Entrevista a Guillermo Orozco Gómez (México), Catedrático Unesco de
Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona 2000-2001.
¿Cuándo se empezó a interesar por la relación entre comunicación y educación?
Me empecé a interesar por la educación y por el vínculo entre ésta y la comunicación cuando era estudiante de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación del ITESO de Guadalajara (México). Allí estuve haciendo un trabajo de campo de tipo servicio social con comunidades marginadas de la periferia de la ciudad, y esto me planteó el desafío de cómo usar los medios en beneficio de este sector de la audiencia.
En un primer momento me parecía que el problema del uso adecuado de los medios ahí no era sólo educativo, sino social en general. Y entonces planteé la idea de realizar lo que llamábamos «Festivales Populares» los domingos por la tarde en la explanada de la iglesia de esta comunidad para que allí la gente pudiera expresarse e informar sobre acontecimientos, preocupaciones, actividades, y a la vez, tener una tarde de diversión, con música, danza, teatro y otros actos hechos por ellos mismos. Además, pasábamos audiovisuales de temas de interés general. A partir de ahí se formaron grupos, principalmente de jóvenes que estaban muy preocupados por captar su proceso de migración, ya que venían de zonas rurales de otros estados y querían insertarse en la gran ciudad.
Hicimos plasmar todo esto en una publicación semanal, «Boletín de información comunitaria», donde ellos, junto con un dibujante de la misma comunidad, trataron de comunicar al resto su vivencia del proceso de migración y de alguna manera provocar la reflexión en los otros.
Ahí fue donde me di cuenta de que no podemos utilizar los medios sólo para mostrar o ilustrar el lenguaje oral o escrito, sino que había que hacer un trabajo mucho más fino para usar el lenguaje de la imagen por sí mismo, como un lenguaje que no sólo transmite sino que expresa y forma.
Me pareció que el problema era pedagógico, y por eso me fui a estudiar a Alemania una maestría sobre Pedagogía de la Comunicación que me capacitara para aprovechar en todo su potencial el lenguaje audiovisual, creyendo que el principal problema era pedagógico. Regresé a México y seguí con esa idea. En tres o cuatro años me fui a Harvard, a la Facultad de Educación, donde se había diseñado el programa educativo «Barrio Sésamo», que ya era todo un éxito en muchos otros países. Estando allí me di cuenta de que el problema educativo rebasaba el hacer una programación sólo educativa y de que en América Latina no contábamos con los recursos necesarios para hacer programas de ese tipo. Me pareció que el problema educativo tenía que ver con toda la programación, no sólo con un tipo específico de programa, ya que la audiencia pasaba horas frente al televisor y se estaba educando -formando- con otros programas que no tenían, en principio, un fin educativo. Me pareció que había que darle la vuelta al problema, a la manera de plantear la cuestión educativa con los medios, y que lo más recomendable era trabajar para entender los procesos de recepción, la interacción de la audiencia con los medios y las percepciones que ésta tiene de la educación. Pensé, así, que las audiencias se tenían que educar para aprovechar cualquier tipo de programación pero desde un posicionamiento más crítico.
A partir de ahí quedé convencido de que se debe investigar para intervenir, investigar sectores de audiencia para luego intervenir teniendo en cuenta el contexto, los procesos de interacción de los receptores con los medios, de tal manera que esto resultara educativamente provechoso. Y en última instancia, debíamos desarrollar las habilidades y competencias comunicativas de los miembros de la audiencia.
El tradicional debate acerca de la influencia de los medios de comunicación ha dado lugar a consideraciones simplificadoras. Esto es, o bien se ha considerado que la audiencia tiene toda la capacidad para dotar de sentido al texto televisivo, o bien se ha seguido creyendo que los medios -en este caso la televisión-son omnipotentes e influyen poderosamente en el conocimiento y las actitudes de la audiencia. ¿Podríamos decir que los estudios de recepción están a medio camino entre ambas concepciones?
Yo creo que los extremos siempre se han manifestado en la historia científica de los entendimientos de ciertos fenómenos, como en este caso la relación entre la televisión y la audiencia. Es decir, pasamos de darle todo el poder a los medios a darle todo el poder de resemantización a las audiencias. Ahora estamos volviendo al equilibrio, ya que si bien es importante reconocer el poder de los medios, también lo es reconocer el contexto y las mediaciones en que se da la recepción. Creo que hay un desafío en la interacción medios/audiencia, ya que es una relación asimétrica. El hecho de reconocer que las audiencias son activas, pensantes e inteligentes, no significa necesariamente que éstas tengan una interacción provechosa con los medios. Hay que tener en cuenta que las audiencias no nacieron, sino que se fueron haciendo y acostumbrando a ser conformistas y pasivas frente a los medios. Por lo tanto hay que hacer una reeducación de la audiencia, para que ésta asuma su estatus de audiencia y para que se asuma como activa y pensante frente a los medios. Y esto requiere una capacitación.
