Reuters Institute
1. Introducción
¿Cómo ve la gente a los medios con los que se topa en la vida cotidiana y qué nos puede decir eso sobre los motivos por los que confía (o no) en las noticias que encuentra? A comienzos de 2021, el Instituto Reuters llevó a cabo una serie de conversaciones en focus groups y entrevistas con muestras representativas de personas de cuatro países. El objetivo era conocer mejor sobre cómo piensa la gente sobre estos temas. Nos contaron qué les gusta y qué no y, más importante, qué encuentran confiable y qué no sobre las noticias, y por qué.
Este reporte resume la información clave que obtuvimos en esas conversaciones. Lo que descubrimos dialoga directamente con investigaciones sobre la confianza en las noticias que detallamos en un documento previo (Toff y otros, 2020), pero además surgieron algunas inquietudes incómodas sobre la naturaleza de la confianza en los entornos de medios digitales contemporáneos. En síntesis: detectamos que la confianza a menudo gira alrededor de impresiones vagas sobre las identidades de las marcas y rara vez tiene anclaje en detalles relacionados con las prácticas periodísticas o los estándares editoriales de los medios, que son las cualidades que los periodistas suelen enfatizar sobre su trabajo.
Si bien algunas audiencias tienen nociones claras de lo que representan ciertas marcas y saben cómo pensar con respecto al periodismo que producen, también descubrimos consistentemente que mucha gente no las tiene. Se trata de un patrón que se repite en los países, en los entornos mediáticos e incluso en los niveles de confianza en las noticias de manera general. Estas audiencias, en cambio, se valen de atajos moldeados por experiencias pasadas, en algunos casos, y en otros por influencias partidistas o sociales y por factores contextuales que involucran a redes sociales, motores de búsqueda y aplicaciones de mensajería, que en todo el mundo son cada vez más centrales en el modo en que la gente encuentra las noticias y se relaciona con ellas (Newman y otros, 2020).
1.1. Contexto
Este informe es parte de un proyecto más amplio del Instituto Reuters que se propone analizar por qué la confianza en las noticias se erosiona en varios lugares del mundo, qué significa para diferentes grupos en diferentes contextos, qué implicaciones pueden tener estos hallazgos y qué pueden hacer al respecto los medios que se consideran dignos de esa confianza.
Nos centramos en los entornos mediáticos de cuatro países (Brasil, India, Reino Unido y Estados Unidos) que no sólo difieren enormemente en sus culturas, su política y sus sistemas periodísticos sino que además se parecen en cuanto a la importancia central que han adquirido las plataformas digitales como agentes fundamentales de la información. Este cambio en particular ha generado preocupaciones crecientes en torno al papel que desempeñan esas compañías en el modo en que la gente se informa y se conecta con la vida cívica. La confianza en las fuentes informativas tanto online como offline puede estar afectada por estos cambios profundos o no, pero los estudios existentes a menudo se han limitado a países individuales y/o a enfoques metodológicos únicos. Por lo tanto, sigue siendo limitada nuestra comprensión actual sobre la confianza en las noticias en países y plataformas.
Nuestro objetivo en el proyecto más amplio es ampliar y profundizar en los esfuerzos para analizar la confianza en las noticias recogiendo más datos en más lugares y utilizando metodos complementarios. En este documento adoptamos un enfoque esencialmente inductivo utilizando datos cualitativos, un “método de escucha” (Cramer, 2016) que describiremos a continuación.
1.2. Cómo se construyó este informe
Este informe se estructura sobre la base de conversaciones abiertas con 132 personas de los cuatro países mencionados, una técnica que posibilita indagar cómo la gente da sentido a construcciones complejas, polisémicas y a veces abstractas. Aunque este enfoque nos impide efectuar generalizaciones estadísticas sobre cómo la gente de un determinado país piensa sobre las noticias, nos brinda mejores condiciones para captar el contexto sobre cómo la gente da forma a sus puntos de vista y por qué.
