El fotoperiodista keniano Mohamed Amin (1943-1996) saltó a la fama por documentar la hambruna de 1984 en la vecina Etiopía con impactantes imágenes de la tragedia. También captó el sufrimiento del pueblo etíope durante el brutal reinado de Mengistu Haile Mariam. Estas imágenes, emitidas por la BBC, conmocionaron a la opinión pública mundial y tuvieron una importante repercusión internacional. Movilizaron a gobiernos, individuos e instituciones e incluso impulsaron Live Aid, el famoso concierto benéfico de 1985 para recaudar fondos para las víctimas de la hambruna.
Como resultado, algunas fuentes se refieren a Amín como “el hombre que conmovió al mundo”, reduciendo su obra visual a esta tragedia. Nosotros, profesora e investigadora de periodismo, y fotógrafo y doctorando que está trabajando sobre Amin, hemos publicado recientemente un artículo sobre la vasta obra anterior del fotoperiodista.
Hemos querido destacar que Amin ya había realizado un intenso y prestigioso trabajo en África, Asia y Oriente Medio antes de estas fotos de la tragedia. Su colección visual, que abarca desde 1956 hasta 1996, comprende más de 8 000 horas de vídeo y aproximadamente 3,5 millones de fotografías.
Es importante que la gente comprenda el gran alcance de las imágenes de Amin: captó las primeras instantáneas de las vidas africanas tras el imperialismo europeo. Si el fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson fue considerado el ojo del mundo, Amin ha sido el ojo del África poscolonial.
Fama internacional
El 23 de octubre de 1984, la cadena pública británica BBC emitió un estremecedor reportaje del periodista Michael Buerk, con imágenes de Amin, sobre el campo de refugiados de Korem, en Etiopía:
La muerte está por todas partes. Un niño o un adulto muere cada 20 minutos. Korem, una ciudad insignificante, se ha convertido en un lugar de dolor.
Etiopía estaba bajo la dictadura marxista de Mengistu Haile Mariam, que había derrocado al último emperador etíope, Haile Selassie, mediante un golpe militar en 1974. En 1984, el país aún tenía zonas restringidas para los medios de comunicación extranjeros, pero el corresponsal de la BBC había accedido a las tierras altas etíopes gracias a los contactos de un cámara y fotoperiodista keniano: Amin.
El impacto del reportaje fue extraordinario. Una pieza ambientada en un país en vías de desarrollo y sin enfoque británico fue vista por casi un tercio de la población adulta del Reino Unido. Las imágenes fueron rápidamente reproducidas y muy pronto 425 canales de televisión de todo el mundo habían difundido las imágenes de Amin a una audiencia global de 470 millones de personas. “Mo” Amin estaba haciendo historia. Se había convertido en el cámara de la hambruna etíope.
Las imágenes catalizaron el mayor esfuerzo de ayuda humanitaria que el mundo haya presenciado jamás. La visibilidad pública hizo de Amin una celebridad internacional. Él y su familia fueron recibidos en la Casa Blanca en 1985. En la ceremonia, el vicepresidente estadounidense George Bush le entregó oficialmente un cheque simbólico por valor de dos mil millones de dólares en ayuda humanitaria para África.
Trabajos anteriores
Nuestro interés por la obra de Amin se debe a tres aspectos principales. El primero es su vasta y diversa obra. El segundo es su enfoque. Se centra en África, fuera del epicentro de los medios de comunicación occidentales, con una perspectiva panafricana. El tercero es que sus imágenes captan los acontecimientos poscoloniales tal y como se desarrollaron, en una época anterior a la globalización masiva de Internet y las redes sociales. Su cobertura postcolonial de dictadores africanos, como Jean-Bédel Bokassa (en la República Centroafricana), Mobutu Sese Seko (Congo) e Idi Amin (Uganda) ejemplifican la importancia de su trabajo.
Los dos temas principales de su obra son el poscolonialismo y el día a día en África. Desde los años sesenta hasta principios de los ochenta, en los albores de la independencia africana, su respuesta a la imagen que ofrecían los medios de comunicación occidentales del continente consistió en crear libros fotográficos que mostraban la vida cotidiana africana desde una perspectiva propia. Estas publicaciones le permitieron dar a su obra una orientación personal y panafricana, liberándola de la urgencia diaria de servir a los intereses informativos occidentales. Publicó como autor un total de 55 libros.
Su libro Cradle of Mankind (1981) fue el resultado de una expedición que dirigió, considerada una de las primeras circunnavegaciones del lago Turkana y su desierto, al norte de Kenia. El objetivo de esta aventura era documentar la vida de las seis tribus que viven a orillas del lago. El libro fue acompañado de exposiciones en Nairobi y Londres. La expedición le valió el honor de ser admitido como miembro de la Real Sociedad Geográfica de Londres en 1982.
Su documentación de los dictadores africanos revela otro extraordinario corpus de trabajo, una cámara con acceso a la intimidad. El dictador Idi Amin, por ejemplo, le concedió tres entrevistas personales exclusivas (en 1971, 1980 y 1985).
También viajó más allá del continente. Sus obras sobre Asia y Oriente Próximo incluyen libros sobre la Meca (1980) y la belleza de Pakistán (1983), entre otros.
El legado de Amin
Las referencias a la obra de Amin en los medios de comunicación son constantes, se han escrito un par de biografías sobre él y sus imágenes se utilizan constantemente para ilustrar libros y artículos sobre turismo, naturaleza o historia. Sin embargo, hay pocos estudios académicos sobre su obra y, menos aún, exposiciones retrospectivas internacionales.
Actualmente, sólo es posible acceder a una pequeña parte de su obra en línea. En 2021, 25 años después de su muerte, la Fundación Mohamed Amin publicó 6 553 imágenes digitalizadas divididas en 58 temáticas y galerías a través de Google Arts & Culture. Se trata de un pequeño paso hacia la difusión de su obra completa.
La repercusión mundial de las fotos y vídeos de Amin sobre la hambruna etíope es innegable. Sin embargo, es importante subrayar que su legado más amplio constituye uno de los archivos fotográficos históricos de África más extensos jamás creados, y merece una mayor atención.
Fuente: The Conversation