David Buckingham: «Toda investigación versa sobre cambiar el mundo, sobre cómo intervenir para crear una diferencia»

 

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Entrevista a David Buckingham (1954). Autora: Aimée Vega

Catedrático del Institute of Education de la Universidad de Londres y director del Centre for the Study of Children, Youth and Media. El autor ha desarrollado una ingente investigación en los campos de la audiencia, la educación y la cultura mediática de los niños. En esta entrevista Buckingham expone el desarrollo de su investigación, sus intereses y su posición metodológica, y reflexiona sobre el estado actual de los Estudios Culturales (ES).

DESARROLLO ACADÉMICO

¿De dónde procede su interés por la educación mediática?

Hace mucho tiempo empecé a dar clases sobre los media en un instituto de enseñanza secundaria. En principio intentaba ser profesor de inglés como primera lengua, pero enseguida me interesaron más los media, de modo que empecé dando cursos sobre los media en el instituto. Cuando me trasladé a la universidad empecé formando profesorado, es decir, que mis alumnos iban a ser profesores de media, así que pasé mucho tiempo, unos 10 años, enseñando. Cuando empecé a dar clases de media a niños, había un punto de vista dominante sobre el contenido de la educación mediática: enseñar a los niños a detectar las mentiras de los media, considerando la educación mediática como una contrapropaganda. Como profesor de media empecé a no sentirme satisfecho con el principal enfoque de la educación mediática por dos motivos: por un lado, porque no tenía en cuenta lo que los niños realmente ya sabían sobre los media. Sentía que había toda un área sobre los niños como público a la que se debía prestar atención, ya que si uno pretende enseñar a alguien, necesita saber qué es lo que éste ya sabe en el momento de empezar. Y, por otro lado, en esa época había la idea de que la educación mediática trataba de la desmitificación, de que los adolescentes estaban mitificados por los media y que nosotros, los profesores, debíamos desmitificarlos. Creo que se trata de un enfoque muy simplista. Me interesaba estudiar la audiencia y el proceso de enseñanza y aprendizaje, porque la idea era que los profesores debían mostrar el camino, la verdad; poner al descubierto los puntos de vista de los media. Por experiencia sabía que eso no era lo que pasaba, que era más complicado que todo eso. Así, por ejemplo, había cuestiones sobre cómo aprenden los niños, sobre la dinámica de la enseñanza y el aprendizaje en las que yo estaba interesado. Por ello, mi principal trabajo ha estado centrado en estos dos campos.

¿Cuáles han sido sus principales líneas de investigación?

En primer lugar, me interesaban los niños como público; luego empecé a tener en cuenta diferentes aspectos: la recepción de la televisión popular, la forma en que los niños entienden la televisión, los aspectos negativos y positivos de la relación de los niños con la televisión. También la respuesta de los jóvenes a la comunicación política y, en particular, a su relación con la esfera pública de la política, así como la interpretación por parte de los jóvenes del contenido sexual de la televisión y el papel que éste desempeña en su propia comprensión de las relaciones sexuales e interpersonales*.

*[Entre los libros de Buckingham cabe citar Public Secrets: ‘EastEnders’ and its Audience (1987), Children Talking Television (ed., 1993); Moving Images: Understanding Children’s Emotional Responses to Television (1996); The Making of Citizens: Young People, News and Politics (2000); así como la investigación Sex on Screen, Young People’s Responses to Sexual Content on Television, desarrollada en el período 2001-02.]

¿Cuáles han sido sus principales hallazgos en este campo?