El cambio mayor ha sido entender que los efectos de los medios no tienen una única causa, sino que existe un entramado complejo de causas: unas en el medio específico, otras en el contexto, otras en el intercambio específico con las audiencias, y otras en las mismas audiencias. Hay mucho camino por recorrer, y de nuevo aquí señalo la importancia de educar a las audiencias para tener una interacción realmente provechosa.
Muchos de los trabajos que se enmarcan en el interés que relaciona la comunicación y la educación se han centrado específicamente en los receptores infantiles. ¿Qué especificidad tienen los niños como audiencia?
La audiencia infantil es una de las más preocupantes en el sentido que es una audiencia vulnerable, en tanto que los niños están en un proceso intensivo de formación, están formando su capital cultural, sus competencias comunicativas, y por ello son muy receptivos a todo lo que les viene de su entorno. Tratan de absorber e imitar lo que ven para forjar sus juicios hacia lo que ocurre alrededor. También la televisión llena huecos de la infancia, como son la soledad y el aburrimiento. La televisión ofrece una diversión segura, en casa, y esto atrae no sólo a los niños, sino también a los padres, que prefieren que vean televisión a que hagan otras actividades fuera de la unidad familiar. Esto nos hace pensar en la gran aceptación que tiene la televisión, a pesar de que se la critique, se la satanice y se la culpe de todos los males. La televisión se consume muchas horas en cada hogar, y ahí los niños están expuestos a informaciones que antes se limitaban a la audiencia adulta. Esto crea un espacio en el desarrollo cognoscitivo y emocional de los niños. Ahí también se ve el desfase de la educación con respecto de la televisión.
Las audiencias de niños también son importantes porque representan una nueva generación que se va formando con estos nuevos medios, y que marca una diferencia con respecto a los adultos. Todavía no comprendemos que nuestros niños y jóvenes estén tan experimentados con las nuevas tecnologías, y esto nos causa inseguridad e incertidumbre.
Los estudios de recepción de medios por parte de los niños toman en cuenta también la importancia de la escuela, como institución formadora por excelencia. En este sentido, ¿los maestros se interesan por las investigaciones sobre televisión y niños? ¿Piden asesoramiento para integrar el uso de los medios en el aula?
En América Latina hay una gran resistencia por parte de los maestros y de las escuelas a entablar una alianza con los medios. Los docentes se sienten amenazados por lo que la televisión hace a los niños, la culpan de todos los males, especialmente del fracaso escolar. Evidentemente, la televisión distrae, pero el poco aprovechamiento escolar se debe a muchas otras cosas, como a las limitaciones de los maestros y del método pedagógico, por poner un ejemplo. Sin embargo, se ve a los medios como culpables, y esto hace que los maestros ni siquiera reconozcan que ellos ven televisión y consumen telenovelas.
Esta actitud ha ido modificándose y cada vez hay más interés de los maestros por conocer algo de los medios de comunicación, sobre todo por conocer cómo pueden utilizarlos en la escuela como apoyo a la educación formal.
En este sentido, considero que hay un deslumbramiento con lo tecnológico pero una miopía total sobre la manera como utilizar los medios a nivel educativo. Poca gente reconoce que para integrar la televisión y el uso de Internet en la escuela haya que hacer cambios sustanciales en el sistema educativo, en la pedagogía y en la organización escolar. Se piensa que sólo introduciendo el medio en el aula se consigue todo. Y esto supone un reduccionismo importante.
En la investigación sobre recepción de medios hay muchas dimensiones a tomar en cuenta, lo cual hace pensar en la necesidad de promover la interdisciplinariedad. Esto es, se debe abordar el estudio desde ámbitos que sobrepasan la ciencia de la comunicación, tales como la psicología, la sociología o la educación. ¿Qué tipo de metodologías se han utilizado para el desarrollo de estas investigaciones?
Primero, ciertamente se ha reconocido que se requiere trabajar multi o transdisciplinariamente y con muchos conceptos procedentes de ámbitos como la psicología, la pedagogía e incluso la psiquiatría. Actualmente se hacen investigaciones que tratan de dar cuenta de los distintos componentes. Debido a la crítica a la comunicación norteamericana se había olvidado el aspecto psicológico, conductista, individualista, porque estos estudios sacaban de los contextos a los receptores. Ahora se empieza a reconocer que hay que explorar lo psicológico y lo psicoanalítico, no aislado sino contextualizado. Se ha dado cuenta de la parte más sociológica, sobre todo por la fragmentación de las audiencias (por el nivel educativo, la clase, la raza, la procedencia geográfica); también se han tomado ideas de los estudios culturales, como la apropiación de significado. Hay un cambio de actitud de los investigadores al ver los límites de la propia disciplina y de una misma metodología.