En una tarea conjunta con la firma YouGov, reclutamos personas adultas en los cuatro países, seleccionando una combinación de quienes confían más en las noticias y quienes confían menos. También escogimos a los participantes para obtener variedad de otras características, como la edad, la posición política y las formas de consumo de los medios. Nuestro abordaje incluyó una combinación de focus groups y entrevistas en profundidad (ver tabla 1) y todas las interacciones tuvieron lugar de forma virtual debido a la pandemia de COVID-19. Cada uno de las ocho conversaciones en focus group se extendió durante 90 minutos y todas fueron gestionadas (del 18 al 21 de enero de 2021) por YouGov, mediante una plataforma similar a los servicios de mensajería comunes. La información clave de estos encuentros sirvió de respaldo a nuestras entrevistas individuales con otras personas reclutadas por separado. Estos diálogos fueron llevados a cabo (del 25 de enero al 17 de febrero) por el equipo de investigación del Instituto Reuters, a través de un sistema de videoconferencia.
Debido a la tecnología y a otros factores relacionados con el reclutamiento, nos centramos en concreto en personas del grupo socioeconómico más alto en cada país: es decir, en quienes tienen acceso a un servicio confiable de internet, la mayoría típicamente residentes en las grandes áreas metropolitanas y con nivel educativo medio o por encima del promedio. Ésta es, de hecho, la gente que a menudo cuenta con el acceso más privilegiado a la información en sus respectivos países. En estudios previos (por ejemplo, Tsfati y Ariely, 2014), a menudo las diferencias socioeconómicas se han vinculado a la frecuencia del consumo de noticias y a las formas que utilizan, pero existen resultados variados en torno a cualquier relación con la confianza en las noticias. En futuros estudios esperamos expandir nuestro foco hacia los grupos menos favorecidos, recurriendo a otros métodos de investigación.
La mayoría de los focus groups y las entrevistas se efectuaron en inglés, excepto los encuentros con protagonistas de Brasil (en portugués) y una pequeña porción de entrevistados de la India (en hindi). Todo fue grabado, transcripto y traducido al inglés y luego lo analizó el equipo de investigación en busca de características comunes y diferencias, de forma iterativa e inductiva. En el informe nos concentramos en varios de los temas principales que surgieron de este proceso, incluyendo ejemplos ilustrativos de las transcripciones (donde fue posible). En la mayoría de los casos, nos enfocamos fundamentalmente en las similitudes observadas en los cuatro países porque a menudo fueron las más llamativas, pero a lo largo del informe también se incorporan algunas diferencias relevantes. Donde incluimos citas, identificamos a los protagonistas con pseudónimo.
Por último, si bien reclutamos participantes para los focus groups y las entrevistas a partir de una pregunta en la encuesta de selección que permitió dividir a la gente entre quienes más confiaban y quienes menos confiaban en las noticias, excepto en los casos extremos a menudo resultó complicado distinguir quién pertenecía a cada grupo. La mayoría de las personas asumió una mezcla de puntos de vista superpuestos y matizados sobre la variedad de medios que encontraban en la vida cotidiana. En el apéndice reportamos cómo los participantes respondieron a la pregunta de selección, pero por lo demás rara vez nos remitimos a tal esquema de clasificación.
1.3. Hallazgos clave
A pesar de las considerables diferencias entre los cuatro entornos mediáticos, los debates en nuestros focus groups y en nuestras entrevistas revelaron muchísimos puntos en común con respecto a cómo la gente piensa y explica las inquietudes relacionadas con la confianza y con los medios en sus respectivos países.
En la Figura 1, resumimos los principales temas que se expresaron en estos intercambios, junto con varias de las cosas que nos dijeron más frecuentemente los periodistas en entrevistas previas (Toff y otros, 2020). Aunque existen áreas de coincidencia entre ambos grupos, las audiencias tendieron mucho más a enfatizar su sensación de familiaridad con marcas o cualidades estilísticas relacionadas con el aspecto o con cómo se presentaban las noticias. La mayoría hizo mucho menos hincapié en las prácticas profesionales de los medios, dado que apenas unos pocos conocían cómo se producen las noticias o mostraban interés en saber más al respecto.
Figura 1. Resumen de los temas capturados en las discusiones con periodistas y audiencias de noticias
Nota: ‘De qué hablaron las audiencias’ se refiere a asuntos cubiertos por este informe. ‘De qué hablaron los periodistas’ se refiere a asuntos tratados en nuestro anterior informe (Toff y otros 2020). Aunque hay áreas que se solapan, algunos temas los discutió sobre todo un grupo u otro. Estos temas son los que se reflejan aquí más alejados a derecha y a izquierda.