Que no deberíamos asumir automáticamente que los niños son unos usuarios de los media que no tienen sentido crítico. Al contrario, pienso que debemos examinar las formas de crítica en las que ya están involucrados. Por ejemplo, en casos concretos como la visión de violencia por parte de los niños, he llegado a la conclusión de que el problema no es qué vamos a hacer con la posibilidad de que copien lo que ven en televisión, sino qué vamos a hacer con la posibilidad de que esto los afecte o los trastorne emocionalmente. Esto me ha dado la posibilidad de intervenir en un debate público sobre los niños y la violencia de los media, y creo que también ayudó a promover un cambio en la consideración sobre los efectos de los media. Actualmente en Gran Bretaña la gente se distancia de la censura, de la idea de que debemos evitar que los niños tengan acceso a cosas que creemos que son peligrosas para ellos, de la idea de un modelo que confiere poder, de que necesitamos ayudarles a protegerse.

La segunda línea que he desarrollado ha sido en el campo de la educación mediática. En este sentido, me ha interesado estudiar el proceso de enseñanza y aprendizaje de los media con niños centrándome en sus distintos aspectos: en lo que realmente implica la educación mediática (Watching Media Learning: Making Sense of Media Education), en el proceso de enseñanza y aprendizaje de los Estudios Culturales de los media (Cultural Studies Goes to School: Reading & Teaching Popular Media) y en los aspectos de producción de la educación mediática proporcionando a los niños herramientas y espacio para producir media (Making Media: Practical Production in Media Education); esto es lo que realmente me interesa. De modo que parte de mis investigaciones actuales se centran en la producción, en particular, en la producción a través del uso de medios digitales.

¿Qué es lo que en particular desarrolla en este proyecto?

El proyecto se lleva a cabo con niños emigrantes/refugiados de seis países europeos (Children in Communication About Migration) y la idea es que estos niños van a producir los media y las tecnologías de la comunicación. Queremos ver cómo utilizan los media para representarse a sí mismos, para representar sus experiencias, su mundo, y luego también veremos cómo pueden usarlos para comunicarse entre ellos. Así que me interesa mucho la cuestión de la audiencia, de cómo los niños utilizan los media para llegar a un público y para comunicarse, en este caso concreto, a través de culturas.

La tercera línea de mi proyecto (Children’s Television in Britain; In Front of the Children; Small Screens) es sobre lo que yo llamo la cultura mediática de los niños; en este caso me interesa estudiar no sólo a los niños como público, sino estudiar a qué pueden acceder los niños. En cierto sentido, pues, me interesa volver a reunir lo que en mi opinión constituyen los tres aspectos de la cultura mediática de los niños: cómo los productores conceptualizan a su público y cómo intentan llegar a él, el texto, y cómo éste involucra al lector; porque pienso que hay un discurso ideológico en el texto y que se ofrece al lector de distintas formas. En este sentido, me interesa especialmente la televisión para niños como texto, y cómo éstos se conforman a sí mismos como público, cómo creen ellos que es un programa televisivo para niños y cómo definen lo que es para niños y lo que es para adultos. De modo que la idea al estudiar estos tres aspectos es disponer de una perspectiva más dinámica de lo que ocurre en la cultura mediática de los niños.

O sea que se ha centrado en la televisión.

Sí, pero recientemente me ha interesado estudiar otros medios. Utilizando el mismo enfoque acabo de terminar un proyecto que ha tenido en cuenta libros, revistas y softwares dirigidos a los niños como forma de educación, no para las escuelas sino para casa, me refiero a los libros calificados de edutament*. Al mismo tiempo, he hablado con editores y también con padres y niños sobre la forma en que usan estos medios. La cuestión es cuál es el concepto de educación en este caso, cómo se plantean la educación los productores, cómo el texto define la educación y el entretenimiento, y cómo niños y padres, como consumidores que son, definen la educación y el entretenimiento.

*[“Edutament” es la combinación entre educación y entretenimiento.]

Usted afirma que niños y jóvenes constituyen públicos distintos comparados con otros tipos de público. ¿Cuáles cree que son las principales diferencias entre ellos?

