¿Por qué las webs son cada vez más complicadas de leer?

 

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La tendencia de finales de los noventa de convertir las revistas de tendencias en medios ilegibles ha llegado a Internet. Tipografías traicioneras, fondos invasivos y demás elementos dificultan cada vez más la lectura. Todo muy bonito, eso sí.

De un tiempo a esta parte, el grueso de las páginas webs se están volviendo francamente ilegibles. Se trata de una tendencia en auge denunciada por activistas digitales, diseñadores partidarios de la línea clara y simples usuarios. Los cuerpos de letra menguan, las tipografías se estrechan o difuminan, los negros nucleares son sustituidos por una cada vez más confusa gama de grises. En paralelo, se concede cada vez mayor protagonismo a fondos de fantasía en los que se alternan sin orden ni concierto elementos gráficos muy dispares, contribuyendo a dificultar la lectura.

El desprecio a la legibilidad de los textos tiene antecedentes muy ilustres en el campo del diseño editorial. Hace casi 30 años que todo un icono de la generación grunge, David Carson (Corpus Christi, Texas, en 1955), nos enseñó que las revistas no tenían por qué “leerse bien”, no tenían por qué concebirse como simples receptáculos de la palabra impresa. Podían ((y debían) convertirse en “actos de comunicación emocional y subversión estética”, en dosis de rock’n roll que se inyectan por la retina.

Desde la dirección de arte de Ray Gun, revolucionaria revista de música, moda y tendencias desaparecida en 2000, Carson se rebeló contra la por entonces aún vigente dictadura del negro sobre blanco, de los cuerpos de letra generosos y las tipografías “claras y nítidas”, sustituyéndola por un nuevo tipo de tiranía: la de un diseño gráfico que se convirtió en sustancia y redujo los textos a simple accidente.

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