Amparo Huertas (InCom-UAB) asistió a la mesa redonda Modelo Audiovisual Norteamericano. Experiencias catalanas en USA, organizada por el Clúster Audiovisual de Cataluña en el marco del Festival de Cine Independiente Norteamericano de Barcelona el 2 de marzo del 2017.
El Clúster Audiovisual de Cataluña, en el marco del Festival de Cine Independiente Norteamericano de Barcelona, organizó la mesa redonda Modelo Audiovisual Norteamericano. Experiencias catalanas en USA el pasado 2 de marzo en Barcelona, en la Sede SGAE-Cataluña. El objetivo del encuentro era compartir la experiencia de productoras catalanas que han trabajado en Estados Unidos y que, por tanto, han tenido que adaptarse a la forma de hacer estadounidense. Noemí Cuní (Grupo Broadcaster) fue la moderadora del debate.
David Matamoros (Zentropa Spain), Sergio Moreno (Lastor Media), Felix Balbas (Minimo VFX) y el productor estadounidense Kyle Martin hablaron sobre cine. Por su parte, Albert Grau (Reset TV) explicó su experiencia en el campo de la televisión. Resultó una conversación distendida, cargada de anécdotas personales, pero la manera de formular sus vivencias dejó patente un fuerte componente crítico sobre los puntos fuertes y débiles tanto del modelo norteamericano como del europeo.
Vender una idea
La principal diferencia entre el modelo norteamericano y el modelo europeo son las vías para obtener financiación y, en consecuencia, también las obligaciones que éstas implican. En Estados Unidos el principal objetivo es conseguir que un inversor privado se interese por tu proyecto y, una vez alcanzada esta meta, comienza la presión que supone asumir que tu producto debe ser obligatoriamente rentable. En Europa el sistema obliga a estar pendiente de las convocatorias públicas, pero se habló especialmente del caso español, donde los propios impresos ya dan cuenta de que se debe renovar la manera en que la política ve las industrias culturales y creativas. Pero tampoco se trata de admirar de forma acrítica el modelo norteamericano, todo tiene sus ventajas y desventajas, matizaron los participantes.
David Matamoros incidió sobre las diferencias en el proceso que implica vender una idea. En Norteamérica la predisposición a recibir una propuesta es mucho más elevada y estimulante, aunque tienes que llegar a convencerles en 10 minutos de que la historia es rentable, monetariamente y como espectáculo. Tienes que saber demostrar que tu guión es «bankable» (financiable) en los primeros minutos de la negociación. Según Kyle Martin, las dos cuestiones que preocupan a los posibles inversores son, por un lado, los actores que intervendrán y, por otro, el sistema de impuestos que se aplicará.
Sergio Moreno añadió, como elemento positivo, que todo es inmediato: una vez la idea es aceptada, todos los pasos posteriores son muy rápidos. Todo es pactado y negociado antes de rodar, lo que a veces resta flexibilidad al desarrollo del rodaje. En relación al sistema europeo, Matamoros, además, criticó la actitud que se encuentra en los mercados audiovisuales, donde el ambiente es poco motivador, se debe repetir muchas veces el mismo discurso y esto acaba mermando el interés de unos y otros.
De cara a las posibles alianzas para consolidar amplios mercados, se mencionó el proyecto Ibermedia, defendiendo la idea de que sería necesaria una mayor implicación del Estado español. «A veces no es cuestión de más dinero, sino de cambiar de política», dijo abiertamente David Matamoros.
Albert Grau, quien habló especialmente de su experiencia con el reality Yo soy el artista, dejó claro que el proceso de venta de un programa televisivo suele ser muy largo, pero a la vez también remarcó la importancia de la población hispana como target, el público latino. En su caso, después de conseguirlo, tuvieron que establecer una oficina en Miami, tuvieron que contactar con una productora local y luego tuvo que estar preparado para todo tipo de negociaciones entre las cadenas de televisión implicadas. Ahora bien, quizás aún son más importantes las cuestiones legales, manifestó. Por ejemplo, y a raíz de la experiencia con Yo soy el artista, Albert Grau indicó que en los EEUU es mucho más complicado el proceso para pedir permisos editoriales para el uso de las músicas.
Los participantes estuvieron de acuerdo con la idea de que la narrativa norteamericana juega con ventaja, pues ha sabido implantarse en todas partes. El dominio del imaginario estadounidense es incuestionable y se comentó que Norteamérica ha sabido adaptar perfectamente la narrativa literaria irlandesa al guión audiovisual. Los ponentes se mostraron de acuerdo con la expresión: «si la historia viaja, viaja con el idioma que sea», refiriéndose al hecho de que nunca han tenido problemas con el uso del catalán en sus largometrajes. Según los participantes, el factor clave de cara al éxito de un guión es su capacidad para generar empatía.
Otra diferencia entre los dos modelos de negocio tiene que ver con las audiencias. En Estados Unidos, el género de la película no es suficiente para determinar el target. Allí se tiene muy claro el público al que se dirige el producto y el presupuesto se acaba adecuando proporcionalmente a su volumen. No se está pensando siempre en públicos generalistas. Esta manera de hacer provoca movimientos muy interesantes, como las «TV pilote seassons», en las que se exhiben primeros capítulos de propuestas de series televisivas.
Diferentes maneras de hacer
La nomenclatura que se utiliza para determinar las profesiones vinculadas a una producción audiovisual es mucho más cerrada en Estados Unidos que en Europa. Por tanto, una de las primeras cuestiones a aprender son estos nombres y sus funciones. Felix Balbas incidió en la jerarquización que ello implica. Esto, por un lado, deja claras las tareas de cada una de las personas que intervienen y, por otro, puede dificultar las relaciones transversales.
También se alertó de que en Europa se debería estar más preocupado por favorecer el desarrollo profesional de nuevos creadores, es decir, habría que generar una «cartera de talentos». Felix Balbas indicó como ejemplo lo que hace Pixel-Disney. La única manera de renovar las narraciones y los formatos es permitiendo que gente joven desarrolle sus proyectos y esto requiere inversión.
Al final del encuentro, se remarcó que casi todas las experiencias explicadas necesitaban del asesoramiento legal. Todas las operaciones internacionales implican un importante gasto en este tipo de asesoramiento. Hay que trabajar con especialistas en el ámbito del Derecho de los Medios y la Tecnología, sobre todo cuando se trabaja con coproducciones donde participan diferentes países.