En cierto sentido, este es mi tema de investigación; no parto de este supuesto. De alguna forma hay distintos factores que definen la infancia, hay representaciones dirigidas a niños, hay instituciones –obviamente la escuela y la familia– que definen el lugar que ocupan los niños. Pero también creo que en este caso los niños son también actores, creo que ellos definen su propia identidad y la negocian con las definiciones disponibles, y creo que reivindican identidad. Así que, en cierto modo, me concentro en cómo los niños desempeñan su papel de niños. Me parece que hay una negociación entre cómo los productores o las escuelas quieren definir la infancia y cómo la definen los propios niños.

Pienso que la forma en que trazamos la frontera entre niños y adultos ha cambiado históricamente. Así, en mi libro After the death of Childhood analizo especialmente el papel que han jugado los medios a la hora de trazar dicha frontera, porque hay personas como Neil Postman –y en cierta forma mi libro es una respuesta a este autor– que dicen que la televisión está destruyendo la frontera entre niños y adultos, que está destruyendo la infancia, y que los niños se parecen cada vez más a los adultos y los adultos son cada vez más niños. Creo que su argumentación es simplista y tecnológicamente determinista.

Volviendo a su pregunta, yo no parto de la idea de que los niños son realmente diferentes. Creo que la diferencia –igual que la diferencia de género– es algo que constantemente está siendo definido y redefinido, construido y reconstruido, y que lo que podemos estudiar es cómo tiene lugar esta construcción; esto es lo que me interesa. Y por este motivo también creo que debería tratarse dentro de los
Estudios Culturales, porque en los Estudios Culturales la gente a menudo tiene este mantra de género, de etnicidad e incluso a veces de edad, pero yo diría que la edad es un aspecto de poder social, la edad debería incluirse en la forma en que los Estudios Culturales estudian el poder social y las relaciones sociales.

En este sentido, ¿cree que la edad es una variable?

La edad –como diría la sociología de la infancia– es un constructo. Pero yo no estoy exactamente de acuerdo. Creo que la edad es algo que debemos tener presente cuando decimos que estas diferencias están construidas socialmente. Es decir, cuando entrevisto a un niño de seis años mi planteamiento es muy distinto al que tengo cuando entrevisto a uno de dieciséis, porque creo que existen grandes diferencias entre ellos. Por lo tanto, es totalmente inútil negar que los niños se desarrollan física, cognitiva y emocionalmente, por lo que debemos tenerlo presente. Lo que más me interesa es ver cómo a las diferencias entre niños se les da un significado social, en particular por parte de los media, la cultura comercial y las fuerzas que regulan los media.

¿Cree que la edad determina la exclusión de este grupo del ámbito público, del ámbito político?

Sí. Creo que hay una contradicción porque ahora, en algunos países, es posible que los jóvenes de dieciséis años luchen en una guerra y paguen impuestos, pero no se les permite votar. Así que por una parte parecen responsables y, en cambio, por la otra, no parecen lo bastante competentes como para votar. Creo que es a base de asumir esta incompetencia que los adultos son competentes para realizar elecciones políticas y para expresar sus preferencias cuando votan; se supone que los jóvenes no son competentes y por tanto no parece que sean responsables para hacer estas elecciones. Pero realmente una de las cosas que quiero decir es que con frecuencia los jóvenes adoptan una actitud cínica frente a la política, que realmente son capaces de mantener un debate político bastante sofisticado y perspicaz. Igualmente todos conocemos a muchos adultos que probablemente dicen “de acuerdo, quizás no soy competente para hacer elecciones políticas”, o sea que creo que legalmente es probable trazar una línea, pero una de las cosas que planteo en el libro es “por qué un niño de 14 años no puede votar”, esta es la cuestión…

¿Y qué pasa en el caso de los adultos que están marginados del ámbito público, como por ejemplo las amas de casa?