En América Latina se ha insistido en la creatividad y la exploración metodológica en la investigación de audiencias. No sólo se utilizan metodologías cuantitativas (encuestas), sino también cualitativas, tales como la observación participante y no participante, la entrevista, los estudios de caso, la historia de vida, la entrevista familiar, el sociodrama y el psicodrama. Hemos estado preocupados por captar otras dimensiones del fenómeno y por hacerlo con un metodología apropiada a tal fin.
Hay una efervescencia en este campo de investigación que trasciende el hecho mismo de pensar la transdisciplinariedad. Es decir se tiende también a la transmetodologicidad que requiere abordar adecuadamente este tipo de investigaciones.
A lo largo de su estancia en España ha tenido la oportunidad de conocer a investigadores que trabajan con estos temas. ¿Cuáles son las principales diferencias que ha observado entre la investigación que se hace en México y la que hace en España?
En México hay una tradición importante en investigación sobre la recepción de los medios por parte de los niños, con una preocupación educativa centrada en cómo la interacción del niño con el medio afecta al desarrollo educativo. También se ha hecho investigación con informativos, telenovelas, talkshows, etc. Actualmente la tendencia es a investigar desde una perspectiva de género, es decir, sobre cómo se construyen los patrones de lo masculino y lo femenino. También se han hecho estudios de socialización política de niños, jóvenes y adultos, centradas en cómo los medios construyen una cultura política en los ciudadanos. Y también se han revitalizado los estudios cuantitativos y cualitativos sobre campañas políticas, es decir, sobre cómo se perciben las campañas electorales por parte de los distintos sectores de la audiencia. De este modo, se ha vinculado a la audiencia con géneros televisivos distintos, con momentos específicos, con tipos de programación concreta, etc.
En comparación con los estudios en España, creo que aquí hay una vertiente interesante, no tanto desde la comunicación, sino desde la educación y la pedagogía, que busca encontrar las estrategias de educación para el audiovisual a través de planificar currículums que permitan, en asignaturas como bellas artes o diseño, desarrollar competencias comunicativas para interactuar con la visualidad. Esa es una de las vetas que me más me han llamado la atención.
En España se pone más énfasis en los medios y contenidos que en las audiencias, aunque muchos estudiantes de la Universidad Autónoma de Barcelona y de otras universidades de Barcelona y España han abordado el estudio de la recepción. Pero son una minoría. Hay un interés más explícito por los contenidos, por la configuración de las agendas de los medios, por las políticas de comunicación y por las nuevas tecnologías.
En España está emergiendo un campo de estudio importante, el que relaciona la inmigración y la comunicación. ¿Considera que sería una línea de investigación interesante el estudio del papel de los medios de comunicación como actores importantes en el proceso de integración de los inmigrantes?
Creo que ésta es una veta cada vez más importante, porque el fenómeno de la migración se ha multiplicado en todo el mundo; hay un intercambio de actores sociales en movimiento por distintas causas y que buscan distintas necesidades. Se trata de un fenómeno mundial que va a seguir en el futuro.
Los medios de comunicación juegan un papel interesante: los futuros migrantes conocen a través de los medios los lugares hacia donde quieren ir, es decir, la manera como los medios -sobre todo la televisión- presentan esos lugares influye en que los migrantes quieran ir allá. Así, el conocimiento de otros lugares empieza a través de los medios, y uno puede llevarse desencantos, ya que la realidad no corresponde a lo que los medios dicen.
Una vez que los migrantes llegan al país, los medios sirven de referente en varios sentidos: los inmigrantes buscan encontrar una representación de sus lugares de origen, buscan también reconocerse en las noticias sobre sus países. Pero no sólo esto: los inmigrantes también quieren reconocerse en lo que los medios presentan del propio lugar, de la sociedad receptora; los medios representan una ventana para ver entera la comunidad a la que han llegado.
No obstante, faltaría ver de qué manera podrían ayudar los medios de comunicación a reorientar y mejorar la condición de los inmigrantes y de la sociedad que los recibe. Por ello, creo que los medios tienen la responsabilidad de fortalecer la tolerancia, la solidaridad, la amistad y el encuentro entre todos. A la vez, los medios deben mostrar a los migrantes que aquí hay otra cultura, otros estilos, costumbres y formas culturales. Uno tiene que aprender esas formas para insertarse, para sentirse parte de esta sociedad. Los medios deberían presentar modelos de lo adecuado en esta cultura, pero también tendrían que presentar a la sociedad receptora cómo son las culturas de los migrantes, para que haya un diálogo efectivo. En estos momentos, los medios están presentes, pero no necesariamente en la dirección adecuada, ya que a menudo fomentan los fundamentalismos y la intolerancia.
Autor: Marta Rizo García; Coordinadora Técnica Cátedra Unesco de Comunicación Instituto de la Comunicación (InCom) Universidad Autónoma de Barcelona.
Entrevista realizada el jueves 7 de junio de 2001 en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona.