La periodista brasileña Patrícia Campos Mello cimentó su carrera con coberturas desde zonas en conflicto por todo el mundo, pero últimamente, las mayores amenazas para su seguridad provienen de un lugar cercano.
En las últimas semanas, Campos Mello se ha enfrentado a una violenta embestida de groseras amenazas y ataques personales, luego de que un testigo en una audiencia en el legislativo Congreso brasileño sugirió que ella había ofrecido intercambiar favores sexuales por información.
Las acusaciones infundadas se difundieron por WhatsApp y Twitter, alimentadas por troles y políticos que compartían memes llamándola «prostituta», y saltaron hasta la palestra pública cuando el presidente Jair Bolsonaro repitió esas afirmaciones en una entrevista el 18 de febrero.
«Es un intento de desacreditar el trabajo de las mujeres periodistas», dice la periodista política Juliana Dal Piva, quien también ha sido hostigada por informar sobre el presidente brasileño y su familia. «Cuando los artículos critican a Bolsonaro, este es el ataque. Implican que las periodistas están dispuestas a intercambiar sexo por información», afirma.
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