Ocurre lo mismo. Mi argumento es que si a la gente joven no le interesa la política, y parece que cada vez le interesa menos, esto está en función de la exclusión. Los nuevos medios excluyen a los jóvenes de la esfera pública del debate político. Volviendo al tema de la competencia, en cierto modo la gente se vuelve competente si se la trata como competente, la gente se vuelve responsable si se la trata como responsable; si te diriges a ellos como si fueran capaces de mantener un debate sobre problemas políticos, serán capaces de tratar problemas políticos. Sólo así se volverán competentes. De modo que en mi opinión, esto vuelve al tema de la educación.

En The Making of Citizens usted pide a los educadores que ayuden a estas generaciones a establecer conexiones entre la ‘micropolítica’ de la experiencia personal y la ‘macropolítica’ de la esfera pública. ¿Quién cree usted que puede ayudar a otras generaciones, por ejemplo a los adultos que no tienen la habilidad para hacerlo?

Creo que esto es más un reto para los productores de media que para los educadores, porque la manera habitual en que estas generaciones se enteran de la política es a través de la televisión. Pero el problema es que los nuevos programas no han logrado realizar la conexión entre la micro y la macropolítica, informan de manera autoritaria sobre el mundo de la política. Al mismo tiempo, tenemos un montón de nuevos programas, como los talkshows, que tratan de las relaciones personales y la gente está claramente fascinada por ellos; pero la cuestión es: ¿dónde está la política? Así, creo que el papel de los productores de media sería encontrar nuevas fórmulas para que esta nueva clase de programas hiciera posible dicha conexión.

En Media Education and the End of the Critical Consumer usted dice que la posmodernidad tiene implicaciones en la vida de los niños y los jóvenes, ¿cuáles cree que son las implicaciones para los educadores?

Creo que lo que representa la posmodernidad es un reto fundamental a la visión sobre la representación del mundo. Este reto, pienso, tiene tres implicaciones básicas. La primera es sobre el papel de los educadores en la actualidad: ya no son legisladores sino intérpretes de la cultura, intérpretes del mundo; así que lo que la educación puede hacer es conseguir que las distintas ideas sobre el mundo estén disponibles y explicarlas, pero no puede evaluarlas. La segunda es sobre la educación mediática. Ahora bien, los cambios en la cultura mediática de los niños parecen ir en direcciones opuestas a la política educativa, que no ha conseguido mantener el ritmo del cambio. De modo que probablemente la cultura mediática trata mucho más sobre interactividad, diversidad y producción; ya no se trata de si los niños son ciertamente consumidores de ciertas representaciones mediáticas, porque en muchos sentidos también son cada vez más productores de medios. El tercer cambio es sobre el hecho de que, en muchos sentidos, la actual cultura mediática para niños trata en gran parte de autonomía, diversidad, acción e interactividad, que con frecuencia los niños se definen a sí mismos en la cultura mediática; de modo que dicha cultura motiva a los jóvenes a verse como si ellos mismos fueran actores, tuvieran poder, tuvieran autonomía y que el poder y la autonomía a menudo se definen contra los adultos. Pero, al mismo tiempo, el sistema escolar parece tratar de “fundamentalismo educativo” (Kenway y Bullen, 2001), en el que la tradicional relación de autoridad entre adultos y niños es la regla. O sea que pienso que seguimos teniendo un enfrentamiento entre los niños que piden autonomía y acción y los adultos que intentan reafirmar su control, y la educación se sitúa a este lado del enfrentamiento. En este sentido, la ruptura es mayor entre la cultura popular de los niños y la cultura de la escuela, y creo que esto es una manifestación más concreta del problema de la posmodernidad en la educación.

METODOLOGÍA

En este momento usted dice que los Estudios Culturales buscan formas de equilibrar lo micro y lo macro, lo individual y lo social. ¿Qué elementos específicos considera necesarios para estudiar la relación entre el público y los media?

