Patricia Mónica García Jiménez (Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM) reseña el libro de Massimo Canevacci “Fetichismos visuales. Una etnografía exploratoria más allá de la reificación”, publicado en Editorial UOC, colección Atlántica, marzo 2018, 202 páginas.
En esta primera edición en castellano de “Fetichismos Visuales. Una etnografía exploratoria más allá de la reificación”, Massimo Canevacci muestra, a lo largo de las 202 páginas, un trabajo profundo sobre la complejidad del mundo actual de la imagen, de lo visible, del observado, del que mira. El itinerario del profesor de Antropología Cultural en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Roma La Sapienza y profesor visitante en diferentes universidades y centros de estudios en Brasil, así como en la Universidad de Comunicación en Nanjing (China), se evidencia a través de las distintas miradas que ocupa en la observación minuciosa y la descripción detallada de los fenómenos que explora en su libro.
Este navegar entre lo espectacular, y a veces decadente, de la expresión visual humana y su virtual trascendencia -quizá también su muerte- se manifiesta en este camino ensayístico que, a la vez propone y susurra estructuras teóricas y metodológicas para arribar acaso a la comprensión de los distintos temas centrales. El título se cumple, esa exploración desde la metáfora para sortear los recovecos laberínticos del escenario estudiado enuncia una aventura tras otra durante su recorrido.
Desde el inicio del texto se aclaran los objetivos, las muchas hipótesis aciertan en la propuesta más que en la idea de ser concluyentes.
La puesta en escena del concepto de fetichismo como protagonista y guía permite ir enlazando los distintos objetos que el autor va trenzando a lo largo de su obra. La división en tres partes traslada al lector al ambiente narrativo del teatro o del cine en donde cada una de esas escenas, el relato dialoga con la teoría transdisciplinaria, con la ficción, con el análisis y la descripción aguda. Alta y arriesgada propuesta metodológica que se muestra razonada, justificada, quizá no para toda la comunidad científica; tal vez más precisa para quienes el fluir, como lo menciona el autor, es el camino no más seguro, pero sí el más liberador; el más mistérico propondría yo.
El fetichismo, su concepto, su transformación, su evolución -e, incluso, su renovación- se presenta ahí como el personaje principal que cambia, se modifica y sortea todas las vicisitudes de las situaciones a las que se enfrenta; un compromiso al puro estilo del morphing. Él (el fetichismo), como lo nombra Canevacci, es el objeto, el enfoque, el instrumento y vehículo de reflexión, encontrado en el seno de lo filosófico-práctico.
Bodyscape, location, scarscape, stauende, bodycorpse. El lenguaje siempre tiene límites, en palabras del físico Alexandre de Pomposo, por ello no se trata sólo de inventar nuevos vocablos como de generar estructuras formales para comprender el universo. Cuando Massimo Canevacci traslada los conceptos a un campo distinto, no sólo cambia el sentido, sino que formula atmósferas osadas y lo metafórico se rebasa: la palabra se diluye y emergen las preguntas. El montaje es el método dice el autor. Constante provocación a la faena de cuestionar.
Al inicio se expone de dónde surge la idea primordial del tema, la elaboración del libro, y es revelador y tentador el hecho de voltear a las lecciones en las aulas, a las presentaciones para los estudiantes, a la atención a sus preguntas y respuestas. El diálogo que es la invitación más clara que el escritor pone en la mesa. La conversación fluida entre métodos, disciplinas, ficciones, teorías, artes y ciencias.
Lectura ágil y afortunada en la narrativa versátil, con momentos crípticos que nunca obstaculizan, sino que hechizan; como misiles que provocan, de igual manera que una obra de arte.
“Fetichismos visuales” es un viaje a lo oculto del firmamento visual de la mano de Phantasos, Benjamin, Rilke, Adorno, Freud, Mauss, Lévi-Strauss y más voces que sirven de catapulta para inaugurar los trayectos reflexivos de Massimo Canevacci.