En Maldita.es llevamos desde el inicio de la pandemia de la COVID-19 desmintiendo bulos y teorías de la conspiración sobre el coronavirus, desde las que aseguran que las vacunas no son seguras hasta las que dicen sin pruebas que el virus fue creado en un laboratorio. Ahora, un estudio del Centro de Políticas Públicas Annenberg, asociado a la Universidad de Pensilvania, analiza el impacto de esas y otras teorías en la propagación de la COVID-19 en los Estados Unidos, donde los que más creen en ellas son los que menos tienden a a seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
El estudio, basado en dos encuestas a 840 personas en los meses de marzo y julio de 2020, concluye que «la creencia en teorías de la conspiración relacionadas con la COVID-19 predice resistencia tanto a los comportamientos preventivos como a una futura vacunación para el virus». De los encuestados, el 28,3% creía que el virus fue creado por el Gobierno chino, un 23,5% pensaba que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) habían exagerado el peligro de la COVID-19 para dañar al presidente Donald Trump y un 14,8% respondió que el coronavirus fue creado por la industria farmacéutica para incrementar las ventas de medicamentos y vacunas.
El porcentaje de personas que rechazaría vacunarse contra la COVID-19 aumentó de marzo a julio
Los investigadores explican que esas creencias «presentan desafíos constantes para el control del coronavirus» ya que están relacionadas con el rechazo a las recomendaciones sanitarias como el uso de la mascarilla y con la oposición «a ser vacunado cuando esté disponible». De hecho, al preguntar a los encuestados si se pondrían esa vacuna, el 14,5% dijo en marzo que «no es muy probable» que lo hagan o se opusieron a ello rotundamente. En la segunda encuesta, realizada en julio, ese porcentaje de escépticos aumentó al 25,8%.
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