En cierto sentido creo que esto define lo que deberían ser los Estudios Culturales. Ha habido distintos momentos y distintos elementos que han llegado a ser privilegiados: durante mucho tiempo, los Estudios Culturales han analizado textos y, en base a esto, han hecho todo tipo de suposiciones sobre las audiencias, hasta que llegó un momento en que la gente empezó a estudiar las audiencias pero perdió certeza en el texto. En mi opinión es importante intentar estudiar a la vez estas cosas, el texto y las audiencias, y también la producción –o las industrias de los media–, pero todavía es difícil teorizar sobre la relación entre estas cosas porque hay un factor clave, el poder, que está en medio. Creo que la clave es intentar leer cada una de estas tres cosas de una forma que no sea determinante, entender que el poder no se alinea con nadie, sino que trata de la relación entre estas cosas. En cierto sentido, es una forma de decir que el poder no es algo que se posee, sino que es una relación que cambia constantemente y necesita ser ejercitada y reafirmada.

¿Prefiere utilizar exclusivamente metodología cualitativa o intenta combinar metodologías?

No estoy atado a los métodos cualitativos. Yo mismo he usado métodos cuantitativos combinados con cualitativos en un mismo proyecto –por ejemplo, entrevistas cualitativas y sondeos–, porque los datos cuantitativos pueden ser extraordinariamente informativos y útiles, ya que así se puede disponer de ciertos conocimientos con los que estudiar los datos cualitativos. Los métodos cuantitativos pueden ayudar a dar una perspectiva más amplia. Creo que la cuestión es qué valor se da a los datos obtenidos y cómo se presentan. Y también qué esperas que te digan. Creo que hay ciertas cosas que pueden decirte los datos cuantitativos pero no los cualitativos y, en algunos casos, si no lo sabes, es útil utilizarlos.

Así que usted está abierto.

En principio, sí. Creo que la dificultad es cómo combinar ambos métodos. En principio es bueno combinar los métodos cualitativos y cuantitativos, pero creo que en la práctica es mucho más difícil hacerlo.

¿Cree que los investigadores deben arriesgarse para innovar con sus metodologías?

Siempre quiero probar cosas nuevas, porque métodos diferentes informan sobre cosas diferentes. Normalmente acostumbro a partir de la posición que dice: “Ningún método da la verdad absoluta”. Cada método tiene sus ventajas e inconvenientes, y cada uno te da acceso a unas cosas y no a otras, luego lo lógico es usar distintos métodos. En definitiva, intento ser mucho más intervencionista: más que limitarme a decir a la gente “¿Qué le parece esto?”, me siento mejor diciendo a la gente “Tenemos un problema y debemos solucionarlo, vamos a involucrarnos en él”. En cierto sentido, el tipo de cosas que podría hacer como profesor las he hecho en entrevistas y creo que en la medida en que uno reflexiona sobre los métodos que usa y está abierto a los tipos de cosas que te dan acceso y a las que no te lo dan, creo que está bien.

Por lo que ha dicho, creo que considera su investigación como una forma de intervenir en el mundo.

Totalmente de acuerdo. Como le he contado, empecé a interesarme por la investigación sobre las audiencias porque me interesa la educación y porque quería –y todavía quiero– mejorar la práctica de la educación. Quiero generar conocimientos que sean útiles para los profesores, en concreto, para aquellos que trabajan con niños enseñando educación mediática. Al mismo tiempo, con la investigación sobre imágenes y sobre sexo, intento intervenir en el debate sobre censura y regulación de los media. Sabiendo qué es lo que los niños y jóvenes hacen con los media, quiero dar al debate sobre regulación de medios una orientación más educativa, decir que lo que deberíamos hacer no es evitar que los niños tengan acceso a los media, sino hacerles capaces de formar sus propias opiniones sobre ellos. Creo, pues, que toda investigación versa sobre cambiar el mundo, sobre intervenir en él para crear diferencias. En cierto sentido, toda investigación es una práctica política, incluso si la gente no es consciente de la política.