Resaltamos varios de los hallazgos clave de este informe:
- La familiaridad con las marcas y sus reputaciones fuera de internet a menudo moldeaban lo que la gente pensaba de sus contenidos online. En los cuatro países, cuando las personas describieron qué las llevó a confiar o desconfiar de los medios, muchas usaron el término como una especie de clave para referirse a las fuentes informativas con las que estaban familiarizadas y su sensación sobre la reputación de una determinada marca (buena o mala). Los diálogos sobre confianza solían conducir a impresiones más generales sobre cosas que a la gente le gustaban o no de los medios, lo cual sugiere que a menudo son borrosos los límites entre una fuente “de confianza” y otra que “cae bien”. Las marcas pueden ser una ancla para la confianza, pero también para la desconfianza: de este modo tendieron a explicar la confianza tanto quienes más confiaban como quienes menos confiaban.
- Los procesos editoriales y las prácticas periodísticas rara vez resultaron centrales en la forma en que la gente pensaba sobre la confianza. Apenas una pequeña porción en cada país expresó certeza en torno a comprender cómo funcionan el periodismo o los procesos de toma de decisiones y recolección de información que dan forma a la confección de noticias. En cambio, muchos se centraron en factores más estilísticos o cualidades vinculadas a la presentación de las noticias como signos más tangibles de la percepción de calidad o confiabilidad.
- El trabajo individual de los periodistas, en contraste con el de los presentadores de televisión, resultó a menudo mucho menos visible y varias de las personalidades mediáticas más prominentes que sobresalieron para la gente tendieron a ser figuras polarizadoras. Cuando la gente habló de periodistas individuales, a menudo mencionó a personalidades vociferantes y columnistas de opinión, incluso cuando también subrayaban que preferían noticias imparciales y basadas en hechos antes que opiniones. A varios les resultó más sencillo señalar a presentadores y comentaristas con quienes no estaban de acuerdo que resaltar el trabajo de un reportero o un editor cuyo criterio e historial periodísticos respetaban. Una cantidad considerable en Brasil, Reino Unido y Estados Unidos no pudieron nombrar a un solo periodista.
- Las percepciones de sesgos e intenciones ocultas en la cobertura periodística resultaron predominantes, pero a menudo lo que la gente quería decir reflejaba diferencias en sus propias identidades políticas o sociales. Objetividad, imparcialidad y equilibrio en la cobertura fueron invocados frecuentemente en los cuatro países como valores asociados al periodismo confiable. Si bien muchas personas criticaron a medios específicos o modos de hacer periodismo por estar demasiado vinculados a intereses comerciales o partidistas o ambos, otras mostraron frustración por la manera distorsionada en que se retrataban determinados grupos de la sociedad, por ser completamente ignorados, menospreciados o exagerados. La creencia de que las noticias son “controladas” por ciertas fuerzas llevó a muchos a adoptar una forma más generalizada de escepticismo y resignación sobre la posibilidad de que cualquier fuente de noticias pueda ser considerada como proveedora de información rigurosa.
- Pocos citaron a la pandemia de coronavirus como un factor que incidió en la manera en que evaluaban la confiabilidad de las fuentes informativas. Aunque muchos mostraron inquietud por la desinformación que habían encontrado sobre temas de salud o se refirieron a las noticias sobre COVID-19 como emocionalmente abrumadoras, la pandemia en sí no pareció haber modificado muchas opiniones preexistentes sobre los medios.
- La mayoría mostró baja confianza en la información que veía en las plataformas, pero la opinión sobre cada medio a menudo dependía de cuán fuerte era lo que ya pensaban sobre las marcas que hallaban allí. Muchos valoraron la conveniencia de obtener noticias en las redes sociales, los buscadores y los servicios de mensajería, pero encontrar noticias en tales sitios generalmente era una consideración secundaria al evaluar por qué usaban las plataformas; incluso se trataba de algo que procuraban evitar. Para las audiencias sin preferencias (ni positivas ni negativas) sobre los medios en su país, puede resultar apabullante o difícil extraer sentido de la abundancia de información online. Al percibir muchos a los medios digitales como lugares rebosantes de información poco fiable, divisiva e incluso peligrosa, existen costes claros para las organizaciones que buscan aparecer en esos lugares para atraer audiencias y conectar con ellas.
- Lee el informe completo en inglés