibilidades tecnológicas actuales y en la pobreza de resultados, gráficamente ejemplificada en los comentarios de los lectores, que llegan a calificar de “nocivos” y la crítica a las labores de moderación de los medios. El anterior capítulo, el mencionado estudio del periodismo ciudadano, incide en la diferenciación entre las aportaciones individuales de personas ajenas a la profesión e informar correctamente, mediante una serie de pasos que no están al alcance de todo el mundo, así como en la propuesta de una revisión de la calidad de las aportaciones de este periodismo participativo.
En cuanto al pluralismo informativo en la TDT, Humanes y Montero enfatizan que la implantación de la TDT en España no ha favorecido la televisión pública sino que la ha debilitado, favoreciendo un aumento de la concentración de la propiedad. Se incide en que dicha implantación de una tecnología que conlleva la aparición de más canales no ha sido sinónimo del “aumento de organizaciones mediáticas (pluralismo externo)” y tampoco del “incremento de puntos de vista diferentes en los programas informativos” (p. 172).
Israel y Pomares analizan la calidad de la información televisiva, detallando cómo se ha producido el declive de ésta y en qué medida han incidido, entre otros, los criterios mercantiles y sus derivados (en el sentido de interesar a la audiencia, más que informar), a menudo priorizados a los informativos en la construcción de la información televisiva. Se ejemplifica en un estudio de TVE1, Antena 3 y Telecinco entre los años 2004-2008 centrado en noticias de la Comunidad Valenciana.
Por otra parte, se tratan las rutinas periodísticas (Parreño), especialmente qué piensan los propios periodistas y cómo pueden ejercer en la práctica dicha calidad, es decir, de qué manera debería cambiar “la autonomía del campo que efectivamente apueste por el servicio a la democracia del periodismo” y las dificultades con las que se encuentra para hacerlo, especialmente “si los empresarios sustituyen la excelencia, o la calidad del producto, por la mercantilización de las noticias” (p. 116), coincidiendo con las consideraciones que hemos destacado de Israel y Pomares.
También se hace hincapié en cuál es actualmente el rol de las agencias de información, sometidas a transformación a causa de Internet. Marín, Santcovsky y Crespo reivindican que el papel de las agencias es más necesario que nunca, precisamente debido a la superabundancia y proliferación de informaciones, que requieren poder ser contrastadas por los profesionales.
Finalmente, pero en absoluto menos importante, se analiza el uso de las fuentes, destacando la "dominancia"; el elevado uso de fuentes oficiales en España y recomendando la incorporación del periodismo multiperspectiva, que da voz a multitud de colectivos sociales (Casero, López).
Recapitulando, La calidad periodística supone una oportunidad para profundizar en cuestiones teóricas y prácticas de la profesión, de modo poliédrico y con interesantes sugerencias y aportaciones para futuras investigaciones.