ESTUDIOS CULTURALES

Su investigación se centra en los Estudios Culturales. ¿Cuáles considera que son los éxitos y los límites de los EC?

Esta es una gran cuestión. En algunos sentidos me ocupo de aquello en lo que parecen haberse convertido los EC. En realidad es muy difícil definir lo que son los EC como disciplina. Hay muchas cosas –expertos en literatura, expertos en los media, antropólogos, historiadores, sociólogos, teóricos sociales, cursos, catálogos de editores– que reivindican formar parte de los EC. Al mismo tiempo, ya no veo muy claro que los EC sigan teniendo un núcleo. En cierta medida, la gente empezó a decir que los Estudios Culturales británicos eran una tradición que seguía al centro Birmingham. Lo que ha pasado desde entonces es que probablemente el trabajo se haya diseminado por todo el mundo, así que ahora hay gente que trabaja con este enfoque en muchos lugares del mundo. Y también se desarrollan otras tradiciones en otras partes del mundo que también han decidido autodenominarse EC, como los Estudios Culturales de Asia y los Estudios Culturales de Latinoamérica.

Creo que quizá para la gente de Gran Bretaña en realidad lo más alarmante son los Estudios Culturales Americanos, en los que hay toda una maquinaria editorial que domina el mundo editorial. Cada vez más, pues, la lógica de las industrias culturales también se aplica al mundo editorial académico, que cada día está más dominado por Estados Unidos. Y esto causa algunas dificultades a la gente que trabaja en otras partes del mundo, en el sentido de si van a publicarles, y también creo que lo que ha pasado en los últimos diez años es que los Estudios Culturales se han globalizado, que la gente ha tendido a pensar, in¬¬¬ducida por los editores, en qué es lo que venderá en el mercado global. Y lo que venderá es teoría, porque la teoría es algo que se supone que está libre de cultura, lo que es una suposición claramente ridícula, pero es una suposición que harán los editores, de modo que actualmente hay cientos de libros sobre posmodernismo en la teoría cultural, pero parece ser un círculo vicioso, un cierto corpus teórico que no se corresponde con un desarrollo equivalente de trabajo empírico. Lo que para mí es importante de los Estudios Culturales es que siempre estuvieron empíricamente basados comparado con el momento en que yo empecé, que, en cierta forma era el momento de la teoría Screen, cuestionada por los Estudios Culturales. Lo que era importante para mí, cuando empecé a trabajar en este campo, a finales de los setenta y principios de los ochenta, es que era un momento en el que había un corpus teórico muy abstracto –la teoría Screen– que era cuestionado por el trabajo empírico que se hacía sobre las audiencias. Para mí fue un movimiento importante el que tuvo lugar entonces, a principios de los ochenta, y temo que este cruce empírico en los Estudios Culturales pueda haberse perdido porque no vende en los mercados editoriales internacionales.

En una entrevista realizada por Nilda Jacks y Thomas Tufte, James Lull criticó la “insularidad” de los Estudios Culturales anglosajones, dijo que los EC británicos y norteamericanos son una especie de club que excluye cualquier investigación de fuera de Gran Bretaña o Estados Unidos, ¿está de acuerdo con esto?

Creo que habla de insularidad en un sentido geográfico, nacionalista, no en un sentido de disciplina. Me refiero a que es evidente que hay un problema que tiene que ver con la lengua, que está parcialmente relacionado con el mercado editorial internacional. O sea que es realmente difícil para la gente que escribe en una lengua distinta del inglés que sea publicado internacionalmente, que sea traducido al inglés, porque la lógica del mercado editorial internacional es que está dominado por Estados Unidos, de modo que lo que venderá en Estados Unidos es lo que se publicará, y pienso que este es el problema. No es un problema del mundo académico, sino de la economía del mundo editorial. Como ya he dicho, los EC son difíciles de definir como disciplina. Hay una amplia gama de disciplinas que parecen haber apostado por los EC o bien que han contribuido a ellos. De manera que no estoy seguro de lo que quiere decir exactamente con esto.

