Que ya no se vendan tantos CDs de música como en los años 90 no quiere decir que las grandes discográficas estén acabadas. Ellas tuvieron una posición privilegiada en la «era dorada» de la venta de álbums físicos, y ahora, en los tiempos del streaming, la siguen manteniendo a pesar de unos años de readaptación al mercado. De hecho, todas las previsiones apuntan a que muy pronto ganarán todavía más dinero que en la mejor de sus épocas pasadas.
Y es paradójico porque el modelo digital que acabó con su imperio de venta física es también el que las está reflotando a un ritmo imparable. Vamos a ver por qué.
Un gran catálogo en pocas manos y cada vez más rentable
Según MIDiA, una de las mayores empresas analistas de la industria audiovisual, las tres grandes discográficas, Universal Music, Sony Music y Warner Music, se llevaron el 67.5% de todos los ingresos generados en la industria de música grabada de 2019, que ascendieron a 21.500 millones de dólares.
El pastel restante pertenece a las discográficas independientes (28.4% del total) y a los artistas sin discográfica (4.1% del total). Lo curioso es que este último apartado, el de artistas sin contrato discográfico, fue el que más creció de toda la industria el año pasado. En 2018 representaba tan solo un 1,7% del total y en 2019 logró más del doble, con ese citado 4.1%, que se traduce en unos nada desdeñables 881.5 millones de dólares directamente para los artistas.
Por tanto, si nos fijamos en la gráfica a continuación, observaremos dos tendencias claras: 1) el catálogo más rentable de la industria está en muy pocas manos (de las grandes discográficas, en concreto); 2) los artistas cada vez optan más por seguir con sus carreras sin ningún tipo de discográfica.
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