El podcasting se ha instituido como uno de los medios con mayor impacto cultural y proyección económica, y constituye un paradigmático ejemplo de convergencia entre lo institucional y lo amateur. Sus repositorios incluyen contenidos de profesionales, marcas y compañías de muy diversa índole, pero también de creadores independientes ajenos a la industria. Los pódcast han desarrollado una identidad sonora propia y modos únicos de creación, escucha y compromiso.
Luis Miguel Pedrero Esteban
1.- El audio se integra en el menú de ocio digital
Coincidiendo con la conmemoración en todo el mundo de los primeros cien años de la radio, el medio sonoro por excelencia, asistimos a la eclosión de la denominada “era de la audificación”. Frente al crecimiento exponencial de dispositivos y contenidos de ocio y entretenimiento asociados a pantallas fijas y móviles, la popularización del pódcast, la eclosión de las plataformas de streaming de audio, la revitalización de los audiolibros y el creciente peso de la voz como interfaz de conexión a internet a través de los asistentes virtuales han devuelto al lenguaje hablado la relevancia que hace miles de años alcanzó como primigenio sistema de comunicación y transmisión del conocimiento.
Más allá de intuiciones o pronósticos, los indicadores sobre la cada vez mayor presencia del audio en la dieta cotidiana de consumo mediático se corresponden con el aumento de los servicios, tecnologías y catálogos para escuchar, un hábito que gana penetración entre los usuarios por la ductilidad y compatibilidad de los contenidos sonoros con otras prácticas. De hecho, en 2022, el pódcast fue el medio que más creció en el porcentaje de consumo diario, un 12,7% (siete minutos) por persona, pese al descenso en 20 minutos del tiempo de conexión a internet. Así se recoge en el informe Digital 2023: Global Overview Report de la agencia We Are Social, que cruza datos y estadísticas sobre el ecosistema digital a escala global, y donde se constata que los pódcast ya se imponen a la radio en el reparto del tiempo dedicado a los contenidos sonoros entre usuarios de 16 a 64 años [Figura 1].
En efecto, en el renacimiento digital del audio, el podcasting se ha instituido como uno de los medios con mayor impacto cultural y proyección económica, y constituye un paradigmático ejemplo de convergencia entre lo institucional y lo amateur. Sus repositorios incluyen contenidos de profesionales, marcas y compañías de muy diversa índole, pero también de creadores independientes ajenos a la industria que impulsaron su nacimiento en un contexto ligado a comunidades activas y temáticas de nicho que cristalizaron en torno a esta tecnología. La fluida coexistencia de ambos tipos de producciones dio lugar a dos formas de concebir el pódcast: como un formato de distribución bajo demanda y como un nuevo medio con atributos exclusivos ajenos a la radio, a la que muchos consideran su referencia en las lógicas de producción, en los contenidos e incluso en sus inercias de recepción y consumo.
Sin embargo, y aun partiendo de un lenguaje común, los pódcast han desarrollado una identidad sonora propia y modos únicos de creación, escucha y compromiso. Como razona Bonini, el pódcast no es un objeto mediático ni una tecnología de distribución, sino una forma cultural híbrida, compleja, articulada en torno a una heterogénea red de actores humanos -creadores, editores, desarrolladores de software, diseñadores gráficos, oyentes- y no humanos -plataformas, algoritmos de recomendación, dispositivos multimedia, tecnologías de distribución e infraestructuras de internet- en constante evolución.
Por ello, y aunque ha recuperado y resignificado rasgos intrínsecamente asociados a la comunicación radiofónica (como el estilo íntimo y personal de una voz que relata lo que ve, piensa o siente, la serialidad de la ficción o nuevas maneras de interpretar géneros como el reportaje, la entrevista o la tertulia), su naturaleza digital y su condición de producto pregrabado ha permitido experimentar con narrativas más elaboradas que combinan la voz, la música, los efectos sonoros y los silencios, pero también el montaje, la edición y la integración de otras fuentes de audio para proponer novedosas estéticas, ambientes y texturas en los relatos.
2. Cartografía de la industria cultural del ‘podcasting’
En febrero de 2024 se cumplirán dos décadas desde que el periodista Ben Hammersley acuñase en The Guardian el término pódcast a partir del prefijo pod (referido al popular iPod de Apple) y el sufijo cast (de broadcast: transmisión de audio y/o vídeo). Quienes por entonces buscaban en Google aquel término recibían cerca de 6.000 entradas como resultado; un año después, la misma operación arrojaba 60 millones de entradas, diez veces la cifra anterior, y en junio de 2023 se obtienen 2.500 millones (416.000 veces más), una progresión acorde con el acelerado crecimiento en su creación y consumo.
Seguir leyendo: Cuadernos de Periodistas
Imagen de Anne Kroiß en Pixabay