Creo que lo que Lull quiere decir es que los Estudios Culturales británicos y norteamericanos son insulares en cuanto a la lengua, a la literatura, a su política, a que realmente se niegan a ver qué es lo que se hace fuera de sus países. Y estoy de acuerdo en que esto puede ser porque los investigadores de Asia o Latinoamérica son publicados en su lengua original, como el español por ejemplo, pero algunos se publican en inglés, aunque normalmente los investigadores anglosajones no los tienen en cuenta. Este es el caso de Néstor García Canclini, Jesús Martín-Barbero, Guillermo Orozco y Renato Ortiz.

Conozco a Orozco porque trabajamos en el mismo campo. El resto los conozco de nombre pero no lo que hacen.

Finalmente, ¿qué opina del trabajo que se hace en estas partes del mundo?

Bueno, creo que es una tradición diferente. El trabajo que he leído de Latinoamérica sobre niños y televisión o sobre niños y media, y también el trabajo sobre educación mediática, me parece que constituye una de las diferencias. En parte es porque el trabajo se lleva a cabo más fuera de la escuela que dentro, pero también porque se preocupa más por la familia o la comunidad. Me parece que esto son diferencias que conectan con mis argumentos sobre estas cosas y también con los de otros, o sea que pienso que es importante tener este diálogo. Quizá el mayor problema es que este trabajo no se traduce, y el problema es que el inglés es cada día más el lenguaje internacional, el que se usa en Internet. De hecho, diría que el inglés americano es la lengua del mundo editorial internacional.

Referencias

Buckingham, D. (2000) The Making of Citizens, Londres: Routledge.

Buckingham (2002) “Media Education and the End of the Critical Consumer” (disponible en línea en el web de la Cátedra Unesco de Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona: http://www.portalcomunicacion.com/catunesco/cat/activ/jorn.htm)

Kenway, J. y Bullen, E. (2001) Consuming Children: Education, Entertainment, Advertising, Buckingham: Open University Press.

Tufte, T., Jacks, N. (1998), “Entrevista con James Lull”, Causas y Azares, 7: 145-153.

Principales obras y proyectos de investigación del catedrático David Buckingham

Como autor:

-Public Secrets: ‘EastEnders’ and its Audience (British Film Institute, 1987)

-Children Talking Television: The Making of Television Literacy (Falmer, 1993)

-Moving Images: Understanding Children’s Emotional Responses to Television (Manchester U.P., 1996)

-The Making of Citizens: Young People, Television News and the Limits of Politics (Routledge, 2000)

-After the Death of Childhood: Growing Up in the Age of Electronic Media (Polity, 2000: traducido a tres lenguas)

Como editor:

-Watching Media Learning: Making Sense of media Education (Falmer, 1990)

-Reading Audiences: Young People and the Media (Manchester University Press, 1993)

-Teaching popular Culture: Beyond Radical Pedagogy (UCL Press, 1998)

-Small Screens: Television for Children (Leicester University Press, 2002)

En preparación: Education Media and Learning in the Home (Open University Press)

David Buckingham ha dirigido y participado en más de 10 proyectos de investigación nacionales e internacionales financiados, incluidos Digital Visions: Young People’s Creative Uses of New Technology (Arts Council), TV News and the Development of Political Understanding (Spencer/Nuffield Foundations), Children’s Media Culture: Education, Entertainment and the Public Sphere (ESRC), Pokemon and Children’s Global Culture (Fundación japonesa), Global Survey of Media Education (UNESCO). Proyectos en curso en 2003: Textuality in Video Games (Arts and Humanities Research Board), Learning Online: E-learning and the Domestic Markek (Economic and Social Research Council) y Children in Communication About Migration (Comisión Europea).

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